«No fue fácil para el hombre volver a la ciudad. La abandonó años antes, decepcionado, muy decepcionado con lo que al final se convirtió en Radiant City. La ciudad de sus sueños… que él mismo diseñó… era ahora la ciudad de sus pesadillas. Sí, el hombre ha regresado para deshacer el daño que cree haber hecho… aunque eso le mate.
Dean Motter (Terminal City) revolucionó el concepto gráfico de los cómics con la creación en los años 80 de Mister X, una obra concebida como un cómic de diseño, en la que colaboraron autores de la talla de Dave McKean, los Hernández Bros, y Seth. Un cómic irrepetible.»
Sorprende la franqueza de Norma en la edición de Mr. X. Sorprende, digo, porque ya desde un principio, en la introducción de Arlen Schumer que abre el volumen, se nos avisa de que estamos ante una obra fallida. De buenas pero dispares intenciones que no coincidieron en crear un producto unitario y compensado.
Es, pues, una obra que nos demuestra hasta qué punto el todo y la suma de las partes son algo distinto. Unas veces algo mayor, otras desgraciadamente menor.
Dean Motter, Paul Rivoche, los Hernández Bros, artistas todos ellos de prestigio al servicio de una misma creación pero, como si de una pieza musical se tratara, tocándolo cada uno con un registro diferente. Músicos de nivel que no han sabido formar orquesta porque cada uno llevaba una partitura diferente.
El tono localista y de culebrón algo humorístico, tan propio de los Hernández Bros y tan efectivo en sus historias de frontera, se demuestra inadecuado para el mundo y los personajes concebidos por Motter y Rivoche. Y tampoco estos dos autores consiguieron ponerse de acuerdo en el tono de la historia que debía sostener a este producto del diseño, este hijo de la imagen que es Mr X. Esta creación de Motter, que para mí consigue su máxima expresión en las ilustraciones de Rivoche, genera todo un mundo de interesantes conceptos que pudieron haber tejido una gran historia… pero no lo hicieron.
Mr X es un arquitecto maldito que, después de haber descubierto la psicoarquitectura, capaz de influir en el pensamiento a partir del diseño arquitectónico, lo aplica en la planificación de una ciudad llamada a ser espacio de ensueños, Radiant City. Pero las cosas no salen como se planificó y el sueño se torna pesadilla. Las neurosis invaden la mente de los habitantes de esta ciudad de edificios infinitos. Y los suicidas cayendo desde los tejados se convierten en escenario habitual de sus calles siempre oscuras.
Mr X, preso de la culpa, emprende una carrera suicida contra el tiempo y contra el sueño, atiborrado de drogas, para tratar de deshacer el mal al que dio origen.
Como se puede ver, un argumento prometedor que, junto con los bellos dibujos de Jaime Hernández, constituyen las dos facetas más atractivas de esta obra. Dos aspectos que, por si solos y por separado, tienen todo un valor intrínseco que justifica la compra de este cómic y que, conjuntamente, hacen que anhelemos lo que pudo haber sido y no fue.
Aún así, supera el interés de esos dos aspectos la historia inconclusa de Sienkiewicz y la de Dave Mckean que abre el recopilatorio. Dos historias que sí supieron encontrarle el tono al mundo imposible de Mr. X. Al igual que las bellas ilustraciones de Paul Rivoche, algunas contenidas en el tomo de Norma, otras que reproducimos aquí y otras que podréis encontrar en este enlace. La muestra perfecta del verdadero Mr. X.
GRan reseña, Toni, as usual! 😉 Aunque alerten que se trata de una obra fallida, tiene pinta de ser muy curiosa. A ver si le echo 1vistazo, aunque en estos tiempos de aluvión de novedades comiqueras, va a estar difícil que la compre a corto plazo.
Un saludo!
Gracias por el comentario, David
¿Por qué es fallida?
Porque cada autor implicado llevaba una idea diferente del tono que debía tener la historia y unas no casan con las otras. El personaje nace como ilustración para un disco y crece en ilustraciones sueltas. Muy sugerentes todas ellas, abiertas a multiples interpretaciones. Cuando toda esa capacidad de sugerencia tuvo que concretarse en una sola y misma historia, cada uno tiró por un lado. Eso hace que la historia chirríe, a pesar de que por debajo del chirrido aún puede disfrutarse algo lo inspirado de cada una de las partes autorales.
este nunmero tiene tiempo …esta toda la serie dentro de el o planea sacar mas tomos norma?
A mí entender, después de haberla leido, esta entera. Y sí que tiene tiempo, sí. A ver si se pasa Josep Rom por aquí para ilustrarnos sobre el tiempo que la vió nacer.
Vaya!!! Pues había descartado su compra por haber oido, como dices, que es una obra fallida. Pero el argumento que cuentas es de lo más sugerente … y los autores son de lujo … a por ella vamos!!
Un saludo.
Sí, Rafa, genera sensaciones encontradas. Tiene cosas que te encantan y luego te das de cabezazos porque no las desarrollen de otra manera.
Mea culpa, mea culpa.
Lo siento Toni te dije que enviaria la reseña de Mister X que hice en la revista Krazy Comics en 1990 y no lo he hecho.
Recupero ahora un fragmento de ese texto: «Detrás del arquitecto ésta su ciudad. Una ciudad que Jaime Hernández insinua, con edificios indefinidos, sin ornamentación, con cientos de ventanas iluminadas sobre fondo negro. Con viñetas repletas de seres de rostro inexpresivo, derrotados, cayendo de los edificios».
Reproduzco lo que me parece más interesante de una reseña que pecó de optimismo. Pero reconozco que el planteamiento de Motter me sigue pareciendo fascinante. Mister X es en realidad un drama . La modernidad fracasa y nace la ciudad prisión, el racionalismo no resuelve los dramas de la convivencia y las emociones dominan la vida Mister X como controlan la nuestra. La arquitectura utópica construye una ilusión que no mejora la vida del ser humano.
Motter y los Hernández tienen una visión de la ciudad determinada por el discurso crítico de la arquitectura posmoderna a la racionalidad de la modernidad. Lástima que los Hernández resulten tan frivolamente «culebroneros» y no entiendan que el tono adecuado para esta historia es bastante más patético.
Eso, eso, bravo!!! Esto no es un simple cómic de diseño, puesto que tiene sembradas en ella ideas fascinantes.