Iniciación y crecimiento
«Todos queremos para nuestros hijos más de lo que vemos en nuestro reflejo»
Hace unos días nos encontramos en las librerías, dentro de la colección Novela Gráfica de Planeta Cómic, Meadowlark, una obra escrita por un actor. Últimamente ya son varios los actores que se acercan al noveno arte para realizar una obra propia, como Keanu Reeves con BRZRKR o Emilia Clarke con Mother of Madness. Sin embargo ambos se acompañaban bien de guionistas y dibujantes de demostrada calidad para asegurar que todo funcionara como debía ser. Cosa a parte fue la de Patton Oswald y Jordan Blum, ambos llegados de la comedia o la televisión (también es cierto que Blum es guionista) que nos dieron una pedazo de obra llamada Super Villanos sin ningún autor reconocido detrás. Pero ¿Qué tienen las tres en común? Que son series apegadas al mainstream comiquero de acción superheroica. Meadowlark es una cosa totalmente distinta.
Ethan Hawke es un actor de fama y talento más que reconocido. Desde El club de los poetas muertos, Boyhood, Training Day o Antes del amanecer hasta The Purge o Black Phone lleva años paseándose por la gran pantalla sin apenas parar. Pero Hawke tiene muchas otras facetas menos conocidas, novelista, director, director de teatro, guionista tanto de cine como de teatro… digamos que ha tocado de todo y, como no podía ser menos, del cómic. Y para ello no se fija en lo que triunfa en el medio, sino que nos da una historia policiaca que tontea con el género negro pero siempre tomando una perspectiva muy intimista.
Pero si Ethan Hawke ya llega con una base sólida en otros medios, no duda en unir fuerzas con un artista que, sin ser muy conocido, ha demostrado calidad en sus obras. Greg Ruth ha trabajado en cine, en ilustración y en cómic, con obras como Freaks of Heatland o The Lost Boy, pasando por Conan. Es lógico, pues Meadowland es su segunda obra juntos, la primera fue Indeh. Una historia apache, superventas en la lista del New York Times y que se publicó en España hace siete años, pasando un poco desapercibida, pero que ya nos hace ver el tipo de cómic en el que están interesados los autores.
Y efectivamente, con estos antecedentes nos encontramos lo que cabía esperar, un cómic de corte personal muy bien ejecutado en todos los sentidos que, si bien no destaca por una gran dosis de originalidad en su trama, los personajes están muy bien construidos y el dibujo es simplemente sensacional.
Meadowlark nos lleva a una pequeña ciudad de Texas, donde un ex-boxeador trabaja como funcionario de prisiones. Jack Johnson, alias El Sabanero (de ahí el subtítulo de la obra), está divorciado y lidia con sus problemas como buenamente puede, mostrando ya desde el principio un apego a una realidad social que existe. Jack no es un estereotipo. Ni es el típico tipo duro, ni un matón ni nada por el estilo, simplemente intenta sobrevivir como puede y en ocasiones tomando decisiones estúpidas. Pero Meadowlark no va solo sobre él, su hijo Cooper le acompaña y es en realidad el protagonista, no porque sea él quien realice directamente las acciones, sino más en tanto que todo lo que recibimos como lectores pasa por su filtro, haciendo que destaque su perspectiva sobre la de los demás. Eso sí, siempre dejando espacio al lector para que tome sus propias opiniones.
Como decía, no es un cómic que rebose originalidad, Jack se lleva a su hijo a la prisión y cuando están dentro se produce una revuelta con intento de fuga incluido. A partir de ahí se desatan una serie de acontecimientos violentos que hacen de la obra una historia no exenta de acción pero que se mueve más hacia el género negro. Con esta premisa es fácil de imaginar lo que sigue. Pero lo que prima es la perspectiva de un hijo descubriendo a su padre.
Meadowlark habla sobre la pérdida de la inocencia, sobre ese momento en el que nos damos cuenta que nuestros padres no son dioses sino personas, con sus fallos y sus aciertos, pero que han hecho lo que han creído mejor. Hawke dice haberse basado en la relación con sus hijos para tratar a Cooper y a Jack, lo cual es bastante plausible por su realismo, pero sobre todo la sensación que queda al leerlo es la de una historia con mucho peso sentimental que habla, como bien dice su propaganda, sobre la madurez.
Se trata de una obra muy equilibrada. Los diálogos están muy cuidados y la acción muy medida. De cualquier forma Meadowlark contiene una buena historia, pero hay que admitir que con el trabajo de Greg Ruth esto gana enteros.
Ruth es un autor de corte realista, de hecho podemos reconocer a varios actores en papeles secundarios o al propio Ethan Hawke haciendo de Jack, pero tiene una enorme capacidad para generar movimiento. Sorprende precisamente la falta de cuadros de narración o las páginas de acción sin ningún diálogo, así como el recrearse en escenas pausadas, tanto de tensión entre padre e hijo como en otras más contemplativas. La elección del bitono por parte del autor es otro elemento que da fuerza al sentimiento que quiere transmitir Meadowlark.
Es una obra que puede pasar desapercibida ante el aluvión de novedades que hemos tenido en los últimos tres meses. Sería una pena, pues destaca por encima de otras más famosas y hará las delicias de quienes quieran una historia de crimen en la Norteamérica profunda que en realidad nos habla sobre la relación entre padres e hijos.
Lo mejor
• El apartado gráfico es sensacional.
• La relación entre Jack y Cooper y cómo avanza.
Lo peor
• He de admitir que la portada no es de mi agrado ni creo que refleje bien el interior.
Guión - 8
Dibujo - 8.5
Interés - 8.5
8.3
Una historia en clave noir sobre la relación entre padres e hijos que da todo lo que se puede esperar de ella y mucho más, con un apartado gráfico maravilloso.
Pues si es cierto que el nombre de un actor llama la atención, lo que es crecer en el star system hollywoodense, supongo. Pero la trama me ha resultado atractiva y por lo que parece Hawke es solvente en el apartado creativo, asi que quizás vale la pena darle una oportunidad. .