Edición original: marzo 2012, Dark Horse Comics.
Guión: Gary Gianni (con relatos de William Hope Hodgson, Clark Ashton Smith, Perceval Landon y Robert E. Howard).
Dibujo y tinta: Gary Gianni.
Formato: 168 páginas en blanco y negro editadas en cartoné.
Precio: 24,99 $.
Monstermen and Other Scary Stories es un volumen que recopila todas las historias que Gary Gianni llevó a cabo con los protagonistas del Corpus Monstrum. ¿Y qué es el Corpus Monstrum?, ¿y quién es Gary Gianni?, te preguntarás. Vamos a lo segundo.
Gary Gianni es un artista norteamericano que labró su carrera después de ocho años dibujando la tira de prensa de El Príncipe Valiente. Como admirador del inmenso Hal Foster, su talento se convirtió en algo innegable después de semejante etapa al frente de la colección. Y es que no es para menos. Su estilo, inconfundible, resulta de la evolución evidente de mimetizar el trazo de los grabados e ilustraciones del XIX y de tener el ojo puesto en sus representantes más encomiables. Tras un somero vistazo a sus páginas se hace evidente el influjo de Gustave Doré, es cierto, pero adonde se dirige su plumilla es hacia los ilustradores de cuentos y relatos del XIX. ¿Os suena Arthur Rackham? Pues Gianni podría pasar por uno de sus discípulos. Foster, Rackham y Doré como tres patas de la butaca que sostiene el universo del creador de Monstermen. Semejante currículum asegura viñetas para el recuerdo. Y tal es así que podría pasarme horas dejándome las retinas contemplándolas. En manos del autor, nunca el concepto splash page estuvo más justificado.
Aún no ha quedado resuelta la duda del significado del Corpus Monstrum. Pues bien, esa es la denominación que recibe un gremio de individuos que desde la Edad Media lucha contra las fuerzas oscuras en todas sus representaciones. Demonios, brujas y vampiros como punta de ariete del inframundo. Y para detener a semejante horda, hombres valientes y dispuestos, mártires cuya naturaleza también queda en entredicho respecto a su humanidad. ¿Pues no es acaso Benedictus, el protagonista de Monstermen, un tipo inusual? Vestido con esmoquin, este luchador contra las fuerzas del mal lleva su rostro siempre oculto bajo un yelmo medieval. Apenas se conoce su origen, casi nada se sabe de su pasado, pero gracias a su sabiduría, y a la ayuda de su inestimable sidekick, el ilustre director de cine Lawrence St. George, el mundo es un lugar más tranquilo. Como si de un reflejo del dúo dinámico se tratase, o quizá mejor como un trasunto desmedido de Holmes y Watson, ambos viven en una morada imposible: un transatlántico varado en la costa. Pero más que naufragado, el vehículo reposa de manera peligrosa sobre su proa, en un ejercicio imposible de gravedad. Este es un ejemplo de lo inusitado del universo que habitan semejantes protagonistas.
Y si su entorno ya es de por sí extraño, no lo serán menos sus antagonistas. Vaqueros zombi, piratas pulpo, hombres de las nieves, calaveras con bigote o gárgolas deformes componen un freakshow de lo más variopinto. Pero no te creas que esto es un mero carnaval de referencias pulp con guiño al lector. Algo de esto hay, desde luego. Pero la intención no es arrancar un gesto cómplice por la referencia bizarra. Al contrario, Gianni, deudor de sus avatares narrativos, logra reflejar el misterio y el temor de los relatos de horror que homenajea. ¿Y quiénes son estas fuentes literarias? Por lo citado, debería estar claro ya. Desde Robert E. Howard hasta Edgar Allan Poe. Pero quien merece una atención especial es William Hope Hodgson, quien incluso recibe un homenaje directo en el apellido de uno de los personajes que les apoya en los casos. El creador de la inolvidable La casa en el confín de la tierra impregna de su influencia todas las páginas del tomo a través de la figura de su magnífico Carnacki, el protagonista de su más notable libro de relatos. De hecho, el uso totémico del pentáculo como arma de defensa frente al maligno se convierte para Benedictus, nuestro hombre misterioso, en una de las armas usadas contra los demonios que acechan una casa encantada.
Pero esto no sería interesante si el asunto se quedase en un mero homenaje. Como digo, Monstermen es capaz de manejarse por si mismo. Y sí, es cierto que el John Silence de Algernon Blackwood o el mismo Hellboy podrían pasearse por estas páginas como partenaires más que adecuados, de hecho, alguna de estas historias aparecieron como complemento en tebeos del demonio creado por Mignola, pero más correcto es comentar que Benedictus posee una personalidad que lo hace particular. La amalgama de referencias crea, milagrosamente, una nueva criatura, una sui generis, que entra con garbo en el panteón de investigadores de lo paranormal.
Sus bases y bazas fundamentales son variadas. Por una parte, cierto sarcasmo, cierta flema británica en la resolución de los casos, donde Gianni destaca por el uso del lenguaje, refinado y rebuscado en ocasiones, en un reflejo de las fuentes literarias de las que nace su criatura. Elegante y erudito, Benedictus no es un matón de taberna. Lo mismo conjura una solución para un horror del inframundo que describe el placer que siente al aspirar el aroma del tabaco que fuma de su ostentosa pipa. Su vestimenta, ese esmoquin constante, no hace sino recalcar el estereotipo del gentleman en el que encaja. Y aunque en las Antípodas visuales de lo esperado, no resulta inútil afirmar que su yelmo medieval proviene de una época en la que caballero era sinónimo de gallardía y erudición, ambos detalles afines a la naturaleza del personaje.
Por otra parte, resulta necesario subrayar el tono casi surrealista del acercamiento de Gianni al fantastique más lisérgico. Monstermen disfruta de una poderosa personalidad gracias a la naturaleza inusual de sus mundos de horror. Sus espectros tienen un pie en la leyenda más enciclopédica, pero el autor sabe darles las vueltas de tuercas necesarias para arrastrarlos a su universo particular. Así, los fantasmas de actores del cine mudo aparecen vestidos con sus más famosas indumentarias de cowboy, los piratas son pulpos antropomorfos y los trasgos de la navidad, seres deformes con el rostro en el tórax. A pesar de cierta familiaridad en las formas, nada es lo que parece en el mundo de los Monstermen.
Por cierto, volumen no editado, aún, en España, de acuerdo. Pero la extinta Dude Comics publicó en este país el primer volumen de las aventuras de Benedictus y compañía bajo el nombre de Corpus Monstrum. En saldos y librerías de viejo aún lo puedes encontrar. Tesoro asegurado.
Pintazaca pa la saca!!
Sip, tiene una pinta muy chula.
Soys unos mamonazos. Primero hacéis que me lleguen los dientes hasta el suelo y luego me decís que no está publicado aquí…….
Por cierto, el tipo del Estegosaurio en la cabeza es igualico igualico al genial Vincent Price.