Mi experiencia lesbiana con la soledad

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Edición original: Sabishisugite Lesbian Fuzoku Ni Ikimashita Report, East Press 2016.
Edición nacional/ España: Fandogamia Editorial 2018.
Guión: Kabi Nagata.
Dibujo: Kabi Nagata.
Traducción: Luis Alis.
Corrección de sensibilidad LGTB: Haizea M. Zubieta.
Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta (21×14), 144 páginas.
Precio: 12€.

 

La democratización de la cultura ha hecho posible que las obras más “minoritarias” de su campo, entre ellas el cómic, estén llegando a un espectro mucho mayor de personas, sin tener que quedarse como hace años relegadas a un único grupo de consumidores que eran observados por encima del hombro por aquellos que disfrutaban de aficiones culturales más aceptadas o extendidas entre el grueso de la sociedad. Con los años los cómics, al igual que los videojuegos o aficiones similares, ya forman parte del día a día de no solo el clásico adolescente o joven que lee a autores americanos, sino de cualquier persona que disfrute la lectura. Ya ni siquiera es necesario escudarse con el eufemismo de “novela gráfica” para referirnos a la lectura de esos libretos que nos apasionan. Sin embargo, esa democratización genera el riesgo de que el medio se banalice, que se vuelva vulgar y se empiece a producir y a consumir en masa, perdiendo parte de la preciosa esencia artística que le da origen y lo diferencia de otras formas culturales. No hay que olvidar que, cada vez que leemos un cómic o un manga (que no es más que un cómic, pero de origen japonés), tenemos una pequeña obra de arte en nuestras manos. Y no solo mencionando los dibujos que pueblan sus viñetas, o los diseños que adornan sus portadas. También haciendo referencia al valor que tiene el cómic como un vehículo para expresar el sentir o la vivencia de un autor que deja parte de su ser en esas páginas. Kabi Nagata rinde homenaje a esa manera de entender esta parcela del arte en Mi experiencia lesbiana con la soledad, un manga con una valentía y un arrojo arrolladores que no tiene miedo a contar, desde el punto de vista personal de la propia autora, un gran abanico de temas delicados y muy necesitados de visibilidad de una manera adulta y cruda, sin frivolidades. Un relato íntimo e impactante, en el que Nagata se desnuda para los lectores y abre una ventana para todas aquellas personas que en su día a día no son capaces de ver más que puertas cerradas.

Lo primero que hay que destacar en Mi experiencia lesbiana con la soledad es la necesidad de no dejarse llevar por las apariencias. Tanto su título como su portada, vistas de soslayo y sin profundizar un poco en la sinopsis, hace que el lector no sepa muy bien a qué va a enfrentarse cuando lo baja de la estantería. ¿Estamos ante una comedia subida de tono? ¿Un yuri con amoríos entre muchachas de instituto? ¿Un relato desenfadado sobre la libertad sexual? Pues quizá con lo último estaríamos acercándonos un poco en cuanto a la libertad sexual, pero estaríamos en las antípodas de lo que verdaderamente encierra este tomo con el que Fandogamia sorprende a propios y extraños. Mi experiencia lesbiana con la soledad se aleja de morbo, del mostrar chicha porque sí, de estereotipos y de frivolidades. Nos encontramos ante la historia personal de su autora, Kabi Nagata, y su lucha interna y externa por conseguir encontrar su propio lugar en el mundo, su identidad y, sobre todo, su felicidad y sus ganas de vivir. Un manga tremendamente sincero y que habla sin cortapisas de temas como la depresión, la soledad, los trastornos mentales y físicos, las fobias y las filias, el género, la identidad sexual, la necesidad de valorarse a uno mismo, la aceptación… Muchísimos aspectos que conforman a una persona a lo largo de su vida y lo increíblemente complicado que es juntar todas las piezas del puzle que te hacen ser quien eres, sobre todo si eres alguien que no se parece demasiado a lo que esperan de ti la sociedad, el entorno familiar o de amistades o tu misma.

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Unos temas que enumero (y aun me dejo unos cuantos) que son muy difíciles de ver reflejados en una obra, al menos tratados de una manera realista y que verdaderamente sirva de ayuda para que una persona que sufra por ellos no se sienta como un “bicho raro” y para que aquellos que, por fortuna, no tienen que padecer esas penalidades, puedan ponerse en los zapatos de alguien que lo pasa mal 24 horas al día y 7 días a la semana por no poder hacer cosas que para ellos no suponen mayor problema que atarse un zapato o descolgar el teléfono. Problemas que son incluso difíciles de describir o contar por aquel que los sufre, con lo que sobreponerse a una situación del estilo se vuelve aun más complicado, haciendo que el sótano de la depresión y el aislamiento sea aun mayor. Y creo que ahí radica uno de los grandes aciertos de Nagata y de Fandogamia al publicar este manga, ya que la autora lo escribe precisamente por su incapacidad para contar aquello que le ocurre, aquello que vivió, y la manera que tiene de expresarse es a través de las páginas de este manga. Algo similar a lo que vimos con Shuzo Oshimi en Shino no es capaz de decir su propio nombre, el uso del arte como herramienta para sobreponerse a la dificultad comunicativa. Y que en este caso además visibiliza realmente una serie de problemas muy graves que asolan nuestra sociedad y anima al que los tenga a levantar la cabeza e intentar salir de ellos.

En cuanto al argumento, y antes de seguir analizando las bondades de la obra, estamos ante la autobiografía de una gran parte de la vida de Kabi Nagata, desde que finaliza el bachillerato hasta el momento de publicación de la obra (y un poco más con el capítulo extra, cuando la obra comenzó a gozar de popularidad). Nagata es una joven que padece una serie de problemas de todo tipo, tanto psicológicos como físicos, derivados de los primeros. Al terminar el bachiller y sin un rumbo ni una meta fija en su vida, Nagata comienza a trabajar en empleos de media jornada, y el sentimiento de fracaso y de avance en su vida la llevan a caer en una depresión que se agudiza por una tremenda crisis de identidad, una tendencia al aislamiento que le provoca perder amistades y que le lanza a la soledad de su casa, sin ganas de salir. Aun así la muchacha se fuerza a ser una persona “normal” y seguir trabajando en empleos que no le gustan, lo que a su vez le genera ansiedad, que en conjunción con su depresión deriva en una serie de trastornos como la tricotilomanía (tendencia compulsiva a arrancarse el pelo), bulimia nerviosa e daño físico autoinfligido. Al final la autora termina recluyéndose en casa de sus padres con todo este cóctel de problemas y una autoestima totalmente destruida.

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Nagata narra muy bien el proceso psicológico que lleva a una persona aparentemente normal a caer en el pozo más profundo de la depresión, y lo hace con una naturalidad, valentía y crudeza que asusta y asombra. Los momentos en que va describiendo el calvario por el que pasa son de los más duros que servidor ha tenido la posibilidad de leer, y ponen los pelos de punta. Me parece particularmente interesante el modo en que la autora explica el porqué de las autolesiones o los TOC que van aquejando a una persona con este tipo de problemas, algo que desde fuera siempre es muy difícil de comprender. Dice Nagata en el manga que el mayor problema cuando tienes una enfermedad o un daño psicológico es la imposibilidad de explicárselo a alguien para que te ayude, o que alguien se dé cuenta del mismo por sí mismo, ya que no hay evidencias físicas. Y que por tanto la persona que lo padece comienza a infligirse un daño físico para hacer el daño principal, el mental, visible de algún modo. Y no solo para que los demás lo vean, sino para que tú mismo, como afectado, sientas que de verdad tienes un daño real, ya que la sociedad tiende a banalizarlo y el propio enfermo acaba haciendo lo mismo.

Esto entronca directamente con otro de los pilares de la obra, y es la necesidad de aprobación que el ser humano tiene al ser un animal social. En el caso de Nagata encontramos que padece una necesidad imperiosa de aprobación por parte de sus padres, lo que hace que nunca enfoque su vida a lo que realmente le gusta y le haría feliz, y se embarca en aventuras que agravan su sufrimiento solo porque le parece que gustara más a sus familiares. El manga aborda muy bien toda la temática de la necesidad de aceptación por parte de los demás, el sentir no ser suficiente para los que nos importan, la soledad, el sentimiento de fracaso por no ser como supuestamente deberías ser… Nagata padece todo esto y llega a una situación límite, hasta que un día algo hace click en su cabeza y, ya que no puede caer más bajo, comienza un proceso de “auto psicoanálisis” que le permitirá deconstruirse y comprender por qué es así y que puede hacer para encauzar su vida.

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Pese a ser una biografía en formato cómic y además usar a veces un tono más desenfadado de lo que se esperaría teniendo en cuenta la situación, Nagata hace una disección perfecta, estadio a estadio, de qué cosas ha hecho mal en su vida que le han llevado a tocar fondo. Comienza a comprender que tiene que dejar de vivir para agradar a los demás, que tiene que empezar a quererse a sí misma, a hacer cosas que le hagan sentir bien a ella. Comienza a eliminar, con las dificultades que ello conlleva, tabús que le inculcaron con la educación (teniendo en cuenta además que la cultura japonesa es muchísimo más cerrada en muchos temas que la occidental). Llega a la conclusión de que necesita el contacto con el resto del mundo, que necesita amar y ser amada para ser feliz. Y con ello llega a un punto muy importante de la obra: deja de ver con malos ojos sus deseos sexuales y comienza a comprender, a sus 28 años, que se siente atraída por las mujeres, y que no hay nada de malo en ello. Que eso es lo que le podría hacer feliz, que solo se vive una vez y que llegó la hora de hacer algo que verdaderamente le apetece y le puede proporcionar placer.

Pero claro, las cosas no son tan fáciles, y a la pobre Kabi Nagata se le juntan más problemas. Lo primero, como ya he dicho, si en occidente desgraciadamente se siguen teniendo problemas para mostrar la homosexualidad abiertamente, imaginad en una sociedad mucho más cerrada de mente como la nipona. Además, pese a querer romper con su yo depresiva, la autora tampoco quiere hacer daño a unos padres que no entenderían nada, así que busca la discreción. Pero claro… sus habilidades sociales son escasas, por no decir nulas, así que la posibilidad de conocer gente se reduce mucho… Al final Kabi Nagata tira por un camino que es aparentemente sencillo, pero para el que hay que tener mucha valentía: contratar los servicios de una scort para perder la virginidad con ella. En este sentido me gustaría destacar algo que no he visto en muchas reseñas o comentarios de la obra, y es la visibilidad y buena imagen con la que Nagata trata el mundo de la prostitución, siendo las scorts que aparecen en la obra los personajes más comprensivos y que más ayudan a la autora a aceptarse a sí misma y a ganar confianza. Una profesión que en las obras no suele salir bien parada pero que aquí, al igual que ocurría con Pink, se trata con un profundo respeto y admiración, llegando a aportar la humanidad y empatía a la obra de la que el resto de la sociedad carece.

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Como ya he dicho antes, no esperéis que esos momentos de cama sean algo erótico-festivo, ya que se muestran de una manera explícita en lo sentimental y emocional, pero no tanto en lo visual. De hecho es una de las representaciones más realistas que he visto del sexo dentro del mundo del cómic y de la comunicación, ya que al leerlo puedes notar el nerviosismo de Nagata, sus miedos, la fuerza de voluntad que tiene que poner en la situación… La verdad es que el encuentro no es del todo como esperaba, pero es fundamental para la obra, ya que después de tenerlo es cuando la autora se decide finalmente a plasmar toda su vivencia en papel, en lo que terminaría siendo esta Mi experiencia lesbiana con la soledad.

Nagata acierta también en esa manera de representar su homosexualidad, porque consigue no frivolizar ni caer en ningún tipo de tópico, huye además de la sexualización de la misma, y consigue darle una visibilidad y una normalidad tremenda, sobre todo cuando uno se para a pensar que esos problemas de identidad sexual vienen también del mismo sitio que vienen la mayoría de trastornos que tiene: una sociedad y una cultura que no acepta aquello que se sale de su estándar, y prefiere invisibilizarlo o incluso ridiculizarlo y perseguirlo, antes de aceptarlo y ayudar a gente que sufre muchísimo por esos comportamientos. Como dije antes en la parte de las autolesiones, creo que Mi experiencia lesbiana con la soledad ayuda mucho a alguien que lo vea desde fuera a comprender y ponerse en los zapatos de una joven que tiene una crisis de identidad sexual, y te conciencia y empuja a ser más tolerante, aunque solo sea por ver la crudeza del sufrimiento de Nagata por estos temas.

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No obstante, como podéis deducir si habéis leído hasta aquí, Mi experiencia lesbiana con la soledad no es un manga que busque hablar de la sexualidad per se, sino que la trata como un aspecto más que forma parte del individuo, de la persona, y que puede generarle momentos de felicidad o de sufrimiento del mismo modo que los estudios, el trabajo, el entorno, la educación… La sexualidad es una parte más que nos ayuda a comprender y a aceptar a una persona. Y ahí radica el verdadero mensaje de esta obra, en la aceptación, de los demás y de uno mismo. Mi experiencia lesbiana con la soledad es un enorme canto de esperanza y una tabla de salvación para todas aquellas personas que sufren o han sufrido algunos de los muchos trastornos o problemáticas que relata Kabi Nagata sin tapujos en estas páginas. Un relato que incide en la necesidad de entenderse a uno mismo, de aceptarse, de quererse, de no sentirse jamás menos que nadie y de luchar por ser felices tal y como somos. Un mensaje bellísimo, acertado y sincero que creo que puede ser de mucha ayuda para el lector o lectora que se acerque a él en un momento de depresión, ansiedad o imposibilidad de ser ellos mismos ya sea por su sexualidad, su género, sus aficiones… En cierto sentido es casi un libro de autoayuda pero quitándole toda la pedantería y charlatanería y mostrando la realidad tal y como es, consiguiendo un alto nivel de empatía del lector y enseñando la importancia de tener una mente ordenada y un buen autoestima para poder enfrentarse a todas las piedras que nos vamos encontrando por el camino de la vida.

Sin embargo, pese a lo bonito del mensaje que lanza, no hay que olvidar que es relato es bastante duro y que refleja la realidad sin adornar. Nagata no es tan hipócrita como para poner un final feliz de cuento y recalca al final la necesidad de trabajar constantemente en el camino que hayamos elegido, sin relajarnos para no volver a caer en el agujero. Tened en cuenta que a la autora le llevo 10 largos años el comenzar a darse cuenta del origen y posible solución de sus problemas, y a comenzar a plantearse a reunir las fuerzas necesarias para luchar contra ellos. Una lucha que hoy día dura para ella, pero que tiene sus recompensas, y que deja la moraleja de perseverar y no tirar la toalla por muchas dificultades que se nos presenten. Y si para ello necesitáis, como Nagata, expresaos a través de unas viñetas, un blog, un libro, una red social, o incluso contádselo a personas cercanas… hacedlo. Pero nunca hay que quedarse en la zona de confort y esperar que todo cambie para bien solo.

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Pese a que la obra es bastante dramática, en cierto sentido, y hay pasajes en los que se ponen los pelos de punta, la verdad es que es una obra muy fácil y agradable de leer. La autora introduce algunos elementos de comedia, y el humor es un aspecto muy necesario a la hora de superar dificultades. Ayuda mucho a ello la gran labor en la traducción de Luis Alis, con el apoyo Haizea M. Zubieta en la corrección para la sensibilidad LGTB, consiguiendo un texto que mantiene el tono original y lo localiza a la perfección, y que además permite ser preciso en el uso de términos del colectivo LGTB, con los que los legos en el tema solemos meter bastante la pata. Un trabajo muy cuidado en ese aspecto, al igual que en la maquetación y rotulación (un proceso magnífico en algunas viñetas en este sentido, por la complejidad de combinar el dibujo y el color más el texto), logrando a una edición de un nivel impresionante que deja satisfecho a todo el mundo. El dibujo es muy sencillo pero a la vez muy expresivo y adecuado para lo que nos están contando, y también ayuda a rebajar esa tensión que generan los momentos más crudos. Es bastante personal y característico, y muy orgánico y cercano, algo que casa con el sentimiento de empatía que se genera al leerlo. Sin ser muy académico, los diseños son muy “monos”, y el uso del blanco y negro junto al rosa le aporta una personalidad única.

Mi experiencia lesbiana con la soledad es una obra maestra, sin duda, y creo que es de las primeras veces que de manera indiscutible os digo que es un manga que hay que leer sí o sí. Hay que agradecer la valentía de Kabi Nagata y de Fandogamia por parir y acercarnos, respectivamente, una licencia que el mercado literario español necesitaba sin ninguna duda, ya que es encomiable el trabajo de normalización y visibilización que hace tanto del colectivo LGTB como del sufrimiento “invisible” de una parte de la población que es mucho mayor de la que nos gustaría reconocer, ya sea por problemas de sexualidad, de género, depresión, ansiedad, diversos tipos de TOC… Problemas, trastornos, dramas que en su mayor parte están generados por una sociedad intolerante y egoísta que es incapaz de mover un dedo por ayudar a los demás y hacerles sentir bien e integrados si no entran dentro de su definición de “normal”. A título personal debo decir que lo he pasado bien leyendo esta obra, pero también la he sufrido en cierto modo, y me ha ayudado mucho, ya que en muchos aspectos de los que habla Kabi Nagata he podido verme reflejado y ver que es algo que ocurre, y que está ahí. También me ha ayudado a comprender un poco más a aquellas personas que sufren trastornos que no entiendo o persecuciones que por mi condición sexual yo no he sufrido. Y al final creo que es lo bueno de este manga y lo que deberían tener todas las obras que tengan la pretensión de normalizar o visibilizar alguna situación: lanzar un mensaje de ayuda y que mitigue el sentimiento de soledad del aislado y al mismo tiempo incomodar un poco y darle una bofetada de realidad al que no lo sufre para que reaccione y sepa que con muy poco, una simple palabra de ánimo, puede mitigar el dolor y la incomprensión del otro.

  Edición original: Sabishisugite Lesbian Fuzoku Ni Ikimashita Report, East Press 2016. Edición nacional/ España: Fandogamia Editorial 2018. Guión: Kabi Nagata. Dibujo: Kabi Nagata. Traducción: Luis Alis. Corrección de sensibilidad LGTB: Haizea M. Zubieta. Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta (21x14), 144 páginas. Precio: 12€.   La democratización de la…

Valoración Final

Guión - 10
Dibujo - 8
Interés - 10

9.3

Posiblemente una de las licencias más necesarias e imprescindibles en el panorama manga actual. Kabi Nagata firma un relato valiente, real y humano del sufrimiento y la superación con el que es imposible no empatizar. Una obra de las que no se olvidan.

Vosotros puntuáis: 9.1 ( 9 votos)
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