«¡Aquí sobra uno! ¡Somos once!.»
Desde mediados de la década de los cincuenta, y hasta entrados los setenta, el movimiento por los derechos civiles puso a prueba la fortaleza y realidad de la sociedad estadounidense. Las reivindicaciones y protestas asaltaron el sueño americano con pintadas a propósito de temas como la discriminación racial, los derechos de las mujeres, la homofobia y la Guerra de Vietnam. La llamada contracultura nació como una respuesta al creciente clima de tensión social; una corriente que también tuvo un importante impacto en la industria del cómic norteamericano.
El conocido como comix underground se convirtió en un espacio único para sus guionistas y dibujantes. Uno apartado y aislado de los intereses y la autocensura de las grandes editoriales que les permitió explorar otros caminos posibles para la viñeta. Sus historias hablaban de sexo, violencia y drogas con total y libre impunidad. Y se podía palpar en sus páginas el odio al sistema de regulación del Comics Code Authority encargado de mutilar la creatividad y libertad de expresión de los autores del medio.
El kilómetro cero del comix underground se sitúa en 1968 con la publicación del primer número de la revista Zap Comix de
… Y mientras tanto en Japón
En ese mismo momento, al otro lado del océano Pacifico, Japón buscaba superar la depresión de posguerra. El país se había abierto al mundo y adoptado la democracia como medio de prosperidad. La cultura sufrió una proceso de occidentalización y en muchos aspectos sociales esto tuvo también sus repercusiones. En este contexto el cómic japonés vive un proceso de cambio en los mismos limites del mercado mainstream. La revolución está ligada a la incorporación de una nueva generación de autoras al medio: el Grupo del 24. El nombre viene porque la mayoría de sus integrantes habían nacido alrededor del año 24 del periodo Shōwa (correspondiente a nuestro 1949). Eran aficionadas que se habían criado con el trabajo de mangakas como
Las innovaciones temáticas y gráficas del Grupo del 24 se establecieron en el marco del shōjo manga, una demografía que hasta el momento había planteado historias muy simples y prototípicas. En parte el motivo era el desinterés de editoriales y autores por su misma esencia. Tanto el cómic japonés como el estadounidense dirigido al público femenino había sido concebido y desarrollado por hombres. Ni en el País del Sol Naciente ni en Estados Unidos era habitual la presencia de mujeres en el mundo del cómic. La diferencia en este caso la marcan las lectoras. Las publicaciones de shōjo manga cobran más fuerza después de la Segunda Guerra Mundial. En cambio, en Estados Unidos el cómic romántico -supuestamente destinado al público femeninio- pasa de vender millones en los años previos al conflicto a ser una simple anécdota en décadas posteriores. Esto acabó alejando del cómic a muchas lectoras que vieron como el medio se convertía en un territorio dominado por y para los hombres.
En Japón no sucedió lo mismo. Las editoriales estaban mucho más interesadas en atraer y mantener el favor de su público femenino. Esto llevó a las compañías a confiar en sus autoras para reinterpretar la herencia de sus mayores. Las historias en sus manos se tornaron más ambiciosas, tratando temas relacionados con el sexo, la identidad y el género. El relato romántico clásico se fusionó con géneros como el drama histórico, la fantasía o la ciencia ficción. No se estancó como sucedió en el caso de Estados Unidos. La revolución prosperó dando lugar a subgéneros como el shōnen-ai y el yaoi, con personajes protagonistas masculinos idealizados y andróginos para que las aficionadas se identificasen con ellos. Este tema lo podéis ampliar en la web con nuestro Especial San Valentín de este año: Cuando el amor es cosa de hombres.
Mōto Hagio entra en escena
En resumen, durante la segunda mitad del siglo XX, tanto en oriente como en occidente, la mujer se incorpora como profesional al mundo de la viñeta. Pero las circunstancias en las que lo hace y los resultados son también muy diferentes. En Estados Unidos las autoras siguen siendo minoría y su trabajo se mueve en cauces más marginales. En Japón la mujer se incorpora al medio y y su desempeño tiene una mayor visibilidad. Las lectoras son alentadas en comparación a lo que sucede en Estados Unidos que son señaladas. Las precursoras del nuevo empuje del manga son autoras como
El estilo lento y reflexivo de la narrativa de
Este es uno de los mejores títulos para entrar en contacto con
La premisa de ¿Quién es el 11º Pasajero? no puede se más sencilla y directa. Se centra en la prueba de acceso a la Universidad Estelar que debe realizar la nueva promoción de aspirantes a esta prestigiosa institución intergaláctica. Los candidatos llegados desde las principales civilizaciones de la galaxia deberán dividirse en grupos de 10 personas y afrontar un último examen. Este consiste en sobrevivir junto a sus compañeros durante 53 días en una nave a la deriva. Todos deben unir esfuerzos para lograr sus objetivos, si solo uno de ellos se rinde el grupo quedará automáticamente descalificado. Pero en el grupo 22 hay un undécimo pasajero que sembrará las dudas y el miedo en el resto de la tripulación.
¿Quién es el 11º Pasajero?
¿Quién es el 11º Pasajero? se centra principalmente en dos personajes. Tada, un humano con una extraordinarias habilidades de percepción. Y Frol, su malhablado y andrógino compañero que oculta un secreto sobre su verdadera condición. La intriga por conocer al impostor es el epicentro que determina su relación y la del resto de peculiares secundarios que aparecen en la historia. La autora tira de la madeja de este misterio para plantearnos cuestiones más importantes relacionadas con la política, la violencia, la incomprensión o el sexo. Este último como elemento determinante en la creación de roles en cualquier sociedad humana o, como en este caso, extraterrestre.
En ¿Quién es el 11º Pasajero? también tenemos la descripción de la convivencia como mismo origen de conflicto. En él se introduce el tema de la lucha de clases. Para ello se contraponen las figuras de Tada y el Rey Baseska. El primero es un joven humilde, pacifista e idealista con una empatía y sensibilidad muy marcadas. El segundo un aristócrata de mentalidad perfeccionista cuyas buenas maneras ocultan un tono autoritario. Desde un primer momento nadie cuestiona el liderazgo de Rey Baseska pero existe una oposición moral por parte de Tada que soscava sus decisiones. Esto le llevará a eliminar todo rastro de individualidad y traición en el grupo, aunque para ello tenga que recurrir a la violencia. A Tada solo le quedará su honestidad como arma.
¿Quién es el 11º Pasajero? se publicó en 1976 y resulta hija de su tiempo. Especialmente a nivel gráfico. El dibujo de
Al horizonte del este, eternamente el oeste
En 1986 ¿Quién es el 11º Pasajero? fue adaptado al anime por
La historia recupera a Tada y Frol, ahora alumnos de Universidad Estelar. Estos reciben una invitación del Rey Baseska para visitar su planeta Aritoska Re. La pareja acepta el ofrecimiento sin saber que la guerra entre este planeta y su vecino Aritoska La está a punto de estallar. Tada y Frol se verán en mitad de un conflicto en el que también están involucrados la supranación Douze, las Naciones Galácticas Unidas y la Universidad Estelar. De esta manera, en esta segunda parte de su obra
La ciencia y la religión se utilizan como elementos opuestos pero a su manera aglutinantes de la cultura y la sociedad. La mitología de herencia grecolatina que ya vimos en la primera parte de la obra cobra aquí nuevo y destacado relieve. Todo esto ayuda a configurar un contexto lleno de ideas y matices aunque muchos sean meramente ornamentales. El personaje del Rey Baseska centra el interés del relato. El suyo es un viaje iniciático lleno de dificultades y peligros para convertirse en un buen y digno gobernante, como si de El Príncipe de
Esta continuación sacrifica la intimidad del relato original por una puesta en escena más ambiciosa, con más escenarios y personajes en liza. Esto añade intensidad y épica a la ecuación pero al mismo tiempo hace que el conjunto se pierda por aguas más conocidas. La obra afianza su componente dramático y emocional, y un humor que funciona como válvula de escape. La historia llega a su conclusión cerrando las tramas abiertas aunque curiosamente dejando un final muy abierto a la relación de sus protagonistas. Aunque esto, una vez visitado el universo de
Epílogo
En 2012
«Nos preguntamos cuántos corazones habrán quedado entrelazados del mismo modo. Dentro de esta era, bajo este cielo repleto de estrellas, hay infinitos seres, con infinitas esperanzas y sueños. Más allá del este, mucho más allá del oeste, en incalculables galaxias que se extienden hasta la eternidad, sobre un mismo horizonte.»
Genial articulo. Suena sumamente interesante esta obra.
Una de las mejores compras que hice el año pasado. Por 12 euros la edición que nos presentan está cuidadisima, y con lectura para rato. El manga en sí tiene todo el encanto ochentero y bastante calidad. Recomendado.