Mundo Independiente: Curse Words #1 USA

 

Edición original: Curse Words #1 USA, Image Comics.
Guión: Charles Soule.
Dibujo: Ryan Browne.
Color: Ryan Browne, Jordan Boyd, Michael Parkinson.
Formato: Grapa USA, 40 páginas.
Precio: 3, 99 $.

 

Wizord es una popularidad, un mago de existencia pública que vive en Nueva York con su animal familiar Margaret, un koala parlante (sí, de verdad). No queremos decir que sea un prestidigitador o un ilusionista, sino alguien que, en pleno siglo XX, blande auténticos poderes sobrenaturales. En su oficina, concede audiencias, escucha a quienes vienen a pedirle ayuda, y hace o no realidad sus deseos, siempre ateniéndose a tres reglas: Nada de curaciones, nada de guerras, nada de amor.

Un día, es atacado ante los ojos de todo el mundo en su oficina por alguien que comparte sus sobrenaturales capacidades y que habla un lenguaje que solo Wizord parece entender. Y mientras se enzarzan en un espectacular y devastador combate aéreo atravesando el cielo de Manhattan en el que los puñetazos se alternan con los hechizos, el supuestamente benigno mago de aspecto hipster comienza a recordar.

Tanto su oponente como él mismo proceden de una dimensión infernal de la que Wizord llegó a la nuestra con la misión de ser la avanzadilla para una invasión: él era el sirviente favorito del demoníaco tirano Sizzajee, el encargado de allanar el camino a que éste sojuzgase también nuestro mundo. Pero tras llegar aquí y pasar unos meses preparando el conjuro para este fin, le sucedió algo curioso: se dio cuenta de que aquí se vivía mejor. De que su existencia era más plácida sin el yugo de Sizzajee, viviendo entre mortales mas o menos libres y mediocres, y no en un lugar mezcla entre Apokolips y Mordor, siempre exaltando los aspectos más enajenados y crueles de su propia personalidad por convención social. Así que rompió el contacto con su oscuro lugar de procedencia y se presentó ante la opinión pública como un bienhechor, alguien venido a ayudar. Montó una operación de imagen para ser aceptado por la sociedad, y de hecho ser considerado una estrella, un nuevo tipo de figura de los mass-media, algo no demasiado alejado de un superhéroe a fin y a cuentas.

Pero su pasado ha vuelto a perseguirle; y obviamente éste no será el único antiguo camarada enviado por Sizzajee para castigar su traición y arruinar nuestro mundo.

Curse Words es el primer trabajo de Charles Soule de vuelta al terreno independiente tras su popular periplo por DC y Marvel. Ha continuado, eso sí, con su genial Letter 44 durante este tiempo, cosa a agradecer; pero para aquellos que pensamos que sus trabajos en las majors, por muy aclamados que hayan sido, no acaban de estar a la altura de las capacidades al teclado de este abogado de Brooklyn, que nos brinde una nueva creación a través de Image Comics ha sido una gran noticia.

La primera entrega de Curse Words nos da lo que se prometía en su promoción: un cómic fresco, divertido, interesante y algo demencial. Esto último queda remarcado desde lo gráfico gracias al buen hacer del dibujante Ryan Brown, y al notable color aplicado por él mismo, por Jordan Boyd y por Michael Parkinson (desconocemos cuánto aporta cada uno en esta labor, así que para evitar suspicacias no personalizaremos), con un tono entre dibujo animado y psicodelia.

Habría que mencionar lo bien llevado del combate entre magos, y lo interesante de que la cuestión de si Wizord realmente ha cambiado al estar entre nosotros —o si su imagen de buen tipo solo es la conveniente tapadera que ha elegido para ser adorado aquí — no quede del todo revelada. Como punto negativo, quizás toque resaltar que la supuestamente impactante decisión final del protagonista no lo es tanto porque no se entiende muy bien y parece algo gratuita: ¿de verdad necesitaba emprender esa acción para mantener su charada?

La lectura de este primer número de 40 páginas cuenta además con el plus de que consigue saciarnos, de transmitirnos la sensación de que aunque se haya simplemente asentado la base por la que transcurrirá la serie y por tanto todo lógicamente continuará, se nos ha contado algo completo, un pequeño pedacito de una historia. Cosa a que a menudo no suele suceder con muchos debuts, que saben a tan poquito que uno no sabe determinar si la colección subsiguiente le va a gustar o no. Así que parece que el efecto contrario, que aquí encontramos, va a tener que ser empezado a considerarse una virtud.