Cuando un lector decide sumergirse en la lectura de un volumen de Masacre ya sabe que es lo va a encontrar en él, o al menos, que es lo que se supone que guionista y dibujante han de ofrecer para que la obra encaje con lo que se espera de una historia protagonizada por el bueno de Wade, y eso se puede definir con una única palabra, locura. Asociamos sus alocadas aventuras especialmente a momentos de verborrea constante, no sólo diálogos absurdos y exagerados, un Spiderman a la máxima exponencia, hay mucho más, especialmente desde que la serie fue relanzada por Gerry Duggan y Brian Posehn quienes demuestran ser capaces de meter mil puyas por bocadillo, tienen carta blanca, da igual reírse de clásicos, de situaciones actuales o incluso de decisiones editoriales, y ese puntito de acidez es lo que convierte Masacre en una serie a seguir, no sólo para pasar un momento distendido, sino también para leer en boca de Masacre aquello que muchos piensan y pocos se atreven a decir y aún menos a escribir.
Entrando en lo que ofrece este volumen, nos encontramos con mucha variedad argumental, por un lado, la mayor parte de la historia se concentra en el cruce con el evento Axis, recordemos que este consistió en la lucha de los mayores héroes de la tierra contra Cráneo Rojo quien se había apropiado del cerebro de Charles Xavier y como consecuencia de ello había liberado a Onslaught. Al final de la historia, sería Wanda Maximoff quien lanzaría un hechizo que invertiría a héroes y villanos que habían hecho frente a Cráneo Rojo pasando los primeros a sacar a flote su lado más perverso y por el contrario, los villanos, a convertirse en héroes intachables. Wade, queda marcado con el lado de la moneda de los villanos y por tanto, conmuta hacia un nuevo yo que huye de la violencia sin sentido y que busca otras motivaciones en la vida. Claro está que su pasado no ayuda, y su presente, o más bien, su reciente esposa Shiklah, aun así, nuestro protagonista está dispuesto a cambiar, y para muestra quedan secuencias geniales como aquella en la que él y su esposa se encuentran con Batroc y el Trampero en el metro, o su alocado encuentro con una Patrulla-X envilecida.
Aunque lo que más destaca de esta nueva etapa es la chispa que aportan Gerry y Brian en los guiones, ese enormes dosis de cachondeo, al final en vez de quedarme con todo eso lo que recordaré es el poso que ha dejado sus historias, el papel de la agente Preston, la aparición de la hija de Wade o su boda con la que fue la anterior novia de Drácula – para no perderse su desternillante aparición en el primer número de este volumen -, y es que estos pequeños momentos son los que han venido haciendo crecer a Wade, demostrando que es un personaje que va más allá del chiste fácil, y para muestra la brillante página con la que se cierra el arco argumental de Axis con esos cuatro bocadillos que a poco que les dejen marcarán un antes y un después en el persona: “Ahora comprendo que jamás he experimentado felicidad. Fijo bien que sí, pero… no sé qué significa esa palabra… ni nunca lo sabré.” Esta declaración la podríamos esperar de un Matt Murdock en horas bajas, incluso de un Steve Rogers tras perder (por enésima vez) a Sharon Carter, pero ¿de Wade? ni por asomo. Y en manos de estos guionistas no sólo suena natural sino que consiguen que por momentos nos apiademos de Wade.
El cruce con Axis consume cinco de los siete capítulos de este volumen dejando los dos restantes para dos ejercicios curiosos y muy distintos en su ejecución, el sexto número incluido destaca por su trazo en el que se se simula el dibujo como si estuviese hecho a mano con colores tipo crayola o plastidecores, hay un motivo y es que en él se simula un cómic protagonizado por Masacre con el objetivo de promocionar a la corporación Roxxon y en particular unas excavaciones que esta viene realizando para extraer gas para su explotación y venta posterior. Decir que probablemente sea una de las historias más ácidas y a su vez más verídicas de cuanto se han publicado de este personaje es quedarse muy corto, de hecho, funciona tan bien como crítica social que perfectamente se podría extraer de la serie regular y hacer de ella una historia de libre distribución para repartir entre colegios, institutos, y porque no, entre grandes corporaciones, quizás más de uno entraría en razón a base de golpes de realidad – o no, ya sabemos cuán poderosos es el dinero -, poco espacio hay para la risa, o no, al final la situación que Wade nos muestra es tan surrealista y tan cercana a la nuestra que es imposible esbozar una sonrisa por la forma tan exagerada pero a la vez tan cercana a la que vivimos que nos muestra.
El volumen se cierra con un (bi) anual, siguen las coñas en la serie y es que este es el segundo anual que se publica en un año del personaje, lo cierto es que al no contar con los guionistas regulares sino que cae el trabajo sobre el tandem Paul Scheer y Nick Giovanetti pierde parte de la gracia y sobretodo del trabajo de continuidad que Gerry y Brian venían realizando, quizás con un poco más de margen y más páginas contando las aventuras de Wade podrían explotar todo el potencial que se les intuye. De esta historia que no pasa de ser simpática y divertida si que habría que destacar el magnífico trabajo de Salva Espín quien llama con fuerza a la serie, a ver si en Marvel Comics ven en él todo el potencial que tiene para una serie de este tipo y podemos verle en el futuro como dibujante regular de las aventuras de Masacre.
En resumidas cuentas, estamos viviendo una de las mejores etapas de Masacre, sólo hay que esperar de ella que Marvel siga dando manga ancha a los guionistas y que con motivo de la película no se vuelvan locos con decenas de spin offs y series limitadas buscando explotar al máximo el personaje (sabemos que lo harán y que hasta Rob volverá).
Valoración
Guión - 7.5
Dibujo - 6.5
Interés - 7
7
Valoración
Reseña del sexto volumen recopilatorio de la genial etapa de Brian Posehn y Gerry Duggan al frente de Masacre.
