Memorias de un hombre en pijama

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Edición nacional: septiembre de 2011; Astiberri Ediciones (Colección Sillón Orejero).
Guión, dibujo, entintado y color: Paco Roca.
Formato: tomo recopilatorio de 140 págs., encuadernado en cartoné.
Precio: 16,00 €.

 

Un éxito del calibre de Arrugas bien podría condicionar la carrera de cualquier autor, tentado a explotar el filón descubierto con el proyecto que mayor reconocimiento le ha deparado en su carrera profesional. Pero desde la publicación de dicho tebeo –todavía de actualidad, debido al pasado día mundial del Alzheimer y a las elogiosas críticas recibidas por su adaptación animada, que todavía resuenan en el Zinemaldia–, Paco Roca (Valencia, 1969) ha optado por seguir los “senderos” que viene trazando desde hace años, dando continuidad a la construcción de una trayectoria tan ecléctica como interesante: primero con esa preciosa pieza de realismo mágico y tintes borgianos titulada Las calles de arena; posteriormente con Emotional World Tour, divertido anecdotario realizado a cuatro manos junto a Miguel Gallardo; más tarde le llegaría el turno a un encargo claramente menor en cuanto a calidad y repercusión, como El ángel de la retirada; y ya durante 2010, se sacó de la manga un merecido e inspirado homenaje a los pioneros de la historieta española, plasmado en las páginas de El invierno del dibujante.

A la espera de comprobar con qué nos sorprenderá en su próximo proyecto, Astiberri Ediciones acaba de publicar Memorias de un hombre en pijama, recopilatorio de la tira homónima surgida durante su colaboración con el diario valenciano Las Provincias. Afirma Julián Quirós –director del periódico– que el encargo surgió a raíz de la voluntad de «buscar aire nuevo, corrientes repentinas de secciones inesperadas, diferentes, raras, chirriantes, que pueden desacoplar el tono general, el discurso narrativo con el que el periódico construye su realidad«. Y, en esa línea, surgió el nombre de Paco Roca como encargado de insuflar ese soplo de aire fresco, siguiendo como única directriz la necesidad de plantear «algo sobre la vida de los jóvenes urbanitas actuales, maduritos de treinta y tantos o cuarenta y pocos , profesionales que siguen solos o con parejas cambiantes«.

Previa de dos páginas, publicada en la web de Astiberri Ediciones.
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

Tal y como apunta en esta entrevista, al autor le sedujo la posibilidad de disponer de una página dominical con cadencia semanal –siguiendo la estela de grandes clásicos del cómic americano–, y el reto de conectar con un amplio abanico de lectores. Pero Roca se encargó de llevar el encargo por derroteros personales, dotando a la sección de un tono autobiográfico fuertemente apoyado en experiencias y anécdotas surgidas dentro de su entorno de trabajo y de su círculo social. Como resultado, nos encontramos con este breviario de situaciones jocosas, que termina componiendo un divertido retrato del profesional y de la persona oculta más allá del lápiz y el tablero de dibujo –o de la tableta Wacom y la pantalla del iMac–; un retrato, decíamos, que más allá de la indosincrasia vital de cada uno, propicia un sentimiento de identificación potenciado por la calculada –y acertada– decisión de alejarse del gag más explícito, en beneficio de un enfoque que destaca por su naturalidad y fluidez. En este sentido, afirma el autor que “para el tono de la serie intenté estar más cerca de la sonrisa que de la carcajada. Primero por ser más fácil, lógicamente; y segundo porque no quería que el chiste final me condicionase lo que quería contar”.

Partiendo de este esquema y de esta voluntad, Memorias de un hombre en pijama contiene pequeñas píldoras de sabiduría que en su exposición y relato están claramente influenciadas por el tono de determinadas comedias de situación –el propio autor reconoce admirar Seinfeld– y el examen y la exposición de las “grandes verdades” y las pequeñas moralejas extraídas de experiencias cotidianas que alimentan horas y horas de stand-up comedy. Todo ello a través de un estilo más suelto y por momentos más caricaturesco del habitual, que casa perfectamente con el tono de la serie.

Formato de Memorias de un hombre en pijama, tal y como se publicó en el diario Las Provincias.
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

Como diferencia más significativa respecto a su edición original –prolongada durante un año y medio en Las Provincias–, nos encontramos con la disposición de las viñetas: si en el suplemento dominical Roca planteaba una única página de estructura fija de 4×3, el recopilatorio opta por dividir las doce viñetas cada tira cómica en dos páginas de 3×2, reduciendo el tamaño que suele emplear la editorial en la publicación de sus novelas gráficas (17×24) a unas dimensiones de 17×20 cm. Pese a que en ocasiones se aprecia cierta ruptura en la composición cromática, la decisión no afecta en absoluto a la lectura ni a la comprensión de cada una de las pequeñas historias que integran este volumen –totalmente independientes entre sí–, que por sus peculiaridades se diferencia de la línea habitual de Astiberri, gracias al curioso diseño propuesto por el propio Roca, llevado a buen término por Manuel Bartual.

Probablemente habrá quien caiga en la tentación de señalar un supuesto cambio de registro en la carrera del autor de Arrugas; pero quien venga siguiendo su trayectoria será perfectamente consciente de que en todas sus obras –incluso en las más serias– se aprecia un fino sentido del humor, que en el pasado encontró su expresión más cómica y desatada a través de la divertidísima Como cagallón por acequias –serializada en la revista Humo y recuperada en el excelente monográfico Senderos (Laukatu Ediciones)–, en la ya mencionada Emotional World Tour, o en su aventura televisiva como integrante del dúo Sensaciones. Un tono y una sensibilidad humorística que, con diferente gradación –dependiendo del proyecto en cuestión– forman parte indisoluble de su voz autoral y, a juzgar por las experiencias que en Memorias de un hombre en pijama pasan por el inevitable filtro de la ficción, de su propia naturaleza.

Toquemos madera, para que el historietista valenciano continúe esta tendencia de compaginar proyectos de gran envergadura con divertimentos en los que, tal y como reza la contraportada de este tomo, “demuestra ser un atento observador de comportamientos propios y ajenos”… y, me permito añadir, estar en posesión de un envidiable sentido del ritmo –en la exposición de cada anécdota– y de un lúcido sentido del humor, alejado de la pose forzada o la desmedida voluntad de epatar al lector. Resulta así preciso y comedido desde la naturalidad, logrando arrancar un buen puñado de sonrisas de complicidad, y alguna que otra carcajada. Méritos que, bien ponderados, invitan a valorar en su justa medida este trabajo, ni mucho menos una “obra menor“ dentro de la bibliografía del autor español más premiado en los últimos años.

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José
24 septiembre, 2011 22:16

Hace años que sigo a Paco Roca, y por supuesto  he ido leyendo domingo a domingo la tira de memorias de un hombre en pijama de Las Provincias, páginas que guardo con cariño y por supuesto que conseguiré el recopilatorio que acaban de editar.
Es digno de elogio tener un paisano con un gran sentido de humor, que nos hace olvidar los malos momentos por los que estamos pasando en estos tiempos de crisis.
¡Ánimo Paco, sigue ilusionándonos!

el tio berni
Lector
25 septiembre, 2011 0:07

Un tebeo espléndido, muy sincero, muy vivo, real. De toda su bibliografía, que quedo con Memorias de un hombre en pijama de largo.

karuo
karuo
Lector
25 septiembre, 2011 2:40

De lo mejor que se ha publicado de Paco Roca..No se puede parar de leer..y encima con bastantes verdades como puños ….

Go!
Go!
25 septiembre, 2011 13:15

La portada está muy «inspirada» de Asterios Polyp.

Pedro Monje
25 septiembre, 2011 13:46

Tengo unas ganas tremendas de coger este tebeo entre mis manos. Las calles de arena y El Faro siguen siendo las obras que mas me han gustado, por encima de Arrugas y de El invierno del dibujante (cuestion de expectativas, supongo). Grande Paco Roca

Pedro Monje
25 septiembre, 2011 13:55

Tebeazo, sí; de lo mejor de Roca (en mi ránking particular, solo superado por Las calles de arena, que me encanta por razones muy variadas y bastante subjetivas).
 
No habia leido tu comentario antes de escribir el mio, David, pero conicido completamente con tu opinión y tus razones. Me identifico con el protagonista y su necesitado viaje magico y onirico. Muchas veces el «cuando» se lee una obra influye en la opinion, y esta fue una de esas ocasiones.

Fran
Fran
Lector
25 septiembre, 2011 15:13

Je,Je…no soy el unico que ve la portada muy inspirada en «asterios»… y para mi tambien «las calles de arena» tiene algo…esa chica muda que despues no para de hablar…