QUEDARSE CON HAMBRE
«Me siento como dos personas desmoronándose.»
Aquí le echamos un vistazo a la edición de la etapa de Paul Jenkins a cargo de la cabecera de El Espectacular Spiderman, que el pasado año cumplió su vigésimo aniversario y llegó de nuevo a las librerías españolas de mano del sello Marvel Saga de panini cómics. Paul Jenkins venía de escribir El increíble Hulk, la miniserie de Lobezno: Origen a principios de siglo y era conocedor del personaje y de la lección que Marvel aprendió en los 70 de sacar el máximo partido a la popularidad del arácnido con más y más cabeceras a su nombre, al haber escrito con anterioridad Peter Parker: Spiderman.
El primer arco, que se recoge en este tomo, enfrenta a Peter contra uno de sus más populares némesis, Veneno. La historia se centra en torno a ataques misteriosos que la policía caracteriza como vampíricos y de los que no tardamos en descubrir que el simbionte es el culpable. Mientras, Peter tendrá que lidiar con una nueva comunidad de vecinos y con su viejo conocido, compañero e incluso amigo Flash Thompson en estado de coma y requiriendo atención y cuidados.
La premisa parece simple, pero el guion de Jenkins cuenta con giros de la trama que intentan darle más profundidad y dar a entender que hay más en juego de lo que podríamos presumir. Sin embargo, la narrativa se mueve a un ritmo lento y cuando las cosas se ponen más interesantes, el arco llega a su fin sin alcanzar grandes resoluciones. Las caracterizaciones de los personajes tampoco son excelentes, Eddie Brock se presenta aquí distinto a lo que vimos en apariciones previas y de lo que hemos visto en posteriores, mostrándose más patético e indefenso, e incluso Peter sufre por esto en mi opinión, tomando decisiones que cuesta comprender. Después de cuatro números, el arco comienza un sprint para alcanzar su conclusión y la historia se cierra con nuevas revelaciones y promesas que a día de hoy no han visto su oportunidad de cumplirse y con un Spiderman que, a falta de un término mejor, se rinde.
En cuanto al arte de Humberto Ramos, es apropiado decir que tiende a ser objeto de controversia. Su estilo es muy propio y caricaturesco en su anatomía y proporciones, presenta a personajes con cabezas grandes y perfiles o bien muy redondeados, o bien muy angulados y con pómulos prominentes. Spiderman luce un cuello especialmente largo y el contorno negro de los blancos ojos de su máscara es más grueso que con cualquier otro dibujante y Veneno se convierte en una monstruosa masa negra de formas alienígenas. Todas estas decisiones de diseño son, buenas o malas, radicales y por ello causan una reacción igual de extrema en el lector. Para este caso concreto, la historia podría haberse beneficiado de un artista capaz de enmarcar mejor las conversaciones, dada su importancia en la trama, pero creo que las escenas con Veneno, y sobre todo con Eddie Brock, son en su mayoría notables y que esto se debe a un papel mayor del entintado que en otras viñetas pasa más desapercibido.
Esta obra fue en su día un punto importante en la vida editorial de Eddie Brock, presentando nuevos desarrollos e ideas y cambiando la perspectiva sobre su historia pasada por medio del comúnmente temido recurso de la retrocontinuidad. Estos cambios que se prometían radicales y que para muchos, servidor incluido, debilitaban dramáticamente al personaje han quedado con el tiempo obsoletos, derrocados por la poderosa arma de la retrocontinuidad, empuñada esta vez por otros autores. Sin su importancia en la continuidad, la obra solo tiene sus propios méritos para sostenerse, y el entretenimiento que ofrece no puede evitar ser olvidable.
Lo mejor
• La relación entre Peter y Flash.
Lo peor
• La trama no encuentra el ritmo adecuado.
• No es una historia para que brille el arte de Ramos.
Llevadero
Guión - 6.5
Dibujo - 6.5
Interés - 6
6.3
Un primer arco poco memorable, cuyas ideas han sido desechadas con los años.