Dioses Indignos, Martillos Esperanzadores
«Desde que perdí mi martillo, ya no puedo volar ni recorrer los reinos, excepto con el poder del carneo. Ya no me encuentro entre las filas de los Vengadores. MI posición en Asgard es débil como mucho, mientras el reino eterno acaba encorvándose hacia el caos. Hasta el trueno a veces decide ignorar mi llamada»
Llegamos al quinto tomo recopilatorio de la extensa etapa de Jason Aaron al frente de la colección del Dios/Diosa del Trueno. El recorrido de un Thor que pierde la fe en sí mismo, y por tanto deviene en incapaz de levantar a Mjorlnir se encamina en este tomo hacia el final de la etapa, que cristalizará en esa Guerra de los Reinos que disfrutamos en el año 2019.
En este tomo, y dado que la etapa de Jason Aaron se estructura como muy larga pero repartida en varias series, encontramos como viene siendo habitual, dos series distintas.
Por un lado, tenemos El Indigno Thor, de Jason Aaron y Oliver Coipel que explora los sucesos de Pecado Original arrojando más luz sobre la indignidad de Thor. Por otro lado, seguimos con las aventuras de Jane Foster como Thor, esta vez centrándonos en sus misiones con la liga de los reinos y su enfrentamiento al Imperio Sh’iar.
Respecto del la primera serie, El Indigno Thor, en ella Thor recibe la noticia de que existe un martillo, un Mjorlinir distinto al que sostiene Jane Foster, del que puede que sea digno. Este martillo, no es otro que el del Thor Ultimate, que ya vimos en la mini serie Thors, y que es uno de los pocos vestigios que quedan de la Tierra 1610 tras su breve paso por Secret Wars.
A lo largo de los cinco números que dura la serie, Thor, ayudado por Bill Rayos Beta (quien le ofrece su ayuda y su martillo es una memorable escena) perseguirá este martillo de cuya existencia le advierte El Invisible (el sustituto del Vigilante en el que se ha convertido Nick Fury), pero para poder acercarse a él tendrá primero que derrotar al Coleccionista, quien lo reclama para sí.
Además, Thanos y su Orden Negra también quieren obtener el valioso pedazo de Uru procedente de un mundo muerto, pero lo que no resultará nada fácil para Odinson hacerse con el martillo en cuestión.
Lo mejor de esta historia, además de su magnífico dibujo, es sin duda su desarrollo y el cierre que Aaron le da a la misma, a todas luces sorprendente e inesperado. Sin ánimo de hacer spoilers, dejémoslo en que las cosas no son tan fáciles como nos podrían haber parecido en un principio.
Cambiando diametralmente de tercio, llega el momento de analizar los números de la serie de Thor protagonizados por la Diosa del Trueno que están insertos en este tomo.
Los mismos, son más transicionales de a lo que Aaron nos tiene acostumbrados, pero no hacen si no construir poco a poco los sucesos y desarrollar a los personajes para que el clímax final resulte creíble y atractivo. En un primer momento, el enfrentamiento contra Malekith continúa, esta vez con una Liga de los Reinos formada en secreto que intentando parar las artimañas del maldito, siempre va tres pasos por detrás de éste.
Al mismo tiempo, Jane Foster lucha como puede contra el cáncer que les está matando y la quimioterapia que no le hace ningún efecto (puesto que cada vez que se transforma en Thor es purgada de su organismo) al tiempo que intenta atender sus obligaciones en el Congreso de los Reinos, con un Cul que se convierte en su mayor enemigo dentro de la burocracia asgardiana.
Por otro lado, los Sh’iar entran en escena en este volumen, retando a un Thor que no se puede negar al desafío que se le brinda, a que combata con Sarra y Kitri, los dioses de los Sh’iar en un montón de estúpidas pruebas elegidas a capricho por los dioses de aspecto aviar que, si no son atendidas por Thor, conllevarán la muerte de muchos inocentes.
Los enfrentamientos se van sucediendo hasta que el Fénix hace aparición en una preciosa escena que sí que queda para recuerdo como uno de los mejores momentos de esta etapa.
Russell Dauterman lleva a cabo el dibujo de la mayor parte de esta serie con la excelente calidad a la que nos tiene acostumbrados, en un tomo que no podemos dejar pasar.
Lo mejor
• Poco a poco, serie a serie, se construye la mejor epopeya asgardiana marvelita desde Walter Simonson.
• El tratamiento que se hace del cáncer.
Lo peor
• La parte de la historia dedicada a Jane Foster a veces tiene demasiado relleno.
El recuerdo que tengo de esta etapa es: que bien escribia Aaron a la Diosa del Trueno y que mal al Dios del Trueno, fuera del primer arco.
Cuando aparece la flota de guerra asgardiana es uno de los momentazos de la coleccion
Es una decisión dificil para alguien que odia con toda el alma a Jason Aaron.
Pero adora el dibujo de Olivier Coipel.
Es veneno… Pero huele a canela… Pero es veneno… Pero….
La etapa de Aaron al frente de la colección la he leído a trozos, así que mi valoración es algo sesgada. Pero hay algunos puntos que NUNCA me gustaron de su trabajo.
El primero hacer de «Thor» un título y no un nombre. Thor es nombre propio. Thor Odinson, Thor hijo de Odín. Convertirlo en un título es una estupidez y demuestra no entender nada de mitología. Billy Rayos Beta, Thunderstrike o Tormenta blandieron anteriormente el Mjolnir y nunca se llamaron Thor. Que Jane Foster sí lo hiciese solo se justifica porque Aaron no tuvo suficiente imaginación para que se le ocurriese otro nombre, porque «Jane, diosa del trueno» no sonaba bien y además daba demasiadas pistas.
Y aunque reconozco que sí escribe bien el personaje de Jane Foster y que es una idea atrevida hacerla portadora del martillo, no deja d ser sintomático de cierta «alergia» de muchos guionistas actuales a escribir personajes secundarios que sean meramente humanos. Aún persisten algunos como J.J. Jameson, la tía May o Foggy Nelson, pero que manía de dotar de superpoderes a algunos para poder escribir algo «interesante» de los mismos (nótese que lo pongo entre comillas). Es como lo que ha hecho Hickam con Moira McTaggert, que lo encuentro detestable, cuando ya era un GRAN personaje antes (ver, si no, la saga de Proteo en la Patrulla-X)