Si algo es común hoy en día en el cómic superheroico, es la utilización de tierras alternativas o de otras líneas temporales para poder jugar con los personajes y contar con los mismos historias que quizás nunca tengan lugar en la continuidad tradicional, pero que nos ofrecen un punto de vista distinto del habitual sobre personajes ya muy manidos por el paso de las décadas, y sobre los que en muchas ocasiones, existe la sensación de que “ya se ha contado todo”.
Y es que, ¿Qué mejor día que hoy para hablar del futuro en el que celebramos esta atípica llegada del año nuevo, de este 2021 que quizás nos sorprenda tanto como el 2020 que se acaba de ir? ¡Feliz Año Nuevo! Y ante todo, gracias por leer Zona Negativa, gracias por estar ahí día tras día, mes tras mes, año tras año, y por formar parte de nuestra familia. Nunca os lo agradeceremos lo suficiente.
Jonathan Hickman, amante de la ciencia ficción y de los viajes en el tiempo; así como de su aplicación al cómic superheroico, no podía dejar de aplicar estos gustos personales a la colección de la Primera Familia, en la que introduciría conceptos que veríamos más tarde en el resto de sus series para Marvel Comics.
Así ocurrió en sus Ultimates con ese Hacedor que distaba tanto del que Bendis nos había presentado y que Hickman terminó de convertir en el villano definitivo que se había formado como dictador galáctico en un futuro muy muy lejano, en Vengadores con esos saltos temporales que los Héroes Más Poderosos de la Tierra realizaban durante un maravilloso arco argumental en el que la Gema del Tiempo jugaba a su antojo con los personajes, o incluso en sus recientes X-Men, y es que Potencias de X no es si no una miniserie en la que jugar con distintos tiempos en lo que la caracteriza frente a Dinastía de X, su colección hermana.
Sin embargo, no es esta por supuesto la primera vez que se habla de los Cuatro Fantásticos del futuro, siendo una de las más recordadas, aquella versión de la Primera Familia que se dio en llamar Los Cinco Fantásticos, y en la que Tom DeFalco y Ron Frenz presentaron en el mítico What If #105 para el universo MC2 casa también de May “Mayday” Parker, la Spidergirl de dicho universo también creada por DeFalco.
Curiosamente, en los Cinco Fantásticos, solo Franklin y Ben Grimm habían sobrevivido como miembros originales del cuarteto primigenio (si no contamos con el cerebro flotante de Reed Richards) como ocurre con esta versión futura llevada a cabo por Hickman.
Pues bien, todo experimento con el futuro de Marvel llevado a cabo por Hickman comenzó aquí, en Los Cuatro Fantásticos, colección que hoy día podemos decir que sirvió a Hickman como terreno de pruebas de cara a llevar a cabo sus inusuales ideas para el Universo Marvel, decidiendo en esta serie, a través de la versión futura de Franklin Richards (personaje sin duda fetiche de Hickman) llevar a los personajes al futuro para que ellos mismos, y el lector, pudieran ver cómo era este dentro de miles de años.
De este modo, Franklin muestra a su padre Reed, llegado desde el presente, un mundo en el que la Fundación Futuro ha pasado de ser una pequeña escuela del Edificio Baxter, a convertirse en una prestigiosa institución en la que seres de toda raza y condición, así como de diversa procedencia planetaria obtienen sus titulaciones para todo tipo de disciplinas creadas para la ocasión por un Hickman que en este arco argumental pone su máquina de ideas extrañas a trabajar a toda potencia.
En esta realidad tan extraña, Ben Grimm es junto a Franklin el único miembro vivo de la Primera Familia (al igual que ocurría con los ya mentados Cinco Fantásticos), y es que parece que solo envejece en los cortos periodos que pasa como humano, gracias al suero que la Fundación Futuro creó para él en números anteriores de esta etapa, y que ahora le permite pasar más tiempo como hombre que cuando le fue administrador por primera vez.
La historia continúa con un otro número unitario en el que no viajamos al futuro… si no a un pasado muy distinto en el que Los Cuatro Fantásticos se crearon en un III Reich en el que Alemania había ganado la Segunda Guerra Mundial. El Reed Richards de este número es si cabe más temible que El Hacedor (creación de Hickman, pues Bendis como con los Iluminati tan solo dio a conocer una posibilidad que más tarde fue explotada y desarrollada por Hickman como merecía), en una historia que parece fuera de continuidad hasta que justo al final se nos explica cómo encaja en la gran epopeya fantástica del autor. Un Todo Muere que años más tarde, en la etapa del autor en Vengadores y Nuevos Vengadores nos resultará muy familiar se entona aquí por primera vez en boca de un Reed Richards muy distinto al que conocemos.
Continuamos por un divertidísimo número en el que Spiderman y la Antorcha Humana, grandes amigos desde casi la concepción de ambos personajes como parte de un mismo universo, comparten piso, con los quebraderos de cabeza que eso supone para Peter. Un número desternillante que nos enseña que Hickman también sabe hacernos reir, y no poco, precisamente.
Para terminar, la Primera Familia viaja a Wakanda, habiendo existido siempre una profunda amistad entre Pantera Negra y Reed Richards (Pantera Negra y Tormenta llegaron a sustituir a Reed y Sue como miembros del equipo fantástico en la etapa de Reginald Hudlin), proponiéndose ayudar a un país en el que el Vibranium, su principal fuente de riqueza ha devenido inerte (como el título del tomo indica), o lo que es lo mismo, sin valor económico alguno. Pero lo que parece una mera aventura de investigación y búsqueda de recursos económicos termina con un enfrentamiento entre wakandas y dioses egipcios en el que conoceremos por primera vez la Tierra de los Muertos, nuevo reino de T’Challa, y en el que de nuevo Todo Muere y Todo Vive resuenan casi al final de una etapa en los Cuatro Fantásticos que continuaría en Vengadores y Nuevos Vengadores.
Al dibujo, en este tomo que al igual que el siguiente, ya el último de la colección, aúna números tanto de Los Cuatro Fantásticos como de Fundación Futuro (que intercala entre sí, al perder ya desde el Regreso de Johnny ambas colecciones aquello que las diferenciaba), tenemos a distintos talentos, tales como Nick Dragotta (posterior dibujante de Este del Oeste con Hickman para Image Comics), a quien ya vimos en el tomo anterior, Mike Choy, el mítico Ron Garney, el por entonces más desconocido Gabriel Hernández Walta que poco después tan bien se desenvolviera en La Visión junto a Tom King y a un siempre confiable Giuseppe Camuncoli .
Talentos muy distintos, pero todos ellos sobresalientes para un cómic muy especial en el que Hickman da el do de pecho, interrumpiendo su narración habitual (salvo por un breve momento en el que nos cuentan las consecuencias de la Guerra entre los Inhumanos y los Kree) para el gran cierre que supondrá el siguiente tomo.
Una etapa que en sí misma supone un indudable Must Have (aunque se trate de un Marvel Saga, pero ya me entendéis), y al que le resta un único tomo, en el que como éste, tras el blockbuster que vimos en el tomo séptimo, Hickman se despide con calma de los personajes a los que tanto ama en un epílogo formado por dos tomos en los que la ciencia ficción deja paso a tramas más cotidianas y familiares, pero siempre fantásticas.
Guión - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 8.5
8.5
Futurista
Jonathan Hickman emprende la recta hacia el final de su etapa en los 4F afrontando el futuro de la Primera Familia.