Seguramente James Sallis nunca imaginó que su pequeña novela tendría la repercusión multimediática que ha tenido, y más cuando la adaptación cinematográfica de Drive se dilató tanto que pasó de un estudio a otro con varios directores, actores y guionistas de por medio, demorando varios años en llegar a la gran pantalla.
El filme dirigido por Nicolas Winding Refn y protagonizado por Ryan Gosling fue un verdadero éxito considerando el relativamente bajo presupuesto con el que se desarrolló a la vez que la crítica la valoró otorgándole premios en Cannes y en otros festivales del mundo (y que en Zona Negativa también supimos reconocer). Ese buen recibimiento prácticamente forzó al escritor a elaborar una secuela que jamás pensó en hacer, que se publicó en 2012 con el título Driven (publicada traducida al español como El Regreso de Driver) y en su momento se habló de una segunda parte para el cine también pero hasta ahora no ocurrió.
Cuatro año después del filme y una década más tarde de la primera edición del libro, IDW Publishing sacó a la venta un cómic adaptando el trabajo de James Sallis que en estética de portada está relacionado con la de la película pero el contenido es más fiel al trabajo original que lo visto en la gran pantalla. O al menos esa es la conclusión inicial a la que se llega tras la lectura de este primer número, con tres más por publicarse ya que será una serie limitada de cuatro entregas. De tener éxito, el escritor del cómic ya declaró interés en adaptar también la secuela que nunca llegó al cine, sumando un escalón más a la mencionada repercusión multimediática.
En esa entrevista enlazada, el mismo Benedetto reconoce haberse atado al trabajo original de Sallis e incluso incluir diálogos prácticamente iguales a los suyos. Por tanto, los que lleguen a este cómic buscando revivir al Driver de Ryan Gosling se encontrarán con otra historia, más parecida a la que encuentran en la novela. Sin embargo, el personaje tal como lo dibuja Antonio Fuso tiene cierto parecido con el actor, aunque no sucede lo mismo con otros integrantes del reparto de esta historia que son diferentes por completo a quienes le dieron carne y hueso a las líneas de Sallis.
La estructura de la narración y la misma manera de contar también es distinta a la película, usando en el cómic una voz en off del protagonista para guiar la historia mientras que en la adaptación de cinematográfica predomina el silencio. Además, algunas escenas del libro que no fueron incluidas en la adaptación del guión que realizó Hossein Amini sí son rescatadas por Benedetto, a la vez que el cómic tiene su propia manera de narrar que se diferencia tanto de la versión en cine como de la original en prosa.
Es suficiente ya con las comparaciones, que aunque odiosas en este caso resultaron inevitables. En esencia, asimismo, la historia que se cuenta en las tres es la misma: un piloto de autos para escenas de riesgo que también trabaja como piloto para robos y otras misiones nocturnas, se verá enredado en una trama de suspenso y en una relación amorosa a pesar de tener reglas precisas para evitar ambos problemas.
En este #1, Benedetto dispone ya el escenario que introduce los conflictos aunque apenas puede desarrollar la historia. Es por ello que surge la incógnita de por qué la editorial decidió publicar este trabajo en formato de miniserie y no directamente como novela gráfica, que a su vez sirve más al mercado de libros en donde Sallis tiene su reconocimiento.
De cualquier modo, la primera muestra de la adaptación al cómic de Drive es lo suficientemente atractiva como para desear leerla completa (sea una vez terminada o mes a mes, a gusto del lector). Algunos de los rasgos que lo hacen una lectura más que potable son, por un lado, la decisión del guionista de incluir esas breves historias autoconclusivas que tienen lugar en Los Ángeles entre medio de la narración principal, las cuales ayudan a caracterizar al personaje principal.
Por otro lado, el trabajo gráfico conjunto de Antonio Fuso, Emilio Lecce y Jason Lewis es de buen nivel. Fuso no solamente narra bien las secuencias y lleva los ritmos de la pausa a la acción de manera más que correcta, sino que se luce también en su dibujo de los (muchos) autos que circulan por estas páginas. Destaca también el trabajo de Lewis en el coloreado, creando los climas de cada escenario de forma distintiva (de un bar nocturno a la tranquilidad de un departamento).
Y, por sobre todas las cosas, a pesar de lo anticlimático del corte a “el próximo mes… Drive #2″, la tensión tan propia del género noir que se genera en varios momentos de este primer número hace que se disfrute la lectura y se desee un poco más, esperando esos tres números e incitando a abordar o reabordar el filme y la novela.