Personalmente, y desde que leí por primera vez un cómic suyo en Sam and Twich siempre he sido un fan absoluto de Brian Michael Bendis, no hay trabajo que me haya desagradado, es cierto que tiene muchas páginas más que notables a sus espaldas, e incluso en sus trabajos más insulsos soy capaz de encontrar puntos de interés, pero su etapa al frente de Daredevil algún día la ubicaremos en el olimpo que se merece, el de una de las mejores de cuantas ha tenido el diablo guardián, y buena muestra de ello es este segundo volumen recopilatorio lleno de momentos brillantes y con una ejecución de la trama milimétrica en la que las piezas van encajando de forma perfecta según va avanzando la historia.
Este segundo volumen continúa allí donde se quedó el anterior, se acabaron las historias cerradas e individuales, estamos ante una inmensa historia río en la que veremos evolucionar a Matt y su entorno más cercano, y claro está, marcará su carrera como defensor de la cocina del infierno. Como vimos en las últimas páginas del volumen anterior, Silke, tras el intento de asesinato de Kingpin y que Vanessa se marcase su particular vendetta ha acudido al fbi temeroso por su vida, tiene varias cartas con las que negociar protección, pero principalmente la identidad que se esconde tras la máscara de Daredevil, esa información no tardará en llegar a la prensa mediante uno de los policías en dificultades económicas y de ahí a publicarse en primera plana.
El juego que propone Bendis alrededor de la identidad secreta de Matt resulta sumamente interesante, tanto como ver el posicionamiento que va realizando Vanessa Fisk ocupando el inmenso vacío que ha dejado su marido, descubrir como la amante y frágil esposa se convierte en un ser tan despiadado y capaz de cometer actos inimaginables en el fondo es humanizarla, a fin de cuentas, ¿quién no intentaría tomarse la justicia por su mano ante el intento de asesinato de un ser querido? Y en medio de todo este jaleo, de esas guerras mafiosas, de esos intereses ocultos, la policía, la prensa y Silke temiendo por su vida tenemos a Matt Murdock y su socio Foggy Nelson teniendo que buscar la mejor opción para evitar que esta revelación termine con su carrera profesional, sin ánimo de desvelar la huída hacia adelante que propone Bendis si diré que me parece de lo más inteligente y audaz la propuesta que lleva a cabo. Arriesga, es cierto, pero ejecutada con tal precisión que resulta evidente la decisión tomada por ambos.
La lectura de esta etapa es placentera a muchos niveles, no sólo por lo que cuenta Bendis sino por la forma en que lo hace, el lector tiene la sensación de estar ante un inmenso tapiz lleno de jugadores en el que todos antes o después han de asumir su rol protagonista, no da puntada sin hilo, todo está perfectamente calculado y el guionista nos deleita con algunos de los diálogos más brillantes de género negro que se pueden leer en un cómic. Ayuda y mucho contar con Alex Maleev a los lápices quien ha sabido llevar a su terreno la suciedad de la historia para embrutecer su trazo al máximo sin perder un ápice de espectacularidad.
Tras dejarnos extasiados pues con esta historia en seis partes titulada A la vista, toca dar paso a una pequeña historia en tres partes que lleva por título El juicio del siglo, en ella veremos como Luke Cage y Danny Rand pedirán ayuda a Matt y Foggy para que defiendan de la acusación de asesinato a su amigo xx, actual portador del amuleto del Tigre Blanco, antiguo superhéroe y que dejó de patrullar las calles después de que su pareja se lo pidiese en busca de una vida ‘normal’, sin darse cuenta, y tras años de no calzarse el traje de Tigre Blanco volverá a salir a las calles con la mala fortuna de verse implicado en un atraco que terminará con el asesinato del tendero y la policía dando por sentado que es él el asesino. Matt a pesar de él lío en el que se encuentra tras revelarse su identidad secreta aceptará el caso convirtiéndose en un símil de lo que le puede pasar a él en un futuro en el que puede terminar sentado en el banquillo de los acusados. La historia es magnífica, es cierto que se aleja del tono de mafias y guerras de familia que venía teniendo la serie hasta la fecha pero este paréntesis en el que para nada se obvian las tramas que se venían desarrollando sirve de pequeño respiro, y cuando además, el guionista es capaz de cerrar esta historia en tres partes de la forma en que lo hace al lector sólo le queda aplaudir con fuerza ante el despliegue que ha llevado a cabo. Al contrario que la historia anterior, el arte en esta ocasión recae en manos del dibujante salmantino Manuel Gutiérrez quien se encarga de las dos primeras partes, y del dibujante Terry Dodson quien concluye la historia, no se si de forma intencionada pero cada uno en su estilo si que intentan acercarse a esa forma ‘sucia’ de encarar la página que plantea Alex Maleev, con lo que a pesar del cambio de autores y de estilos se nota por lo menos una continuidad gráfica.
Es imposible no disfrutar de esta etapa de Daredevil y a buen seguro que satisfacerá incluso los lectores enemigos del trabajo de Bendis, es inevitable quitarse el sombrero ante su propuesta, su argumento, como hace evolucionar la trama y claro está sus afilados diálogos. Una etapa excelente, magnífica a muchos niveles y de la que aún tenemos bastantes volúmenes por delante para seguir deleitándonos.
Guión - 8.5
Dibujo - 8
Interés - 8.5
8.3
Imprescindible
Segundo volumen recopilatorio de la que es una de las mejores etapas de Daredevil, la escrita por Bendis y dibujada por Alex Maleev.
» no hay trabajo que me haya desagradado» no leas sus Xmen
Para mí (y es una opinión muy personal y muy subjetiva) a partir de que termina su estancia en Daredevil y exceptuando Ultimate Spiderman, todo cuanto ha hecho Bendis a partir de ese momento, ha sido vivir de las rentas de «Torso», «Sam & Twitch», «Alias» y este «Daredevil».
Y mira que ha hecho cosas este hombre, su nivel de producción ha sido altísimo, con varias series a la vez en un mismo momento… quizás ése es el problema de Bendis.