Tercer álbum que da inicio al segundo arco argumental de la colección Metabarón, protagonizada por el personaje nacido en las páginas de la saga El Incal a manos de Alejandro Jodorowsky y Moebius y que alcanzó el cénit de su vida editorial en La Casta de los Metabarones por medio del citado guionista chileno y el ilustrador argentino Juan Gimenez. Después los dos primeros volúmenes, Wilhelm-100, el Tecnoalmirante y Khonrad, el Antibarón, Jerry Frissen vuelve a ocuparse del guión de la obra a partir de una idea original del propio Alejandro Jodorowsky y el dibujo recae en manos del canadiense Miko Henrichon, ocupando el lugar de Valentin Secher que fue el responsable del apartado artístico de las dos anteriores entregas. Esta serie dedicada el Metabarón está compuesta por entregas dedicadas a sus circunstanciales enemigos y en esta ocasión es el tecnocardenal Ornato-8 el que se enfrenta a «la maquina de guerra más poderosa que el universo ha conocido». El resultado es un volumen meritorio y entretenido, pero también el más flojo de los hasta ahora publicados en la colección por culpa de regodearse en exceso en varias de las señas de identidad de Alejandro Jodorowsky como autor de cómic abordadas aquí de manera inadecuada por los responsables de la obra.
Metabarón Volumen 3: Ornato-8, El Tecnocardenal divide su argumento en dos tramas que finalmente convergen en una sola. Por un lado el recién ascendido tecnocardenal Ornato-8 ha sido enviado por el corrupto y sádico Tecnopapa del Neoplaneta de Oro a Marmola, el planeta de origen de los Metabarones, para explotar la extracción de Epifita, codiciado combustible fósil que permite realizar viajes espaciales (directamente inspirado en la “Especia Melange” ideada por Frank Herbert para su mítica saga Dune) y que sólo se puede encontrar en dicho emplazamiento. Para cumplir su misión el Tecnopapa envía junto a Ornato-8 a Simak, un transhumano (capaz de cambiar su forma física a voluntad) que le ayudará en su cometido, pero los problemas entre ambos no tardarán en hacerse patentes. Por otra parte tras haber tenido una revelación sobre el fin del universo al vencer a Wilhelm-100 y Khonrad el Metabarón toma la decisión de ser sometido por su robot sirviente, Tonto, a una operación quirúrgica que anule su indestructibilidad y le permita experimentar las emociones de un ser humano. Tras dicha intervención lo primero que hace el Metabarón es entregarse a los placeres de la carne manteniendo relaciones sexuales con «homeoputas» provenientes del planeta Solar Corona Uno que le proporciona Tonto. Ornato-8 y Simak intentarán tender una trampa al Metabarón ahora que su inclinación por el desenfreno sexual se ha convertido en su más notoria debilidad.
Aunque se sigue adscribiendo a una ciencia ficción «100% Jodorowsky» Metabarón Volumen 3: Ornato-8, El Tecnocardenal denota un considerable cambio de tono con respecto a las dos volúmenes anteriores de la colección. Lo que anteriormente era una inclinación por la violencia explícita, la influencia de los relatos bélicos y la acción ahora es una irrefrenable preponderancia por dar protagonismo al erotismo y la sexualidad. Evidentemente alguien que conozca con cierta profundidad la obra de Alejandro Jodorowsky sabe que el sexo ocupa en ella una lugar privilegiado y no es extraño encontrar cómics nacidos de su impronta repletos de pasajes de esta índole como Los Borgia, por poner sólo un ejemplo, pero en un contexto como el del Metabarón se ve algo innecesario. Citar la colección en la que el director de La Montaña Sagrada o Santa Sangre nos narró la vida de Rodrigo Borgia y sus descendientes no es una referencia gratuita por parte del que esto firma, ya que en ocasiones este tercer tomo parece un cómic ilustrado por el dibujante italiano Milo Manara del que Miko Henrichon se alimenta considerablemente, pero de eso hablaremos un poco más tarde. Con la inclusión del sexo también se deja ver el poco disimulado machismo habitual de Jodorowsky y en ese sentido, sobre todo en comparación con los dos anteriores, este tercer volumen de la serie se antoja algo gratuito y arbitrario.
Pero más allá de esa innecesaria exhibición de desnudos y coitos que poco aportan argumentalmente a la historia lo cierto es que el guión de Jerry Frissen que adapta la historia original de Alejando Jodorowsky funciona bastante bien y de este modo hace que la lectura del álbum se antoje amena en todo momento. Por un lado Frissen no sólo mantiene el discurso del autor chileno, sino que lo acentúa especialmente en lo relacionado con la crítica al catolicismo en particular y al cristianismo en general (algo indivisible a su obra ya sea cinematográfica, literaria o en arte secuencial) haciendo un retrato brutal de la iglesia regida con mano de hierro por el Tecnopapa retratado como poco más que un caudillo genocida capaz de utilizar intervenciones militares contra poblaciones civiles como cortina de humo para tapar la escasez de Epifita que podría costarle su posición privilegiada en el Tecnovaticano y el Imperio. Por otro lado toda la trama central de Ornato-8 y Simak da un giro bastante inesperado, pero nada tramposo ya que la misma portada del álbum lo adelanta sutilmente, adentrándose en otro terreno bastante abordado por el guionista de Los Hijos del Topo: 1 – Caín a lo largo de toda su carrera, el de la transexualidad y el uso de la identidad de género como autorrealización personal o profesional, independientemente de las intenciones, loables o reprobables, del individuo que la experimente.
En cuanto al apartardo artístico puede sonar extraño decir que el mismo ha ganado enteros con la llegada de Niko Henrichon, ya que el trabajo realista de Valentín Sécher en los dos volúmenes anteriores fue de nota, pero el autor de Fábulas o Sandman ha sabido inyectar un dinamismo mucho más notable a la narración secuencial del producto. Eso se deja notar sobre todo en los pasajes de acción o batallas multitudinarias que son mucho más orgánicas, ya que la labor de Secher en ese sentido se antojaba algo estática. Por otro lado, y como ya mencionábamos anteriormente, la considerable carga sexual del álbum permite al autor canadiense recrearse en los espectaculares cuerpos de las prostitutas que Tonto recluta para que mantengan relaciones con el Metabarón (que también aparece en todo su apogeo) mostrando claras influencias en su trazo de la impronta de Milo Manara, aunque como es lógico quedándose a años luz de la labor del ilustrador de El Click o Garavaggio. Para el que esto firma el nivel del dibujo de la colección se mantiene muy alto gracias a la acertada elección de Henrichon para el segundo arco argumental, pero la naturaleza «libidinosa» de este volumen en gran parte desperdicia su talento a los lápices.
A falta de leer Metabarón Volumén 4. Simak, el Transhumano, ya editado y del que tendréis también reseña en breve, por ahora este Metabarón Volumen 3: Ornato-8, El Tecnocardenal es el más irregular y menos conseguido de toda la serie. No quiero afirmar con ello que sea una lectura desdeñable pero, como previamente hemos afirmado, sí bastante inferior a sus predecesoras. Este álbum, al igual que los dos anteriores, ha sido editado por Yermo Ediciones y la intención de la editorial es esperar a que la francesa Les Humanoides Associés vaya publicando poco a poco las restantes entregas para traerlas a nuestras fronteras. El primer volumen del tercer arco, Méta-Baron – Tome 5 – Rina la Méta-Gardienne, ya ha visto la luz en el país vecino y vuelve a contar con Valentin Sécher en al apartado artístico, de modo que no tardará mucho llegar a nuestras librerías y aquí volveremos a dar cuenta de ello. El Metabarón sigue muy vivo incluso alejado de la tutela de su creador y eso nos da esperanzas para que el día en el que Alejandro Jodorowsky ya no esté entre nosotros (si tenemos en cuenta su longevidad con toda probabilidad será dentro de muchos años o eso esperamos al menos) otros autores puedan tomar sus criaturas y seguir entregándonos buenas muestras de bande desinée como esta colección.
Guión - 7
Dibujo - 8.5
Interés - 7.5
7.7
El tercer volumen de la nueva colección del Metabarón es una lectura amena y con varios puntos de interés, pero su cambio de tono más inclinado al erotismo que a la ciencia ficción le hace perder enteros con respecto a los volúmenes anteriores.
Coincido contigo en que este álbum es el más flojo de cuantos han aparecido pero sigue manteniendo un nivel muy bueno a pesar de eso.
El repentino y desenfrenado interés del metabarón por el sexo resulta un giro argumental que casi parece cómico aunque a la postre sirva para justificar el acceso de Ornato y Simak al propio metabarón y a lo que pasa después (que no explicaré para no spoilear el final)
Los paralelismos con Dune no son nada sorprendentes teniendo en cuenta la fascinación que siempre ha demostrado Jodorowsky por la obra de Herbert. Hay un documental que habla del proyecto que puso en marcha para llevar a la gran pantalla Dune pero que nunca pudo concretar y que resulta muy interesante sobre todo por las posibilidades que plantea y lo quepudo haber sido.
Tengo muchas ganas de leer el siguiente arco argumental, que además vuelve a estar dibujado por Secher y que sale a finales de Octubre en Francia
¡Muy buenas Alejandro!
Yo espero que en el volumen 4 se justifique con algo más de solidez el desenfreno sexual del Metabarón, que este giro algo exagerado tenga una excusa narrativa, porque en principio me ha parecido demasiado impostado.
Sí, yo también recomiendo Jodorowsky’s Dune, un maravilloso documental sobre la nunca realizada adaptación de la novela de Frank Herbert en la que se implicó Jodorowsky y que era tan maravillosa y megalómana como imposible de realizar.
Y sí, yo también tengo ganas de leer el nuevo arco de la serie con Secher de nuevo a los lápices, que tiene una pinta excelente.
¡Un saludo y gracias por pasarte a comentar!