La oda simbiótica de Dan Slott
«¿Cuantas veces habéis estado en la cárcel, 400? ¿Y ya tenéis cinco familias? Voy a tener que hablar con el alcalde sobre vuestros privilegios conyugales»
Todo escritor tiene sus filias y fobias, sus obsesiones particulares que le llevan, cuando escribe sobre uno u otro personaje, a dejarlas plasmadas en sus guiones. Y es que, cuando hablamos de cómics de superhéroes, en los mismos encontramos a personajes con décadas de historia a sus espaldas, por lo que es natural que de todo ese caldo de cultivo previo, cada autor seleccione los elementos que más le gustan, ya sea por nostalgia de lecturas pasadas, porque cree que tiene más potencial o simplemente, porque quiere y puede.
En el caso de Dan Slott, su labor de más de una década al frente de El Asombroso Spiderman, y eso sin contar su en absoluto escasa intervención en Un Nuevo Día, le llevó por distintos derroteros que supo explorar a las mil maravillas. La larga etapa de Spiderman de Slott le permite diseccionar a un Peter Parker que no siempre tiene mala suerte y que tiene éxito en los negocios, a Norman Osborn, a Otto Octavius, o incluso meterse en el berenjenal de las realidades paralelas usando para ello un vehículo tan reciente en la historia del trepamuros como era Morlum y su sed de arañas.
Pues bien, parece ser que esos diez años no dieron lo suficiente de sí que a Slott le habría gustado, y dado que tenía que alternar la escritura de la serie llevándola por los caminos que él quería, con la participación de Peter en los distintos eventos editoriales del momento, descubrimos que se quedó sin espacio para los simbiontes (si bien esto lo arreglaría no solo con esta historia, si no con el tomo siguiente en el que Matanza hacía aparición de una forma inesperada)
En efecto, si repasamos los cómics arácnidos de Dan Slott veremos que por supuesto, aparecen simbiontes, pero no en una cantidad especialmente destacable o que defina la etapa del escritor.
Por ello surgió, cuando Slott ya sabía que el final de su etapa se acercaba, esta suerte de evento arácnido auto contenido, Veneno Inc, en el que Flash Thompson, el Agente Veneno (o quien fue el mismo), Eddie Brock (el Veneno de toda la vida), Lee Price (uno de los últimos portadores del simbionte), Peter Parker (cuya relación con el simbionte no hace falta que expliquemos) o incluso Manía, se veían envueltos en una batalla que los implicaría a todos ellos y a gran parte de los criminales de Nueva York.
Y es que, Lee Price utilizaba su conexión con el simbionte para “Venomizar” a sus rivales en el hampa y hacerse así con el control del elemento criminal de la Gran Manzana, lo que evidentemente tenía que ser parado por Peter, Flash y Eddie, quienes en este momento no tenían una relación muy buena que se dijera.
Eddie y Peter aunque habían dejado de intentar matarse hacía años (porque Eddie por fin había entrado en razón al respecto) no congeniaban como lo hacen ahora, por lo que su alianza resultaba frágil, débil y efímera, y aunque entre Flash y el trepamuros existía respeto y admiración mutua, Peter no podía entender por qué Flash quería proteger a un simbionte que una y otra vez le había demostrado ser malvado y tóxico.
Por su parte, Flash se consideraba mejor portador del simbionte que Eddie y Eddie no podía evitar tener celos hacia el que fuera un condecorado soldado del ejército estadounidense.
Con todos esos problemas que añadían entretenimiento y profundidad a la historia, se fraguaba una trepidante aventura que discurría por One Shots propios así como por las colecciones de Veneno y Spiderman y que satisfacía todas las filias que Slott tenía con el conocido simbionte.
Además, como telón de fondo teníamos una investigación llevada a cabo por Ned Leeds antes de morir y en la que su viuda, Betty Brant decidía ayudarle, lo que añadía cierta profundidad al cómic.
Al dibujo se encontraban distintos autores, destacando Ryan Stegman que todavía aquí irreconocible respecto de lo que haría más tarde con el personaje, tenía su primera toma de contacto con el famoso Klyntar venido del espacio durante ciertas Guerras Secretas.
Todo un despliegue de efectos especiales y fuegos de artificio que hacían de esta historia no un gran cómic, ni un conjunto de grapas recordable para el personaje, pero sí una obra muy entretenida apta para los fans de los simbiontes.
Lo mejor
• Trepidantemente divertida.
Lo peor
• Pese a su divertimento una historia con tanto elemento significativo tendría que haber sido más trascendental.
Guión - 6
Dibujo - 7.5
Interés - 6
6.5
Trepidante
Dan Slott y otros escritores y artistas de toda índole y condición unen a a las principales encarnaciones del simbionte Veneno en una aventura muy entretenida.