FINAL DE FUNCIÓN
«No soy como todo el mundo.»
Echamos un vistazo al tomo final de El Espectacular Spiderman en el formato Marvel Saga publicado por panini cómics. Este tomo, al igual que los anteriores, se dedica a recoger la etapa del guionista Paul Jenkins, motivo por el cuál esta recopilación salta del número 22 de la edición original al número 27, que supone el final de la serie. En estas entregas Jenkins abandonó la que había sido su fórmula en los tres últimos arcos, en los que se centraba en explorar la tragedia detrás de algunos de los villanos más célebres del lanzarredes para contar una historia en la que Spiderman hacía equipo con el Capitán América y más allá tan solo tres números autocontenidos.
Los primeros seis números corresponden al arco que comentaba. La aparición de una misteriosa mujer altera el sentido arácnido de Peter, que en busca de encontrar la fuente de su dolor de cabeza se encuentra con un Capitán América que parece saber más de lo que está dispuesto a compartir sobre la enigmática dama. Este arco fue publicado en 2004 con una portada que insinuaba una conexión con Desunidos, el inicio de la etapa de Bendis en Los Vengadores, nada más lejos de la realidad, aquí la trama se centra en un villano original, sexualizado hasta el extremo como cabría esperar de la época, con un plan que bordea el absurdo y que cae en teorías conspiranoicas. Además de tener una premisa floja, el aspecto que menos brilla en estos números es el manejo de los personajes; Peter se muestra excesivamente inmaduro; sus interacciones con Capitán América, además de ser muy breves, dejan al protagonista en mal lugar y su relación con Mary Jane se ve limitada a clichés manidos hasta el hartazgo.
En lo gráfico, Michael Ryan comienza a cargo de los dos primeros números del arco con un estilo sólido aunque algo inconsistente, especialmente en lo que se refiere a las expresiones faciales. Los colores cortesía de Studio F están demasiado desaturados, lo que impide que nada salte a la vista. Los dos números siguientes traen de vuelta a Humberto Ramos a la serie, con un trabajo en la línea de lo que habíamos visto de él, poco detalle en los fondos, y proporciones exageradas y entintado una vez más por Wayne Faucher. Aquí saca a relucir sus virtudes para mostrar escenas de terror corporal y de acuerdo con comentarios que he hecho en reseñas anteriores, creo que el dibujo de Ramos se beneficia de un entintado prominente, que ponga el foco sobre su talento para la composición y la narración visual. Las dos últimas entregas del arco corren a cargo de Paco Medina con tintas de Juan Vlasco, el mexicano presenta un estilo caricaturesco que comparte algunos de los defectos de los artistas anteriores, en especial la falta de consistencia en las expresiones faciales. Aún así, el trabajo de Medina es bastante disfrutable cuando tiene la oportunidad de dibujar a Spiderman y otros héroes de la editorial de lleno en la acción.
Al final del último arco argumental de Jenkins le siguen dos números autoconclusivos, y que son los que más he disfrutado del tomo. El primero presenta a los héroes reuniéndose para celebrar una partida de póquer en favor de la beneficencia, en este número el autor británico sí muestra buena mano a la hora de manejar las personalidades de distintos personajes y resulta siendo una historia simpática si bien un tanto intrascendente. El siguiente número recorre un camino similar, una trama entrañable en la que Spiderman hace frente a lo que le sucede a los villanos que atrapa y que en lugar de regresar en busca de venganza, se pierden entre la multitud. Con esto, la entrega forma parte de una larga tradición de números que sirven como homenaje al lanzarredes pero que a la larga no dejan huella en la trayectoria del personaje. Estos dos números están dibujados por Talent Caldwell y entintados por Robert Campanella el primero y por Norman Lee el segundo. El trabajo del artista estadounidense hace honor a su nombre siendo consistente y dinámico y elgiendo el nivel de detalle más apropiado para cada viñeta.
El que fuera el último número de la cabecera y que lo es también de este tomo se suma a la mencionada tradición de homenajear al trepamuros, en él Peter visita la tumba del tío Ben en un nevado día navideño y hace recuento del estado de su vida al tiempo que recuerda momentos de su infancia. Con esta premisa, Jenkins expone su versión de la naturaleza de Spiderman y su motivación y resulta, una vez más, un número entrañable lleno de amor por el personaje. El arte de Mark Buckingham, con colores de D’Israeli, es versátil y muy apropiada para el tono de la historia aunque el carácter del acabado parece cambiar de una página a otra.
En definitiva, estamos ante un tomo que va de menos a más y en el que los mejores números son sentidos homenajes al personaje y completamente autocontenidos. Las etapas longevas de un mismo autor con Spiderman suelen contener al menos un número de este tipo, en el que el guionista aprovecha para mostrar su afecto hacia el personaje pero este período de Paul Jenkins en El Espectacular Spiderman sin ser especialmente largo (no llega a los 25 números) contiene múltiples entregas de esta índole, hasta el punto que pierden su carácter especial. El arco argumental que contiene este tomo es con seis números el más largo del autor en la colección y también el más pobre, ninguna de las premisas propuestas por Jenkins en la serie alcanza la calidad de las historias que simultáneamente Joseph Michael Straczynski presentaba en la serie principal ni de su trabajo anterior con el personaje, pero este último arco se rebaja a los peores estándares y no justifica el baile de dibujantes que acarrea.
Lo mejor
• El último número.
Lo peor
• El último arco argumental de la serie es muy pobre.
• El baile de dibujantes.
Decepcionante
Guión - 4.5
Dibujo - 5.5
Interés - 5
5
Un tomo que va de menos a más y en el que los mejores números son sentidos homenajes al personaje y completamente autocontenidos.