Sin embargo, es claro que este tipo de sagas tal y como están conceptuadas, necesitan de vez en cuando de un respiro, el cual es necesario para que los autores puedan replantear la historia cuando ésta se acerca inexorablemente hacia su final, y para los propios lectores, que mes a mes van siguiendo un arco argumental que resulta difícil de unir con tanto espacio de tiempo entre una parte y otra, necesitando de varias relecturas una vez se va completando.
Es por ello que dentro de esta etapa surgió el arco argumental La Edad Dorada que nos llevaba a la interpretación propia de Bendis sobre el pasado de Daredevil y del propio Universo Marvel temprano y que ya reseñamos la semana pasada, y a este
Decálogo cuenta la historia de un grupo de ayuda que se reúne una vez por semana en la Iglesia, como tantos otros que existen en la actualidad, sobre todo en los Estados Unidos. Sin embargo, este grupo no está formado ni por alcohólicos anónimos, ni por veteranos de guerra, o por otra gente con un problema más usual, sino por distintas personas que de un modo u otro, se han visto afectadas por Daredevil, el cual en este punto, recordemos, se había proclamado el Kingpin de Hell’s Kitchen como único modo posible de erradicar la delincuencia de dicho barrio, del que Daredevil se ha erigido como total y absoluto protector.
Así, viviremos la clásica historia por capítulos en la que cada uno está dedicado individualmente a los distintos integrantes de este curioso grupo de ayuda, expresando sus miembros en qué les ha afectado la presencia de Daredevil en su ciudad. Y es que, quizás para los lectores habituales de cómics de superhéroes sea muy habitual verles paseando enfundados en sus coloridos trajes desfaciendo entuertos, pero no debemos olvidar que hablamos de seres cuasi divinos cuya presencia es ajena y terrorífica para el más común de los ciudadanos que no puede evitar sentirse pequeño ante semejantes seres que, aunque en el caso de Daredevil no hagan gala de unos superpoderes muy llamativos y visibles, desde luego se convierten en símbolos de la propia ciudad que protegen.
Alex Maleev, por su parte, se mantiene constante en un estilo de dibujo que destaca en los interiores de la iglesia y en las expresiones de los miembros del grupo de ayuda, cuyas inquietudes son fácilmente comprensibles por el lector merced al realismo del trazo del dibujante, que sigue manteniendo ese juego de claro oscuros que tan bien le sientan al personaje.
Sin duda, otro imprescindible para el aficionado (bueno, como todos los volúmenes de Marvel Saga del Daredevil de Bendis y Maleev) que ni puede ni debe dejar pasar esta compra.
Guión - 9
Dibujo - 8.9
Interés - 9
9
Sublime
Bendis y Maleev se aproximan al final de su etapa en Daredevil con un curioso arco argumental.
Que cojonazos tiene Bendis: llamar «Decalogo» a una historia de cinco partes. xD
¿La saga en si? Genial. Como toda su etapa de DD. Lo mejor que ha escrito este hombre y donde sus tics pesan menos.
No me gusta Alex Maleev y es una pena por que las tramas pintan bien pero no puedo con el dibujo de este hombre, en fin sobre gustos.