Hasta un Hombre sin miedo puede aterrorizarse
Ya en repetidas ocasiones, y aprovechando la reedición en su aclamada línea Marvel Saga que Panini Cómics está realizando de este material, hemos alabado sin reparar en halagos la etapa de Daredevil de Mark Waid y Chris Samnee.
La dilatada experiencia como guionista del género supeheroico del primero, unido al particular dibujo del segundo, hicieron de este cómic uno de los más frescos y novedosos de se época, y dado el tono de las series y películas pertenecientes al Universo Cinematográfico Marvel, así como lo poco que hemos podido ver de Daredevil dentro de este universo audiovisual; es aquella en la que parece que se está fijando Kevin Feige para introducir al personaje como parte de dicho universo accesible a través de la plataforma Disney+.
Acostumbrados durante décadas, a un Daredevil más sombrío, solemne y taciturno, desde que Frank Miller se hiciera cargo del personaje, adoptándolo como propio hasta el punto de que imprimió más personalidad en él que Stan Lee y Bill Everett cuando el Hombre sin Miedo fue creado, Mark Waid y Chris Samnee dieron un auténtico golpe en la mesa cuando presentaron a su propio cuernecitos al mundo.
Y es que, tras el innegable éxito de las etapas de Bendis y Brubaker, y la cuestionable y ramplona Tierra de Sombras de Andy Diggle, lo mejor era renovar al personaje por completo, y sacar a sus lectores habituales de su zona de confort.
El resultado fue una trepidante etapa en la que el humor, los enredos amorosos, las piruetas y el heroísmo entendido no como venganza o justicia retributiva, si no como ayuda a los más débiles y necesitados, acaparaban toda la atención.
En este punto, y siempre acompañado de ese dibujo de Chris Samnee que hacía al Diablo Guardián distinto y más interesante que otras colecciones coetáneas con menos personalidad, el Daredevil de Mark Waid se preparaba una vez más para sorprendernos y sacarnos, otra vez, de nuestra habitual y calentita zona de confort.
El resultado es este tomo quinto, que reedita los números veintidós a veintisiete de la colección del personaje (en su tercer volumen correspondiente con esta etapa) en la que si a algo se enfrenta Matt Murdock es al más puro drama.
Ello no deja de sorprendernos por cuanto le hemos llegado a ver bromear al respecto de su identidad secreta con sus amigos y conocidos, en esta etapa en la que dicho asunto es más un recurso cómico que un eje de su trama, como si lo fuera en etapas anteriores.
Pues bien, es la noticia de que Foggy Nelson se encuentra gravemente enfermo la que hará que Matt abandone su jovialidad habitual, buscando ayuda en todos los lugares posibles para que su socio y mejor amigo pueda sobrevivir, al tiempo que se pregunta si puede ser Daredevil cuando es más necesitado como Matt Murdock.
En este punto, hemos de decir que para tratarse, por esta cuestión y aquella de que hablaremos a continuación, de la historia más dura y dramática del Daredevil de Waid y Samnee, la forma que tiene el personaje de afrontar dicho drama no tiene nada que ver con lo que podemos conocer previamente por otros autores como Miller, Bendis, Brubaker o incluso el más reciente Zdarsky.
Por supuesto que este Matt no se ríe ante el peligro o el sufrimiento de sus amigos, pero tampoco afronta el mismo como si se trata de una prueba divina que debe superar con fuerza de voluntad y puñetazos. El Murdock de Mark Waid es un justiciero que afronta este tipo de embates de la vida con la mejor cara posible y tratando de pensar siempre en una solución que mantenga su mundo en pie.
Desgraciadamente, Daredevil no tendrá mucho tiempo para afrontar estos problemas, puesto que un nuevo y mortífero enemigo, que para colmo parece conocer a Daredevil desde su origen, con unos poderes idénticos a los suyos, llamado Ikari, ha decidido acabar con él.
En este punto tenemos a un Chris Samnee completamente desatado (al que acompaña el color de un Javier Rodríguez sobresaliente) que no solo diseña a un villano que recuerda al Daredevil original y al pasado de boxeador del padre de éste, si no que idea una nuevo traje para Matt basado en su identidad civil, y nos regala dinámicas y maravillosas escenas de batalla en las que parece que estemos ante una magnífica serie de animación del personaje.
Sin duda, una etapa a reivindicar que con el paso del tiempo se ha convertido en un hito dentro de la versión moderna del personaje y cuyo quinto tomo, la eleva a la categoría de imprescindible.
Lo mejor
• El dibujo de Chris Samnee.
• El color de Javier Rodríguez.
Lo peor
• Que este tipo de puntos de inflexión tan definitorios para el personaje no tengan trascendencia más allá de esta etapa.
Guión - 7.5
Dibujo - 9
Interés - 8
8.2
Imprescindible
Tras dos años de andadura editorial, la etapa de Mark Waid y Chris Samnee a cargo del diablo de la cocina del infierno llega a uno de sus puntos de inflexión más trepidantes.
Qué cómic más entretenido, divertido, emocionante e interesante. Lo leí hace tiempo y disfruté cada minuto que le dediqué.