A veces una nueva edición puede transformar una obra en algo completamente diferente. Es el caso de la edición que la editorial Fulgencio Pimentel ha realizado de
En 2009 Norma Editorial ya publicó Mi pequeño en un álbum de 17×24 cm con 56 páginas que incluía 4 historias y un prólogo y en su momento en esta revista ya le hicimos su reseña correspondiente a cargo del siempre brillante Javier Agrafojo. Allí nuestro ilustre compañero se quejaba con razón del tamaño del álbum puesto que traicionaba completamente la propuesta artística del autor. Ahora en la edición de enero del 2018 de Fulgencio Pimentel, podemos disfrutar de manera satisfactoria del arte de Schrauwen tal y como se merece. El tamaño es de 24’5×29 cm y cuenta además con una historia adicional de 15 páginas realizada posteriormente por su autor por lo que el álbum tiene 80 páginas. Es sin duda la edición definitiva.
¿De qué va Mi pequeño?
El argumento de esta obra se resume rápidamente. Mi pequeño explica la curiosa relación entre un padre; viudo y su hijo nacido con malformaciones congénitas debido a la mala praxis del médico en el parto, que además causó la muerte de la madre. El progenitor de edad avanzada y espíritu optimista intenta llevar adelante la educación de su bizarro vástago llevándolo a visitar lugares como el zoo de Amberes, un campo de golf o la ciudad de Brujas. En estas visitas padre e hijo se encuentran con incomprensiones, rechazos y peligros mortales, pero también con experiencias que les ayudan a seguir avanzando.
¿Quién es Olivier Schrauwen?
El autor de El hombre que se dejó crecer la barba nació en 1977 en Bélgica. Estudió en Gante, hizo un máster de cómic en Bruselas y actualmente reside en Berlín. Es músico, ilustrador, autor de BD y ha publicado hasta la fecha obras como Mi pequeño (2006), El hombre que se dejó crecer la barba (2010), Mowgli en el espejo (2011) y la trilogía Arsène Schrauwen (2015) que le consagra como uno de los autores más importantes de la actualidad. Tanto Mi pequeño como Arsène Schrauwen han sido incluidas en la selección oficial del Festival Internacional de Cómic de Angoulême.
¿Qué hace tan especial esta obra?
Son dos los aspectos que nos sorprenden poderosamente cuando abrimos por primera vez las páginas de este álbum.
Por un lado, el aspecto formal de la obra es asombroso. El arte de Schrauwen recuerda a los pioneros del cómic de prensa norteamericano de finales del siglo XIX y principios del XX. El prodigioso trabajo del belga consigue que dudemos si realmente esta obra es contemporánea a Little Nemo in Slumberland, Buster Brown o The Kin-Der-Kids. La composición, el grafismo y el coloreado imitan a la perfección la apariencia de una sunday page de principios de siglo, un recurso que casa perfectamente con la naturaleza del relato. Por este motivo es tan importante el tamaño de la edición ya que con un álbum de pequeño formato se pierde una gran parte del efecto minuciosamente buscado.
En esta obra se dan la mano tanto las extraordinarias planchas de Winsor McCay como los abigarrados cuadros de Brueghel el viejo, la osadía contracultural de León el terrible o Cowboy Henk con el surrealismo cotidiano de Hieronymus Bosch, la elegancia primitiva de Lyonel Feininger con el barroquismo onírico de Salvador Dalí.
El segundo aspecto que nos sorprende al leer Mi pequeño es el tono de la historia que a menudo nos resulta sorprendente, embarazosa, incómoda y desconcertante al mismo tiempo. Y es que Schrauwen mezcla con precisión la comedia con la reflexión psicológica, la crueldad con el humor, lo alucinante con lo alucinógeno.
La obstinada negación de la realidad que practica el padre respecto a su hijo nos produce un enorme desasosiego, el sadismo de algunas situaciones y el desapego que muestra la gente en general por el dolor humano nos desconcierta y el maltrato – tanto físico como psicológico – que algunas personas causan a otras nos horroriza y nos subleva; al menos así debería ser. Porque ingenuidad, desparpajo, patetismo, profundidad, crueldad e irresponsabilidad se dan la mano para construir unas historias a medio camino entre el costumbrismo surrealista y el chascarrillo punki.
El álbum se abre con un prólogo mudo de cuatro páginas estructurado cual cantar de ciego donde se nos explica el inhumano y cruel parto del pequeño protagonista que causa además la prematura muerte de su madre. Es un episodio duro y sin concesiones que marca el resto de la obra. De los cinco episodios posteriores, de un tono más desenfadado, me gustaría destacar la conclusión del titulado Mi pequeño habla. Tras intentar asombrar a sus amigos del bar con los progresos oratorios de su pequeño, el protagonista acuesta a su hijo y se queda solo en el salón de su casa, allí abrumado por la situación le asalta un momento de desesperación. Es una página-viñeta conmovedora por su patética lucidez. En la primera versión Schrauwen le había añadido un pensamiento del protagonista: “Dios mío ¡Qué feo es este niño!” Pero en la versión corregida el autor, con buen criterio, deja que sea el lector el que rellene el dramático silencio dándole una potencia infinitamente superior a la escena.
Como hemos comentado al principio de esta reseña, la edición a cargo de Fulgencio Pimentel pone en relieve el aspecto gráfico de la obra y le da todo su sentido. La reproducción es muy buena, el papel adecuado y el precio ajustado al esfuerzo que se hace por ofrecer un producto de excelente calidad. Lo único que se echa en falta son 5 ilustraciones alegóricas que sí estaban incluidas en la primera edición de Norma.
Conclusión
Estamos ante una obra renacida. La prodigiosa edición corregida y aumentada que la editorial Fulgencio Pimentel ha realizado de Mi pequeño de Olivier Schrauwen nos permite redescubrir (para algunos) o descubrir (creo que para la mayoría) una de las obras más sorprendentes, estimulantes y paradójicamente innovadoras de este siglo. Desde una propuesta ultra-retro y post-punk, Schrauwen reflexiona sobre los límites del autoengaño como motor para conseguir la felicidad. Y lo hace con una obra gráficamente apasionante y temáticamente desconcertante. Una maravilla…
Salut!
Guión - 8
Dibujo - 9
Interés - 9
8.7
Punki
Una obra gamberra y profunda con un arte excepcional.