Resurrecciones. Un tema cíclico y muy usual en el cómic superheroico. Algo tan asentado en el género, que cuando un personaje de una franquicia, a nada que sea principal, fallece, como lectores tendemos a no creérnoslo y a comenzar a teorizar cómo y cuándo se producirá su regreso de entre los muertos cuando su cadáver todavía está caliente.
Para quien esto escribe, hace tiempo que las resurrecciones dejaron de ser un mal endémico del cómic de superhéroes, para convertirse en algo tan inherente al mismo como las capas o la eterna lucha entre el bien y el mal. Como lector, soy consciente de que el personaje en cuestión siempre volverá, pero prefiero quedarme con el disfrute de la historia que se cuenta sobre su muerte, y con el disfrute de la historia que se cuenta sobre su resurrección. Y es que, creo que como lectores es a eso a lo que venimos.
A disfrutar de los cómics, a gozar con sus historias, y en el caso de resurrecciones a enarcar la ceja preguntándonos si la historia de regreso tendrá calidad o será un pastiche contado de forma apresurada solo por la imposición editorial de la vuelta del finado.
En el caso de Los Cuatro Fantásticos de Jonathan Hickman, Johnny Storm había fallecido unos cuantos números atrás, en una escena contada en la Zona Negativa que nos puso a todos los pelos como escarpias. La colección cambió su nombre a Fundación Futuro, incluyendo a Spiderman entre los miembros del grupo, y procedió a recuperar su título y su numeración clásica para el Fantastic Four #600 en el que la Antorcha Humana resucitaba (si bien Fundación Futuro continuó por su lado donde lo había dejado).
La resurrección de Johnny no resulta tan forzada como otras que hayamos podido leer, básicamente porque quienes se encargan de devolverle la vida son Annihilus y sus esclavos insectoides, que con su tecnología de la Zona Negativa son capaces de eso, y mucho más. Annihilus busca un guerrero que lo entretenga en el coliseo que se ha montado, y la Antorcha Humana es perfecta para el puesto.
Al margen de ese detalle, hemos de decir que el número 600 de los 4F es todo un canto de amor a la Primera Familia, con diversos especiales insertos al final de la historia que desprenden verdadero cariño por el grupo fundacional del Universo Marvel. Y es que Hickman puede ser un iconoclasta, pero un inconoclasta que ama los comics y el medio para el que trabaja.
Pues bien, una vez que Johnny regresa, la historia vuelve de lleno a dónde se había quedado, con un Imperio Kree que bajo el liderazgo de una rediviva Inteligencia Suprema y de un maltratado Ronan buscaba invadir la tierra para limpiarla de la impureza genética, encarnada por los Inhumanos de Attilan.
Una guerra a tres frentes se libra en unas viñetas apasionantes en las que terminamos por ver a Galactus y a otros seres de gran poder repartir cera de la buena. Hickman nos demostró aquí su gusto personal por la ciencia ficción y por la lucha entre imperios interestelares (que luego se llevaría a sus Vengadores) en unas páginas muy entretenidas que siempre nos dejan con ganas de más.
En cuanto al dibujo, este está encabezado, como casi toda la etapa por Steve Epting, un dibujante muy clásico pero de una anatomía en sus ilustraciones muy conseguida y verosimil que da el do de pecho en este tomo tan proclive a las explosiones y a las batallas entre naves espaciales, sin que el resto de ilustradores que en él participan, como Leinil Francis Yu o Barry Kitson entre otros se queden a la zaga.
El tomo sexto de la línea Marvel Saga dedicada a Los Cuatro Fantásticos de Jonathan Hickman es una de esas compras imprescindibles para los amantes tanto de los personajes como del autor, por constituir el epítome de una etapa tan fantástica como sus protagonistas.
Guión - 7.5
Dibujo - 7.5
Interés - 7.5
7.5
Reunión Familiar
Jonathan Hickman narra el regreso más esperado de su etapa al frente de la primera familia.