El oculto y jamás revelado origen de Lobezno… otra vez.
«Solía creer que era el mejor en lo que hacía. Pero resulta que soy el peor. Y no puedo cambiar eso. Así que lo voy a utilizar. Lo voy a usar para hacerles pagar por lo que me hicieron»
En el mundo de la ficción en general, no solo en el comicboook superheroico, existen personajes que junto con ellos llevan siempre un manto de misterio acerca de su pasado. Desde quiénes fueron sus padres, hasta qué trauma cambió su forma de pensar y actuar a perpetuidad, o incluso quiénes son ellos mismos.
Fuera del comicbook de superhéroes, y sin pensar demasiado, podemos situar a Darth Vader como uno de esos personajes. Gracias a la trilogía original de películas de la saga galáctica sabíamos que el malvado sith había sido un Jedi tiempo ha, que a la postre no era aquel amigo de Anakin Skywalkder (padre de Luke) que había matado a éste, sino que era el propio Anakin que había caído en la oscuridad.
Con la llegada del nuevo milenio, George Lucas quiso llevar más allá la historia de su saga de naves espaciales y caballeros Jedi y decidió dar una explicación a los orígenes del personaje, una, con la que me atrevo a decir que poca gente quedó conforme. Y es que, hay algunos misterios que, en el mundo de la ficción, son mejores cuanto menos resueltos están.
En el caso del cómic superheroico, si hay un personaje con un pasado tan interesante como desconocido, éste es sin duda Lobezno, también conocido como Logan, o incluso como James Howlett, nombre que ni él mismo recuerda. Si bien el personaje resultó ser muy popular desde que viera la luz en el año 1974 de la mano de Len Wein y John Romita Sr. en aquel histórico The Incredible Hulk #180, la realidad es que Marvel se mantenía fiel en lo relativo a contar el pasado del personaje, sabiendo que aquello era fuente de más popularidad y, por tanto, de más ingresos.
Con el tiempo llegaron obras como Lobezno: Honor o Arma X, que nos hicieron saber que Lobezno tenía un pasado como Ninja en la Yakuza japonesa, o que había sido sometido a crueles experimentos por el gobierno canadiense, pero esas historias arrojaban más preguntas que respuetas y nunca terminaban de ayudar al lector a crear una línea temporal nítida con la que poder trazar toda la historia del personaje.
Sin embargo, con la llegada de las adaptaciones de superhéroes al cine, y la renovada popularidad por este medio de Lobezno, interpretado por Hugh Jackman, Fox quería contar la historia del personaje y por eso Marvel decidió adelantarse para contar algo que, si bien no quería explicar, se veía obligada a hacerlo, así que lo haría por sus propios términos.
El resultado fue Lobezno: Origen (2001-2002), de Paul Jenkins y Andy Kubert, un cómic muy laureado por esta casa y fuera de ella que contaba una pequeña parte de la infancia y adolescencia de Lobezno, consiguiendo que muchos aspectos de la vida del personaje todavía quedaran en el misterio, a la par que construyendo uno de los mejores cómics del Siglo XXI de la Casa de las Ideas.
Pero una vez que el dique se abre, es difícil, muy difícil, contener el torrente de agua desatada. Y entonces llegó el evento Dinastía de M. Aquella historia del año 2005 que servía para despedir a los mutantes del primer puesto de popularidad marvelita dando paso a los Vengadores, orquestada por Brian Michael Bendis y Olivier Coipel, presentaba una realidad alternativa en la que los mutantes reinaban sobre los humanos.
Al final de la historia, los personajes volvían a su realidad natal, pero no sin antes explicarnos que tanto juego de realidades, así como reprogramaciones cerebrales pasadas, habían hecho que vía mágica, Lobezno recordara su pasado. Todo su pasado.
Ello, como es lógico, abría la veda a un montón de historias que podía ser contadas, y es aquí, donde entra la obra objeto de nuestro análisis, el Lobezno de Daniel Way, en el que distintos ilustradores como Steve Dillon, Mark Texeira, Staz Johnson, Javier Saltares y un largo etcétera aportaron su particular visión sobre el pasado del mutante de las garras de adamantium.
Ante nosotros tenemos una serie que comienza en el número que correspondía de la colección de Lobezno, el 187, y que al poco, muta en una nueva colección Wolverine Origins, cuyo título es lo suficientemente expresivo de lo que en ella podremos encontrar.
En realidad, estamos ante una sucesión de arcos argumentales en los que Lobezno va enfrentándose a diversos villanos que tienen conexión con su pasado. A tal efecto, por las páginas de esta serie veremos a Dientes de Sable, Cyber, y por supuesto a personajes de gran longevidad como el Capitán América o el Soldado de Invierno.
Todo ella se adereza con la existencia de Murasame, una katana hecha del único metal que puede herir de muerte a Lobezno, por lo que el personaje resulta así menos inmortal que de costumbre, lo que aporta algo de interés a esta historia.
Sin embargo, quizás, el mayor aporte que esta serie tuvo, fue la creación de Daken, el hijo de Lobezno al que su padre no recordaba y que no solo había heredado sus poderes sino que superaba los mismos con creces.
Sin bien el personaje resultó muy importante tan pronto como fue creado, llegando a militar en los Vengadores Oscuros de Norman Osborn, la realidad es que tras todo aquel baile que terminó con la llegada de la Era Heroica, su popularidad se fue desinflando, hasta el punto de que hablamos de un personaje poco o nada recordado en la actualidad, si bien nunca se sabe si volveremos a verlo por estos lares.
Lo que ocurrió con Daken es, en síntesis, un buen resumen de lo que esta serie supuso para Marvel a la larga. Un gran impacto inicial, para después quedarse todo aquello que revelaba en prácticamente nada, sin que casi ninguna de las revelaciones del pasado de Lobezno que tienen lugar en estas páginas (y que veremos en volúmenes posteriores) tengan una importancia tal que hayan marcado al personaje para la posteridad, como sin embargo sí que lo hicieron las antes mentadas Honor o Arma X.
A pesar de ello estamos ante una serie que, sin ser superlativa, resulta lo suficientemente entretenida como para justificar su compra, siendo cuanto menos curioso volver a ella casi veinte años después de su publicación.
Lo mejor
• Los dibujantes escogidos, que a pesar de su variedad no hacen desentonar la serie.
Lo peor
• Que la serie se presentaba como algo que iba a cambiar la visión de Lobezno y finalmente, y con el paso del tiempo, ha pasado sin pena ni gloria.
Guión - 6.5
Dibujo - 7
Interés - 6.5
6.7
Entretenido
Revisamos la etapa de Daniel Way junto con varios ilustradores al frente de la serie que trató de arrojar luz sobre los orígenes de Lobezno.