Marvel Saga 38. El Castigador 7.

Garth Ennis y Goran Parlov relajan el ambiente tras la dureza de los esclavistas con una vuelta al esperpento y al mal gusto que siempre ha caracterizado al guionista irlandés.

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2390
 

Edición original:MAX: Punisher 31-36 USA
Edición nacional/ España:Panini Comics
Guión:Garth Ennis
Dibujo:Goran Parlov
Color:Giulia Brusco
Formato:Libro en tapa dura. 160 páginas.
Precio:15 €

 

La línea Max otorgó a Garth Ennis la libertad para regalarnos un Punisher ajeno al resto del Universo Marvel, con todo un microverso por el que campar a sus anchas y ofrecernos una versión muy realista y descarnada del personaje, que aquí no era héroe, ni tan ni siquiera un antihéroe, sino un loco obsesionado con el pasado que mataría a todo criminal que encontrara en su camino costara lo que costase.

Dentro de esa tesitura la verosimilitud de las tramas, que al ser ajenas al resto de personajes que pululan por La Casa de las Ideas con la salvedad de Nick Furia (que en Punisher Max también era muy distinto al Director de SHIELD que todos conocemos) era muy grande, una vez el lector da el necesario paso de suspensión de la incredulidad que requiere darle crédito a que un hombre sexagenerio lleve más de veinte años luchando contra el crimen en todas sus formas de manera brutal para vengar la muerte de su mujer e hijos, que nunca ha llegado a superar del todo.

El clímax de ese realismo llegó con el último arco argumental, Los Esclavistas, el cual también tuve el honor de reseñar y que nos presentaba al Castigador en medio de toda una compleja trama de trata de mujeres venidas de Europa del Este a Nueva York, en la que sus víctimas con la promesa de un pasaporte americano y una vida lejos de la guerra que asolaba sus países de origen, eran obligadas a prostituirse contra su voluntad.
Dicho arco argumental es incluso hasta el momento actual, más de diez años después, el arco argumental protagonizada por el Castigador (y quizás por cualquier otro superhéroe) que más ha ahondado en la perversa mente del ser humano y en la descarnada realidad del crimen, por lo que ante dicha tesitura Garth Ennis tenía dos opciones: O continuaba con ese tono, haciéndolo cada vez más realista y acabando por desdibujar al Castigador para acabar convirtiéndolo con el tiempo en un protagonista de novela negra policíaca, o relajaba el tono y daba a los fans de Marvel lo que normalmente buscaban, un Castigador que por duro y distinto que fuera, no estaban tan lejos del personaje que ya conocían.

La opción que por supuesto tomó Ennis fue la segunda, y es la que da lugar al cómic objeto de esta reseña: Barracuda, un conjunto de números en el que Ennis se aleja de esa verosimilitud del personaje que venía ofreciéndonos no ya desde los Esclavistas, sino desde el primer número del personaje en la línea Max, y en el que se acerca más a la casquería y exageración que siempre ha impregnado sus cómics y que le hizo famoso.
Evidentemente, por mucho que Barracuda tenga todas esas notas que definen a Ennis ni es un mal cómic, ni desde luego saca al Punisher de su elemento, en el sentido de que seguimos estando ante un Universo sin superhéroes empijamados en el que el Castigador lucha contra el crimen sea cual sea la expresión que éste adopte.
La historia nos presenta al Castigador, que tras limpiar con su particular estilo, una pequeña red de narcotrafincantes se topa con una trama empresarial que planea hacer mucho daño a un pueblo, contando el líder de dicho complot con un importante activo de su lado: Barracuda.

Barracuda es enorme, es brutal, no tiene miedo a nada, y resulta un hueso muy duro de roer para El Castigador, siendo quizás el primer villano que ha estado de verdad a la altura del personaje, prevaleciendo sobre el mismo tan sólo por una cuestión de puro y dura brutalidad y crueldad, no por complicados planes que lo pongan en jaque.
Estamos ante un tomo condenadamente divertido de leer, en el que los diálogos están repletos de palabras malsonantes, aderezadas con sangre por doquier y con todas las escenas de sexo ridículo que puedan caber en una página, siendo precisamente por eso por lo que el lector se enfrenta a lo que sin duda es un cómic de Garth Ennis en estado puro.
El dibujo de Goran Parlov (Viuda Negra, Punisher vs. El Universo Marvel, Y: El Último Hombre) es correcto para la historia que cuenta, presentádonos un Barracuda que sólo con aparecer ya hace que el lector se haga una idea de por qué todo el mundo que se cruza con él tarda exactamente dos segundos en hacérselo encima.

Pese a que hubiera preferido un tomo más cercano a Los Esclavistas, continuando la colección por dichos derroteros, la realidad es que si lees esta serie es porque te encanta Ennis, o porque has descubierto que te gusta, por lo que sin duda, este tomo es muy recomendable, al contener todos los elementos que definen al guionista, por muy facilón y cansino que pueda resultar el guión.

  Edición original:MAX: Punisher 31-36 USA Edición nacional/ España:Panini Comics Guión:Garth Ennis Dibujo:Goran Parlov Color:Giulia Brusco Formato:Libro en tapa dura. 160 páginas. Precio:15 €   La línea Max otorgó a Garth Ennis la libertad para regalarnos un Punisher ajeno al resto del Universo Marvel, con todo un microverso por el…
Guión - 6.5
Dibujo - 8.5
Interés - 5

6.7

Puro Ennis

Garth Ennis y Goran Parlov relajan el ambiente tras la dureza de los esclavistas con una vuelta al esperpento y al mal gusto que siempre ha caracterizado al guionista irlandés.

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Anónimo
Anónimo
8 septiembre, 2017 20:43

No estoy de acuerdo en la nota ni en que sea en absoluto «cansino» y «facilón». Lo primero es extremadamente subjetivo y por ello no voy a entrar a discutirlo, de acuerdo, pero en cuanto a lo segundo no puedo estar de acuerdo. Para hacer un guión como el de Ennis en este tomo tienes que tener una gran habilidad para los diálogos, para saber qué encaja en cada momento y eso no lo sabe hacer cualquiera. Ennis siempre cumple donde muchos quedan en evidencia. Luego decir que, aunque entiendo que sois muchos los redactores que hacéis reseñas y todos tenéis vuestro propio criterio, si los tomamos como un conjunto y comparamos las notas que les dais a unas obras u otras… en fin, encuentras cosas que no tienen mucho sentido. Me refiero a que obras y etapas de calidad contrastada que tienen incluso la vitola de clásicas obtienen muy a menudo (pero MUY) peor nota que obras actuales que ni fu ni fa (¿?).