Un abogado, un bufón y una serpiente entran en un Juzgado…
Hay tantas versiones de personajes Marvel como autores ponen sus manos sobre ellos. Y lo mismo ocurre con DC. Y es que, cuando hablamos de personajes con varias décadas de historia a sus espaldas, el viejo axioma “renovarse o morir” cobra más vida que nunca.
Sí, podemos discutir acerca de qué mínimos debe cumplir cada versión del personaje de que se trate para que la innovación no lo aleje demasiado de ese espíritu que le hace fácilmente reconocible. Igualmente, podemos debatir acerca de sí tienen que existir esos mínimos y si la libertad creativa debería poder hacer los cambios que quisiera.
Sin embargo, sea como fuere, basta con coger cualquier cómic de un personaje Marvel de los últimos veinte años, y contrastarlo con un cómic de otra época del mismo personaje a lo largo del Siglo XX para ver que las diferencias son demasiadas, hayan tardado más o menos en llegar al personaje.
En el caso de Daredevil, el otrora vigilante chistoso y saltimbanqui que crearan Stan Lee y Bill Everett, fue transformado desde que Frank Miller irrumpiera como una apisonadora en la colección en un justiciero oscuro y taciturno, de profundas raíces católicas que hacía suya la Cocina del Infierno mediante el respeto que solo el miedo es capaz de infundir.
Sin embargo, cuando Mark Waid llegó a la franquicia, decidió recuperar a ese personaje más luminoso y hasta chistoso que existiera en origen y así, diferenciarse de los autores que le habían precedido y que se limitaban a seguir la sempiterna estela de Miller.
El resultado, como hemos comentado en no pocas ocasiones, es un cómic de gran calidad que marcó la diferencia no solo en el personaje si no sin duda, dentro de la propia Casa de las Ideas.
En lo relativo al tomo que nos ocupa, en el mismo aparece tras mucho tiempo en el olvido, el Bufón, un villano habitual de Daredevil que sin embargo no veíamos desde los números veinte a veinticinco del volumen dos de la colección en el que irrumpiera Bob Gale.
Pues bien, esta versión mucho más festiva del personaje es más proclive a aceptar a este tipo de villanos, al tiempo que tenemos una gran trama desarrollada con la Sociedad Serpiente y el control que ésta lleva del sistema judicial.
Por otro lado, Daredevil hará causa común con la Legión de los Monstruos (Hombre Lobo, aquella versión zombificada de Frank Castle y un largo etcétera de personajes monstruosos de Marvel) para resolver sus problemas al tiempo que intentará resolver la situación de corruptela en los Juzgados ejerciendo como jurista y no como superhéroe.
El resultado de todo esto tendrá grandes consecuencias en la vida del Hombre Sin Miedo, quien se ve obligado a dejar de ejercer su profesión en Nueva York y a huir a un San Francisco donde quizás pueda ejercer la abogacía.
Waid demuestra aquí una combinación absoluta del tono desenfadado y distendido que la cabecera de Daredevil tiene en sus manos, con temas más serios como la prevaricación judicial, la corrupción a gran nivel, y la consecuencias que para un abogado o para sus socios, puede tener el saltarse la Ley cada vez que le venga en gana.
Por otro lado, la cuestión del cáncer de Foggy Nelson sigue teniendo no poca importancia en la trama, lo que además de alimentar el contraste entre tramas al que hacemos referencia, hace que Daredevil lidie contra un enemigo al que no puede batir por los métodos habituales, otorgando mayor calidad a una etapa que ya de por sí es de lo mejor que podemos encontrar en el personaje.
Todo ello aderezado con el magnífico dibujo de Chris Samnee que en este tomo contaba con Javier Rodríguez para dibujar aquellos números en los que Samnee no estaba disponible en lo que nosotros como lectores, tan solo podemos agradecer.
Otro imprescindible Marvel Saga que se va para casa.
Lo mejor
• Como siempre en lo relativo a esta etapa, el dibujo.
• El juego de contrastes que realiza Mark Waid.
Lo peor
• Que esta versión de Daredevil haya sido olvidada tan rápidamente tras su final.
Guión - 6
Dibujo - 6.8
Interés - 6.1
6.3
Imprescindible
Mark Waid, Chris Samnee y Javier Rodríguez, continúan la epopeya de este Daredevil tan distinto al que veníamos disfrutando en las últimas décadas.