Metrópoli Cómic Con 2018: Crónica del sábado 7 de julio

Un vistazo a grandes rasgos de lo que pudimos ver el pasado sábado en el evento de Gijón

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Pues tras el intenso viernes y una noche de merecido y necesario reposo, con las pilas cargadas, nos dirigimos de nuevo al Recinto Ferial Luis Adaro de Gijón para disfrutar de una jornada fuerte de la Metrópoli Cómic Con. Sin embargo, lo cierto es que el día nos amanece triste con la noticia de la muerte de Steve Ditko, y la casualidad nos resulta especialmente devastadora a un compañero informador de otro medio y a mí: precisamente unas horas antes, el viernes por la noche, estuvimos hablando largo y tendido sobre la figura y obra del creador de Spiderman, el Doctor Extraño y The Question. Descanse en paz, míster Ditko.

La agenda de la mañana la hemos distribuido para tenerla algo más despejada y poder sumergirnos un tanto en el agradable ambiente que se respira en el evento. El tiempo acompaña, el cielo está despejado pero no hace calor, y la afluencia es mayor que ayer. De nuevo, tras pasar por la entrada, por las instalaciones al aire libre nos recibe nuestro amigo y vecino Peter Parker, rodeado de familias que quieren sacarse fotos con su estatua. Cerca de ésta hay una muy concurrida exposición sobre Harry Potter. De nuevo, la asistencia es muy variada: padres con hijos, aficionados al cómic, cosplayers, gente paseando a sus mascotas, y en general gijoneses que se unen a gozar del Metrópoli, todo lo cual contribuye a darle una atmósfera muy personal y encantadora. Decidimos volver a meternos en la parte cubierta central a dar una vuelta, sumergirnos con los asistentes en el recinto, comprar cómics, echar un ojo en las abundantes puestos de merchandising, y darle un vistazo al atrezzo que hay montado.

Tras un rato muy agradable, salimos para dirigirnos a la exposición de estatuas basadas en personajes Marvel que hay en otro edificio muy cercano. Nos recibe el escudo del Capitán América, quien junto con otros muchos héroes y villanos Marvelianos, está representado en el interior con impresionantes modelos a escala real y montón de bustos. Un No-Premio honorífico al primer comentarista que nos diga qué tienen en común, aparte de ser implacables villanos que han aparecido ya en el universo cinemático de la Casa de las ideas, los personajes que figuran en la última imagen tras estas líneas.

¿Ya lo saben? Seguro que nuestros aficionados de la Marvel añeja lo tienen claro. Continuando con la crónica del evento, tras la parada para comer nos surgen algunos problemas técnicos y no llegamos a la primera conferencia que esa tarde se va a dar, la de Iban Coello sobre Deadpool y Venom. Una verdadera lástima, pero trataremos de que las siguientes, enormemente jugosas, nos compensen de alguna manera. Antes de continuar, quien suscribe estas líneas quiere ofrecer sus disculpas por la escasa calidad de las imágenes que las acompañan. Hubo, como he comentado, problemas con la cámara que me había llevado al evento, y las fotografías fueron tomadas con mi teléfono móvil. Aquello vino bien por un lado por la rapidez a la hora de subirlas a redes sociales, pero a la vista queda que deslucen el aspecto gráfico de esta entrada, algo más elaborada.

Bob McLeod estuvo respondiendo preguntas del moderador, Miguel G. Saavedra, sobre todo acerca de los inicios de su carrera, dando lugar a interesantes anécdotas que contribuyeron a dar una idea de cómo se trabajaba en la industria norteamericana de los años setenta y ochenta. Y sin que McLeod lo supiese hasta ese momento, Pepe Caldelas subió a hacerle entrega del Premio Herb Trimpe del Festival, que se otorga a autores que lleven en activo más de treinta años. Es un galardón muy especial y lleno de cariño, en honor a un profesional muy denostado cuyo trabajo quizás no nos gustase mucho. Pero Trimpe visitó la Metrópoli Cómic Con en su primera edición, se ganó con su afable personalidad a los asistentes, y poco después falleció. Aquello dejó costernados a los miembros de la organización, que decidieron establecer el premio en homenaje tanto a los que fuesen galardonados con él a partir de entonces, como a aquel profesional de bajo perfil que contribuyó a establecer algunas de las imágenes más icónicas del tebeo Marvel setentero.

La siguiente charla fue con Gabriel Hernández Walta, el estupendo artista de La Visión de Tom King. Por supuesto, se habló principalmente de esta obra, de cómo llego al proyecto y cuál era la concepción original de éste; de la orgánica sinergia que se produjo con el guionista y con la espectacular colorista Jordie Bellaire a la hora de afrontar el trabajo. Pero también pudimos saber de sus preferencias comiqueras e influencias personales. Además, Walta, una persona que rebosa de simpatía y serenidad al tiempo, adelantó algo que ya nos había comentado en la entrevista que nos concedió el día anterior: está preparando un proyecto para una editorial independiente, con un prestigioso guionista que a él le encanta, aunque de momento no puede anunciar nombres.

Para terminar la agenda comiquera del día, Dave Gibbons hizo la presentación de su libro Cómo crear cómics, publicado en España por Norma. La charla del magnético Gibbons, conducida por Miguel G Saavedra y Pepe Caldelas, dio respuesta además a varias preguntas de los aficionados asistentes, y sirvió para dar algunos apuntes sobre los inicios de su carrera y la concepción de Watchmen.

Y terminadas las tareas del día en sí, aprovechamos el rato que nos quedaba para comprar más cómics, saludar a amigos que nos encontramos y que no sabíamos que asistían al evento, y cenar algo tras ver parte del partido del mundial en la pantalla grande de la carpa de una de las casetas. Las actividades siguen produciéndose alrededor, desde proyecciones dedicadas a la obra de Robert Kirkman, a un Rol en Vivo de ambientación medieval con muertos vivientes, y los conciertos siguen en diversas carpas. Demasiadas cosas para poder cubrir en esta crónica, suficientes en su variedad para hacer las delicias de todo aquel que se quisiese acercar al festival. Nosotros nos decidimos por descansar un poco y recuperar fuerzas de cara a la sesión de DJ’s que se iba a ofrecer por la noche, y especialmente ante la actuación de Miss Kittin, la madre del Electroclash. La ocasión requería que lo diésemos todo, y la función, no defraudó en absoluto. Otro punto para el Metrópoli.

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