Un apasionante viaje por el norte
Unir a Neil Gaiman con «mitos» es éxito asegurado. El escritor británico nos lleva demostrando sus grandes capacidades para tratar temas de corte metafísico desde Sandman (y antes). Los dioses, los seres sobrenaturales, los cuentos y lo onírico son lo suyo, y si dicho cómic podía parecer una ilusión momentánea Gaiman no dejó de demostrarlo una y otra vez con libros como American Gods o Stardust. Pero Gaiman ama el cómic y, además de seguir haciéndolos, no duda en adaptar sus novelas al noveno arte.
En 2017 sacó a la venta un libro que llamó la atención, Norse Mythology. ¿Neil Gaiman escribiendo sobre la mitología nórdica? Eso había que leerlo. Como no podía ser de otra forma, el libro, compuesto de diversos relatos, tuvo muy buenas críticas y, una vez más, llegó el turno de hacer la adaptación. Solo que esta vez la idea fue algo diferente pues Gaiman se asoció con P. Craig Russell (El anillo del Nibelungo), cosa habitual para sus adaptaciones, pero alejándose del formato serie regular o novela gráfica para acercarse a las antologías, al fin y al cabo el libro es una colección de historias ¿por qué no hacer lo mismo con el cómic?
Así los autores plantean a Dark Horse tres miniseries de seis números cada una, que Planeta Cómic recoge en tres tomos, y con un dibujante diferente para cada historia, aunque al final alguno llegará a repetir. Pero en definitiva ese es el concepto, diferentes historias que nos llevan a momentos clave dentro de los Mitos Nórdicos. Precisamente la gran presencia de la mitología nórdica en el mundo del cómic, por la trastocada versión que hizo Marvel de Thor, hace del acercamiento de Gaiman una obra mucho más atractiva. Aquí no hay versiones superheroicas sino que, al estilo de cuentacuentos que le gusta al autor, nos vamos topando con pequeñas historias muy sinceras y agradables.
Para empezar, y como no podía ser de otra manera, los autores se lanzan con el origen de la cosmogonía nórdica y la creación de los nueve mundos. Esta parte es la más cercana al libro ilustrado, pues el propio P. Craig Russell dibuja mientras toma los textos de Gaiman sin diálogo alguno. Un bien necesario para saber lo básico sobre el inicio de los dioses pero que contrasta con lo que nos vamos a encontrar después, diversas historias ya dialogadas, con Neil Gaiman escribiendo esas partes. Como suele ser costumbre, el autor de Sandman no suele dejar adaptar sus obras sin su participación.
De ahí en adelante el tomo se convierte en un auténtico festival de buenas historias con dibujantes de primera línea, como demuestra la siguiente que encontramos, la de la pérdida del ojo de Odín con dibujos de Mike Mignola. Ya solo esas páginas justifican la compra del tomo, pero resulta que a continuación entra Jerry Ordway. El conocido por ser uno de los grandes dibujantes de Superman, entre otras cosas, aporta un estilo clásico precisamente para una de las partes más conocidas, ciertos regalos de los enanos a los dioses, con pelea entre Thor y Loki incluida.
Mucho menos conocido tenemos a Piotr Kowalski, un artista que encantó por su trabajo en obras como Bloodborne o la inédita en España Come Into Me que aquí opta por una línea mucho más clásica, siguiendo un poco a Ordway, y dando algo de humor a la historia, siendo él un dibujante más cercano al terror, aunque igual de detallista que siempre. Una gran historia que nos enseña a unos dioses quizás no tan limpios e inocentes como pudiera parecer en la anterior parte, dando una versión de Loki muy interesante.
Siguiendo con Loki entra David Rubín, que ofrece un fuerte contraste con los dos anteriores, en estilo, no en calidad. Obviamente el dibujante gallego encaja en las historias mitológicas como un guante. Desde El Héroe hasta Rumble pasando por Beowulf, Rubín sabe hacer que el lector entre en mundos mitológicos, tanto lo saben Gaiman y Russell que es de los pocos que repite en las siguientes entregas. Con un tono mucho más oscuro que las anteriores, “Los hijos de Loki” se alza como la más interesante del tomo, con una tristeza y crueldad que las otras no enseñaban de forma tan directa.
Cerramos con una de las grandes, una artista que siempre ha estado asociada a los cuentos y que se la recuerda, entre muchas otras cosas, por su trabajo en Sandman. Jill Thompson se va hacia un estilo más realista para contarnos “La extraña boda de Freya”, pero su trazo y su narrativa ayudan a dar a esta historia un tono más cercano al cuento clásico. Así se certifica lo bien hecha que está esta serie. No solo las historias de Gaiman son buenas, sus diálogos están muy bien metidos, lo que añadido al guion y los bocetos de Russell le da ese sentido de unidad aún trabajando con distintos dibujantes. Pero es que el apartado gráfico de cada historia es sobresaliente, los autores están muy bien elegidos, no solo por ser todos buenos narradores sino porque su estilo, peculiar en cada caso, ayudan a dar a la historia el tono que necesita, de tal forma que pasamos del humor al drama de manera muy orgánica. También ayuda que en cuatro de ellas, las de estilo más clásico, tengan al mismo colorista, Lovern Kindzierski, que consigue esa homogeneización. Solo Mignola viene con su habitual compañero, el multipremiado Dave Stewart, mientras que Rubín y Thompson aplican el color en sus propios trabajos.
En definitiva, es un buen tomo para cualquier persona interesada en estos mitos o para quien siga las obras de Neil Gaiman. Quién no sepa nada de los Mitos Nórdicos encontrará una serie de narraciones breves que luego puede ampliar leyendo el propio libro de Gaiman, y quién ya tenga conocimiento de todo esto disfrutará con la revisión y unos dibujantes de primera. Además la edición de Planeta incluye algunos extras entre los que están las portadas originales y las variantes que hizo David Mack, no ponerlas hubiera sido un crimen.
Lo mejor
• Poder leer a Gaiman y Russell revisitando a Odín y familia.
• Los dibujantes escogidos encajan a la perfección con cada historia.
Lo peor
• Si no te interesa la mitología nórdica no es para ti.
Guión - 9.2
Dibujo - 9.2
Interés - 9.2
9.2
Nórdico
Una historia de Gaiman adaptada por Russell y con un plantel de dibujantes sobresalientes, ¿hace falta decir más?
No lo dejéis pasar.
Diría que es lo mejor que he leído de Gaiman, nada menos.