Vuelve
Cual es costumbre en el autor (véase, por ejemplo, el best-seller El tesorero), ¡Elecciones! aprovecha una coyuntura actual para enebrar disparates muy alejados de su hipotético referente. En este caso, los últimos comicios, celebrados el 20 de diciembre de 2015, inspiran el ingenioso pretexto argumental que podría resumirse en la frase «todos fundan su propio partido político»: en efecto, el elenco habitual de la serie (Mortadelo, Filemón, «El Súper», el profesor Bacterio, Ofelia, etc.) constituyen y lideran sus propias siglas rimbombantes como «PPRO» («Pueblo al Poder Rompiendo Osamentas») o «CULO» («Científicos Unidos Liberando el Orbe»), con las que disputar la hegemonía del hemiciclo parlamentario a los tradicionales PP y PSOE y los alevines de Ciudadanos y Podemos, también presentes y apenas enmascarados en la parodia. Sigue la procesión de locuras sin pausa que esperamos de Ibáñez… un Ibáñez, por desgracia, anquilosado en su viejo repertorio.
¡Elecciones! -digámoslo ya- es uno de los álbumes más flojos de su autor. A nadie se le escapa que la cabecera lleva lo menos veinte años viviendo de las rentas de sus años más fértiles, instalada cómodamente en la efectividad mecánica del gag y el carisma de sus protagonistas. La pericia de Ibáñez (es raro que no logre una o dos veces hacer reír) y ocasionales chispazos de genio (talmente yo mismo describía en Su vida privada o El tesorero) evocaban tiempos mejores a la vez que mantenían la experiencia lectora por encima de unos mínimos agradecidos. Sin embargo, esta nueva entrega decepciona incluso en los frentes que parecían más sólidos, como en la compenetración del dibujo de Ibáñez con la expresividad gestual de sus criaturas (compruébese la desgana con que en la pág.20 se repiten caras y situaciones, por ejemplo). Tampoco ayuda el saqueo constante de éxitos pasados, como las vicisitudes para allanar los hogares de los rivales políticos o la preceptiva visita al pueblo rústico. Nadie espera a estas alturas un tour de force como en la época dorada, pero ¡Elecciones! parece un corta y pega sin demasiados miramientos. Desprende un olor a rutina desde la prehistoria del prólogo inicial hasta el desenlace risible descrito en los periódicos, pasando por las consolidadas cuatro filas por plancha o los chistes recurrentes a costa de la Ofelia, el Bacterio o la pensión El Calvario.
¿Qué nos queda? Ibáñez, incluso involuntariamente, nos retrata en nuestras nimias mezquindades, como la presunción de que todo político tiene algo que ocultar, de que las campañas electorales se basan en el engaño y que, en suma, cada participante solo para en su propio beneficio. Puede motivar también la caricatura de personalidades de la vida pública como
Javier, no se si lo has hecho a propósito o no, pero tal como está el patio político hoy en Catalunya me parece acertadísima la mención de este cómic en un día como éste.
Al margen de eso, Ibañez hace mucho que dejó de sorprender con sus obras y se estableció en un tipo de historias repetitivas que pocas veces van más allá del planteamiento inicial y algún que otro chiste logrado. Pobre bagaje para un autor que nos brindó obras tan geniales como El Sulfato Atómico o Valor y al toro.
No ha sido intencionado, pero ahora que lo dices… 😛
una critica honesta para remarcar que,en efecto,el albúm es flojo,pero flojo,flojo.vamos,bastante más chicha tenia la de EL TESORERO.curioso ,además,el escaso parecido de iglesias en el trazo del maestro.
Y,hombre,sí,con ochenta tacos tampoco se le pueden pedir peras al olmo,pero pese a ello,yo sigo viendo destellos de genialidad en algunos de sus últimos albumes,pinceladas de un trabajador constante que de vez en cuando dá con la tecla.eso,sí, esperar algo como lo de sus primeros trabajos,ya no podemos esperarlo.como tampoc espero recuperar yá a los metallica de los 90.las cosas pasan y pasan.
lo que sí me exaspera es la inutilidad de una editorial que se muestra incapaz de ver la posibilidad de editar más allá de los sempiternos agentes.
es que ya no hablamos de rescatar parte del enorme tesoro de bruguera,aquí ya me refiero a la larga e ingente producción en la carrera de ibañez.
¿de verdad tanto costaria editar algún tomo dedicado a temas varios:»godofredo y pascualino,viven del deporte fino»,»doña pura y doña pera»,historias como la del primo de frankestein,aquellas secciones dedicadas al deporte,las dedicadas a los temas varios de los distintos almanaques de la editorial del gato negro,aquella primera página que era una sección casi fija en los supermortadelos,por no hablar de los miles de chistes de una sola viñeta que se ha currado este hombre en todos aquellos años en los que era el john byrne de la bruguera,y estaba en todos lados,y en todas las cabeceras.
es absolutamente inexplicable que todo ese material permanezca en el limbo.
y que nadie explique por que esto es así.
El mundo editorial español es ciertamente inescrutable. Hace tiempo que desistí de poder comprender sus inexplicables bandazos y lagunas.