Bienvenidos a la segunda entrega de la sección en la que comentamos las novedades más destacadas del mercado independiente americano y las series en curos más interesantes. Esta semana, debido a contratiempos extraordinarios, solo pudimos incluir dos series. No obstante, confiamos en que os gustarán.
Savage Dragon #227-238, de Erik Larsen
El año pasado Erik Larsen anunció que Savage Dragon pasaba a ser una serie para adultos. Era un movimiento bastante lógico teniendo en cuenta lo violenta que es la serie desde sus inicios en los 90. Hace poco Image volvió a ofrecer suculentos descuentos en todo su catálogo digital, y decidí ponerme al día con la serie. Tenía curiosidad. ¿Qué haría Larsen, un autor sin tapujos, con la libertad que ofrece la calificación «M/Mature«? ¿Historias arriesgadas como The Divided States of Hysteria? ¿Cómics impactantes con imagenes de una fiereza que no se puede conseguir con otra calificación para edades? Pues no. Lo que me encontré me desmoralizó tanto que dejé de leer antes de llegar al último número publicado en USA.
Savage Dragon es puro hentai. En cada viñeta Larsen trata de enseñarnos los pechos y los genitales de los personajes femeninos. No tiene problemas en recurrir a perspectivas imposibles si es necesario. En casi cada número tenemos el dudoso placer de leer escenas de sexo tan gráficas como exageradas, la clase de cosas que uno esperaría de las tiras satíricas de un magazine como Playboy, no de un cómic como Dragon. La clase de escenas que no vamos a describir por miedo a exponer a niños inocentes a la perversa idea que tiene Larsen de las relaciones sexuales.
Si tuiviese que comparar la nueva etapa de la serie con otro cómic, ese sería la Patrulla-X de Chuck Austen. Al igual que al favorito de Bill Jemas, a Larsen solo le interesa hablar de sexo. Pero no desde una perspectiva adulta. La actual trama de la serie consiste en que la esposa de Savage Dragon se siente insegura de ser lo suficientemente atractiva para él. Como consecuencia de ello, trata de ganarse su amor convirtiendose en una adicta al sexo. Prácticamente solo habla sobre felaciones, trios, y demás clase de actos, ejem, indecentes cada vez que aparece. Larsen trata esto como un running gag… ¿Hace falta decir más?
Como en los cómics Austen, al guion le da igual todo excepto el acto sexual. Hay supervillanos que aparecen ocasionalmente para una pelea en la que las superheroínas pierden sus prendas y tienen que adoptar posturas con las que marcar los genitales contra su ropa interior. O para excitar al lector también; Larsen no se avergüenza de ideas como las malvadas Sex-Dolls. A veces, alguna cosa sucede que desencadena algo medianamente interesante. O eso creo, porque a Larsen le importa tan poco todo lo que no sea el sexo que no tengo claro qué quiere contarme exactamente. Sus guiones no tienen orden ni concierto. Claro, es más importante tener conversaciones en las que, por poner un ejemplo, una amiga le pregunta a Dragon porque no quiso penetrarla en el trio que tuvieron anoche con su esposa. O dejar claro que superar un trauma practicando sexo con strippers está mal si no tienes el consentimiento de tu marido. No me invento nada de esto.
Lo único destacable de Savage Dragon es el dibujo. Larsen se mantiene fiel a su conocido estilo, y no ha perdido habilidad diseñando páginas. Confieso que me encantaron las escenas de acción. Los colores digitales, cortesía de Niko Koutsis, le dan un acabado final atractivo al dibujo. Y qué decir de la rotulación de Ferrán Delgado, quien consigue hacer que los larguísimos diálogos del guion fluyan con naturalidad a lo largo de cada página, muchas veces con poco espacio para bocadillos. Su labor rotulando ni se interpone entre Larsen y los genitales que tanto disfruta dibujando.
En definitiva, leer la nueva etapa de Savage Dragon me ha hecho comprender el calvario que muchos pasaron leyendo la Patrulla-X de Chuck Austen sin ser conscientes de lo que iban a encontrar. Esperaba algo más que una visión adolescente de lo que debería ser un cómic para adultos.
Mars Attacks #1, de Kyle Starks y Chris Schweizer
Por enésima vez, vuelven al cómic los malignos marcianos creados por Wally Wood y Norman Saunders en una sorprendentemente violenta colección de cromos de principios de los años 60, y quizás popularizados fuera de las fronteras de EUU por la divertidísima película dirigida en 1996 por Tim Burton. En esta ocasión, la invasión de los habitantes del cuarto planeta del sistema solar es vista a través de la óptica de un hombre al que esto le pilla justo cuando va a visitar a su anciano padre en el asilo.
Kyle Starks hace lo más inteligente en estos casos de historias apocalípticas ya un poco vistas: mover el foco de la invasión en sí, por lo menos en esta primera entrega, y trasladarlo al efecto que esto produce sobre las relaciones humanas, cómo situaciones extremas hacen salir cosas que anidan en nuestros interiores. En este caso se trata del choque generacional entre Spencer, un hombre con poco sentido de la responsabilidad laboral, incapaz de acabar nada en su vida, y su marcial y cascarrabias progenitor, un viejo héroe de guerra que ya ni puede andar por si solo debido a la edad. Afortunadamente Starks no cae en el melodrama barato, e inyecta la debida dosis de humor negro, cafre y salvaje en el guion. El dibujo de Chris Schweizer tiene un curioso estilo, que quizás recuerda un punto al de Paul Grist, y que añade una estética, digamos, algo más indie a este proyecto de lo que uno podría esperar de un producto franquiciado como éste. A ver cómo progresa.
Lo de Savage Dragon es una pasada. No estoy en contra para nada de ver representado sexo en los comics, me encanta de hecho, pero esto es una deriva brutal, solo hay hostias y sexo. A mayores Larsen es un transgresor las componentes del trio que Malcom Dragon se esta beneficiando numero si numero también son su mujer (vale eso es lógico, que se ha transformado en una adicta al sexo) y su propia medio hermana (no recuerdo si adoptada o no) aun no se como no le han dicho nada, sexo entre hermanos (aunque creo que ella era de otra dimensión) ¿Complicado? Doscientos setenta numero dan para mucho, ahora bien la trama avanza por que algo hay que hacer entre polvo y hostias. Larsen que es un tebeo de superhéroes, si quieres sacar una escena de cama nadie te dirá nada, pero te estas pasando…un trio con su hermana, hay que reconocer que los tiene cuadrados y hace lo que le da gana.