El Daredevil más aventurero
En el cómic superheroico, resulta mucha veces difícil para los guionistas de turno, ocuparse de determinados personajes. Y es que, ¿Cómo contentar al público habitual, al tiempo que encandilamos al posible nuevo público potencial, innovando a la vez que mantenemos las estructuras básicas del personaje y su entorno? La respuesta a esta larga pregunta no es ni mucho menos fácil, y la forma de abordar esta cuestión depende, en la mayoría de casos, de quién sea el guionista en cuestión.
En el caso de Daredevil, Mark Waid tenía claro que prefería a la criatura clásica que crearan Stan Lee y Bill Everett, a ese chistoso saltimbanqui que no permitía que su discapacidad agriara su ácido humor ni que perturbara su férreo concepto de justicia. Y es que, si bien desde que Frank Miller irrumpiera en la colección, el personaje había sido recreado desde cero, convertido en un individuo trágico, oscuro, católico y duro con los criminales y con el concepto que tenía de si mismo, ello no quería decir que no pudiera cambiar.
Y es que, ahí está la magia del cómic superheroico. Existen tantas etapas y tantas concepciones de cada personaje, que en realidad, todo se ha contado ya, y nada concuerda en realidad con nada, por lo que cada escritor puede hacer lo que quiera abordando los puntos de vista ya utilizados o creando otros nuevos.
Por eso, Waid prefirió volver al clasicismo de Lee y Everett, pero con un punto de vista actual, creando el que quizás sea el Daredevil más rompedor e innovador desde, curiosamente, el de Frank Miller.
En anteriores reseñas relativas a eta etapa, ya hemos abordado como aquí el enfoque Pulp, la maravilla y la aventura, prevalecían sobre la oscuridad y el vigilantismo tradicional, y sin que todo esto se deje de lado, es en este tomo, ya próxima la etapa de Waid a su final, cuando el guionista decide dar un giro de ciento ochenta grados y acercar más a la colección a lo que venía siendo hasta su llegada.
De este modo, el tomo comienza con una fuerte discusión entre Foggy Nelson y Matt Murdock que termina por separar la sempiterna sociedad jurídica y mercantil de ambos, no para siempre, como el lector habitual ya imagina, pero sí durante el tiempo suficiente para poder hacer cosas interesantes con ambos personajes.
Y es que, son precisamente estos cambios, aunque los mismos no estén llamados a durar, los que permiten que cada etapa tenga su sello distintivo, el de su equipo creativo, que aquí decide darnos una pequeña lección de realidad, y es que, nunca nos hemos creído que Foggy aceptara trabajar con Matt, un socio que apenas está en el despacho, apenas trabaja y que tan solo trae problemas a lo que para Foggy, siempre tratado de segundón a pesar de ser un gran abogado, es su medio de vida.
El tomo continúa con la introducción de un nuevo villano: Coyote. Este peligroso ser, con poderes casi idénticos a los de Spot, La Mancha, utiliza los mismos de una forma mucho más macabra que el mentado villano y es enviado por los científicos que lo han creado a acabar con Daredevil, llegando a separar la cabeza del héroe de su cuerpo, en escenas que no solo tocan un poco el terror, si no que están maravillosamente ilustradas.
Y es que, a Chris Samnee, habitual dibujante de la etapa que nos ha mostrado a uno de los mejores Daredevil que hemos podido conocer en el terreno gráfico, se une Mike Allred, el dibujante de grandes cómics como Estela Plateada e Izombie, que hace aquí gala de su particular estilo pop y alocado que convierten este tomo en un auténtico must.
Si no tienes miedo a zambullirte en un Daredevil distinto al que conoces de otras lecturas previas y/o posteriores, o al de la serie de Netflix, esta es la etapa que sí o sí, debes de leer.
Lo mejor
• El dibujo de Samnee y Alred.
Lo peor
• Que cambios como la ruptura de Nelson y Murdock no estén llamados a durar o ser desarrollados.
Guión - 6.5
Dibujo - 8.5
Interés - 7
7.3
Entretenido
Mark Waid, junto a Chris Samnee y Mike Allred continúa su particular etapa en Daredevil combinando acción, humor y no poco misterio.
Viendo estas paginas de Samnee me hace apreciar el parecido que tienen otros nuevos dibujantes como Paul Azaceta o Tom Reilly al primero.