Amor, palizas y licra
En el pasado Magazindie hablamos de los últimos trabajos de autores que se han ganado el sello de “grandes clásicos” y cómo estas llegaban a nuestro país, y creo que el gran ejemplo de calidad, edición y formato se lo lleva sin problema la gente de Dolmen Editorial con esta Biblioteca Chaykin con la que están haciendo llegar a España obras de Howard Chaykin realizadas en el presente siglo, y esperemos que recuperen algunas del pasado porque es una buena forma de hacernos con cómics muy interesantes y que fueron rompedores en el medio. Tras tres obras que vieron la luz en Image como son Estados Divididos de Histeria, Hey Kids! Comics! y Satélite Sam, esta última junto a Matt Fraction, nos llega Mighty Love, una un poco más vieja, concretamente de marzo de 2004, que fue publicada originalmente por DC Comics. Y es que Chaykin tuvo una época en la primera década de los 2000 en la que publicaba obras de creación propia dentro de la editorial de Superman y Batman. La que tenemos entre manos viene con un tipo de contrato no muy habitual dentro de la industria, fuera de los sellos de esta (Mighty Love no es ni de Vertigo ni de Wildstorm, lugares donde se publicaban las obras de este tipo) y también fuera del universo superheroico que les caracteriza, donde el autor mantenía los derechos de las mismas. De hecho, si nos fijamos en la edición de Dolmen, el marca DC no aparece por ningún lado. No es un hecho común encontrar algo así, pero da fe del pensamiento del autor y de su importancia en el mundo del cómic.
Howard Chaykin es un autor con una fuerte personalidad, sin pelos en la lengua y que ha llegado a un punto en el que no debe nada a nadie y puede hacer lo que le venga en gana, solo hay que leer las otras obras que ha publicado Dolmen para dar cuenta de ello, tanto en Estados Divididos de Histeria como en Hey Kids! Comics! no tenía miedo a atacar con fuerza al establishment, ya sea político o incluso a la propia historia del cómic, pero Mighty Love es diferente, tiene todas las características del autor pero mucho más suavizadas. Ni por autocensura ni por vender más copias, la primera es dudable que la tenga y la segunda nunca fue su punto fuerte, sino más bien por cómo está ideada la historia y lo que pretende decir.
Mighty Love llega en un momento en el que Chaykin está teniendo como una especie de regreso al cómic de superhéroes, concretamente al de las dos grandes editoriales. Desde 1997 no había vuelto a realizar una serie de esta temática, se había metido en Vertigo con American Century y Bite Club, obras que sí encajaban en el sello, pero cuando realiza esta Mighty Love hace también otra de los Challengers of the Unknown y, los siguientes años, lo veremos en series como Hawkgirl o una mini dedicada a Guy Gardner también para DC, así como Blade, Punisher o recuperando Dominic Fortune en Marvel, además de números sueltos o especiales de Los Vengadores, Puño de Hierro o Capitán América. Por eso es relevante separar Mighty Love de las obras que ha publicado Dolmen recientemente, esa especie de reconciliación con los cómics de superhéroes se nota mucho, es sorprendente ver cómo, tras siete años alejado de ellos y con obras de un carácter diferente, Chaykin tiene ese período de ocho años volviendo a la licra, aunque es Howard Chaykin y este cómic tiene su propio aroma que lo diferencia de productos más habituales.
En una entrevista (que podéis leer aquí) el autor cuenta una anécdota curiosa y que se puede relacionar mucho con esta obra, cuando hizo una historia para Batman: Black & White y los editores le pidieron que cambiase alguna línea de diálogo para que no pareciese que Batman se lo estaba pasando bien en sus salidas como justiciero, claro, pero es que Howard Chaykin es un autor que considera que los héroes se lo pasan bien dando palizas a criminales y vistiéndose de esa forma. Básicamente esto resume lo que vamos a encontrar en Mighty Love, dos personas que se enfundan las licras y salen por la noche a repartir la justicia que no consiguen por el día, pero todo envuelto en ese tono que le da el autor, sin dobleces, con una opinión clara y fuerte, como suele hacer.
Esta historia nos presenta a Delaney Pope, una policía oprimida por los límites de su propio trabajo que se ve en un mundo donde los que están por encima de ella son unos corruptos y los que se suponen sus iguales unos incompetentes. Pope tiene mucha ira acumulada y para soltarla usa la noche, donde se convierte en Alondra.
Por otro lado está Lincoln Reinhart, que se sitúa en el lado contrario de Pope, ¿un criminal?, no, peor, el abogado que los defiende. Pero Reinhart tiene una doble moral, es capaz de cumplir el papel de abogado chulesco y engominado que se codea con las altas esferas para evitar que los peores criminales pisen la cárcel, pero esto le pesa tanto que dedica su fortuna a comprar artilugios y salir disfrazado para cazar a los mismos que defiende bajo el nombre de Ángel de Hierro.
Chaykin tiene una capacidad maravillosa para mostrar la diferencia de sentimientos, la Pope policía es desagradable, una persona triste, pero cuando sale como Alondra refleja perfectamente esa felicidad de la que hablaba, esa autorrealización lograda al anteponer su ego. Lo mismo pasa con Reinhart, el abogado egocéntrico y charlatán da paso al hombre de los juguetes. En definitiva, pone a los superhéroes como niños, con su egoísmo, su inocencia y sus buenas intenciones, casi parece llegar al mismo sitio que Nietzsche con el superhombre.
Pero quizás lo mejor de esta historia es la forma que tiene el autor de contarlo. Todo esto no es algo que él nos vaya diciendo de manera directa, sino que se ve en la actitud de cada uno de los personajes, incluso los secundarios actúan de manera muy inocente. Además todo ello está mezclado con un aire de comedia romántica de los ochenta/noventa, con el toque sucio y sórdido que le da Chaykin a sus obras, pero que nos narra el primer encuentro entre Alondra y Ángel de Hierro y cómo va surgiendo esa química entre ellos, con una clara sexualidad implícita, mientras que sus personalidades de día, en sus trabajos, no paran de tener fuertes encontronazos.
Mighty Love es una obra de apariencia muy inocente, con un primer caso juntos de unos superhéroes que llevan un tiempo rondando por una ciudad pero que nunca se habían cruzado. Ese primer caso también es inocente, no es nada espectacular, ni es lo importante de la historia realmente. Pero bajo toda esa inocencia se oculta la mala leche de la que suele hacer gala el autor. Por eso no estaría de más decir que este es un cómic perfecto para quien no se haya acercado nunca a la obra del autor, no es tan fuerte como las últimas pero deja ver su pensamiento y se pueden desgranar sus características propias, tanto en el guion como en su característico dibujo. Además el color es de Dave Stewart que, si bien no sobresale tanto como en la actualidad, siempre realiza un buen trabajo.
Lo mejor
• El aire único que consigue Chaykin en todas sus obras.
• El juego de inocencia y egoísmo como parte inherente a los superhéroes.
• Resulta un buen punto de partida para entrar en las obras del autor.
Lo peor
• Una historia demasiado sencilla para lo que estamos acostumbrados por parte de Chaykin.
Guión - 7
Dibujo - 7.5
Interés - 8
7.5
Amoroso
Mighty Love es una obra sencilla en la que el siempre interesante Howard Chaykin nos da su propia perspectiva de los justicieros. Inocente y con un poquito de sordidez, resulta magnífica para introducirse en la forma de hacer cómics de este autor.
¿Este material estaba inédito aquí o ya se había publicado en el pasado? Es que me suena que lo tengo pero con una portada distinta, no sé si en castellano o en inglés. A lo mejor me estoy confundiendo con otra obra suya…
Hasta donde yo sé esta es la única edición en España y esa la única portada con la que se editó en USA, pero puedo equivocarme.