James Robinson y Greg Hinkle traen de vuelta al personaje Airboy, creado en la década de 1940 y que recayó en el dominio público. Pero no lo hacen en absoluto de una manera tradicional, ni tampoco recurren a las formas comunes para salir de lo típico. El planteo sorprende doblemente, ya que es algo extraordinario en sí mismo y lo es todavía más teniendo en cuenta que el guionista es Robinson, reconocido en particular por revitalizar magistralmente a Starman, un personaje de la Golden Age, reincidiendo en empresas similares al escribir la JSA o más recientemente Earth-2.
De hecho, en cierta forma eso mismo es el punto de partida para la premisa de este nuevo cómic de Airboy, tan particular como irreverente. James Robinson nos cuenta que no deseaba hacer lo mismo que ya hiciera (y sigue haciendo) en otros créditos de su bibliografía, tampoco quería recaer en previos relanzamientos del personaje como el realizado por Eclipse Comics en la década de 1980, ni quería utilizar recursos ya comunes para reimaginar un personaje antiguo. Para cumplir con todo esto, acudió a otro modo que si bien no es completamente original sí resulta distintivo para abordar un cómic de este tipo: esto es, mostrar su trabado proceso creativo cargado de dudas, preguntas y cuestiones sin resolver, sin tener ni una idea, parodiándose a sí mismo y a través de eso un poco también a la industria norteamericana.
En efecto, Robinson hizo de esta miniserie de Airboy un cómic de apariencia autobiográfica, en el cual también da rienda suelta a la imaginación exagerando la supuesta realidad (aunque es divertido pensar que todo lo que se narra en estas páginas ocurrió efectivamente). De tal manera, el #1 comienza con la (ficticia) conversación telefónica entre el jefe de Image Comics, Eric Stephenson, y el propio guionista en la cual aquel le ofrece a Robinson el trabajo de rebootear al personaje, lo cual en primera instancia rechaza y luego acepta. Ante su bloqueo total, y la falta absoluta de ideas para el nuevo cómic, va en busca del artista que imagina puede ofrecer algo diferente: entra en escena Greg Hinkle.
Lo que comienza como una reunión de trabajo creativo de la dupla autoral deriva en una noche de alcohol, drogas y sexo, dando lugar a una secuencia propia de
¿Y Airboy? En este primer número solo tenemos el indicio de que se involucrará, heroicamente, para detener el derrotero de vicios en el que cayeron los autores que deberían estar desarrollando su historia. Por lo tanto, nos encontramos con un cómic semi-autobiográfico y metaficcional, que a través de estas cualidades consigue desmarcarse del mainstream para hacer algo diferente y sobresalir entre la competencia.
Por supuesto que diferenciarse no implica calidad, pero en este caso ambas características se combinan al contar con un guión bien estructurado para ser dinámico y entretenido, reservándose sorpresas para arrojar al lector en más de un momento. Este se plasma en la página con el trabajo gráfico completo de Greg Hinkle (haciéndose cargo hasta del rotulado) que aporta su trazo caricaturesco para anclar el tono de la narración, así como un coloreado creativo relacionándolo con el ánimo opaco y alicaído de los personajes modificándolo para el momento más alto de la noche de fiesta influenciada por narcóticos.
El buen trabajo en la realización, especialmente por Hinkle que redondea una tarea notable, sumado al impacto que se genera por la premisa que descoloca al apartarse del lugar común de la adaptación de un personaje superheroico de la Era Dorada, hacen de Airboy una lectura doblemente interesante y atractiva; y lo será aún más cuando se desenvuelva la trama de metaficción que su primer número apenas sugiere.
A título personal, tanto me ha atrapado en su lectura que lamenté el hecho de que sea solamente una miniserie de cuatro entregas.
Guión - 8
Dibujo - 9
Interés - 9
8.7
El buen trabajo en la realización sumado al impacto que se genera por la premisa que descoloca al apartarse de lugares comunes de la adaptación superheroica, hacen de Airboy una lectura doblemente interesante y atractiva.
Me da a mi que esta serie puede acabar recabando algún que otro premio tipo Harvey o eisner.