Edición original: Divinity #1 (de 4) USA (Valiant Entertainment).
Guión: Matt Kindt.
Dibujo: Trevor Hairsine.
Entintado: Ryan Winn.
Color: David Baron.
Formato: Nuevo prestigio, 32 páginas.
Precio: 3,99 $.
Valoración:
Divinity es uno de los lanzamientos que a priori más curiosidad nos despertaban de la tanda de nuevas colecciones correspondiente a Valiant Next. Es la primera de la editorial que no es está basada en la reactualización de algún concepto de su primera andadura en los años noventa o en su encarnación como Acclaim Comics. Además, la premisa es sin duda atrayente: un cosmonauta soviético enviado al espacio durante los años de la guerra fría vuelve en la actualidad a la Tierra con vastísimos poderes obtenidos durante su viaje para descubrir que la Unión Soviética y el sueño del comunismo han caído. ¿Cuál será la reacción de este hombre-dios ante el mundo que se encuentra? ¿Y cuál será la de los poderes que lo dirigen ante la aparición de repente de una nueva pieza en el tablero del poder mundial que puede desestabilizar todo el panorama?
Mientras todo esto se nos va contando en forma de flashback y asistimos a la niñez del protagonista, lo primero que nos llama la atención es un extravagante y tal vez innecesario añadido: Abram Adams, es ruso solo de adopción: se trata de un bebé afroamericano abandonado en 1945 frente al ministerio de asuntos exteriores soviético. Abram fue criado por el estado comunista, convirtiéndose en un sobresaliente estudiante, elegido para ser el cosmonauta de la mayor misión espacial soviética, un viaje en secreto de 30 años de duración hasta el extremo de la galaxia. Esta larga odisea cósmica -con intervalos de hibernación para atenuar el efecto del envejecimiento- que hubiese dado la victoria a la URSS sobre EEUU en la carrera espacial de la guerra fría requería de un hombre sin lazos familiares: por todo esto, Abram era el hombre perfecto para ella… ¿o no?
Poco sabemos del transcurso del viaje en esta primera entrega, excepto por unas viñetas que sugieren contacto con una civilización alienígena (¿los mismos que abdujeron en la edad media al protagonista de X-O Manowar?) ni de cómo Abram consiguió sus divinas capacidades. Tampoco averiguamos todavía cómo gana la ridícula cresta roja que luce sobre su mono de cosmonauta. El resto del ejemplar nos muestra el efecto de la llegada de Adams a La Tierra -a Australia en concreto- en la actualidad, donde da muestra de sus increíbles poderes sobre la realidad creando un jardín del Edén en medio de un desierto. También seremos testigos del impacto de la presencia del dios afroamericano soviético sobre varias personas, incluidos unos aborígenes, un escalador norteamericano y unos agentes enviados a recoger información sobre la llegada de Abram.
La verdad es que aunque es difícil establecer alguna queja sobre nada concreto, todo parece quedarse un poco a medio camino sobre las expectativas creadas. El guión de Matt Kindt está bien, pero no emociona, y el dibujo de Trevor Hairsine evidencia que hace años que necesita de un entintador detallista y con fuerte personalidad gráfica que imponga un aspecto de acabado sobre lo que parecen solo bocetos a lápiz. Veremos si el interés de la miniserie remonta en sus tres restantes entregas y consigue estar a la altura de su potencial.
Edición original: Imperium #1 USA (Valiant Entertainment).
Guión: Joshua Dysart.
Dibujo: Doug Braithwaite.
Color: Brian Reber & Dave McCaig.
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio: 3,99 $.
Valoración:
Con la llegada del relanzamiento Valiant Next, el devenir del universo ficticio compartido por los personajes de la editorial da un giro más apartándose del de nuestro mundo. Si en un principio ambos eran prácticamente idénticos excepto por la presencia de seres superpoderosos (como mandan los cánones del género superheroico), poco a poco hemos ido siendo testigos de hechos protagonizados por éstos que alteraban de forma más o menos importante el panorama geopolítico mundial. Que si una invasión de Rumanía por parte de Aric de Dacia que ponía a la federación rusa a punto declarar una guerra, que si los devastadores efectos del evento Armor Hunters sobre el equivalente ficticio de localizaciones del mundo real…paulatinamente las consecuencias de lo relatado en las colecciones de Valiant han ido alterando de una forma más o menos plausible el entorno donde se mueven como es posible que lo hiciesen con este planeta donde vivimos.
Ahora, el sosias ficticio de otra nación real se ve completamente alterado, merced a lo sucedido en estas historias que cada vez van teniendo más interés. Cabe destacar que para los seguidores de la serie Harbinger el resto de la reseña contiene abundantes e importantísimos spoilers sobre el futuro de ésta, inevitables para realizarla, ya que la misma premisa argumental de Imperium se edifica sobre estos fundamentales sucesos. Por tanto, recomendamos encarecidamente a quienes quieran mantener las sorpresas de la lectura al ritmo de la edición de la misma que Aleta va a ofrecer en sus próximos tomos, que abandonen este texto a partir de aquí.
¿Seguís alguno leyendo? Bien, tras el final de la serie protagonizada por los Renegados de Peter Stanchek, en una miniserie titulada Harbinger Omega se nos contó que el magnate millonario japonés Toyo Harada, tras hacerse pública su condición ser superpoderoso y sus sucias actividades en la sombra a lo largo de los años, influenciando todo lo posible el devenir de la historia mediante su fortuna, poderes psíquicos y ejercito personal de psiots como él a cualquier coste, era declarado un fugitivo de la justicia por todos los gobiernos mundiales. Lejos de amedrentarse, decidía aumentar las apuestas y conquistar con sus fieles nada menos que la nación africana de Somalia. Declarándose señor de dicho país y rechazando exitosamente los intentos de las fuerzas internacionales para derrocarle, Harada pasaba a tener un campo de pruebas real donde poner en práctica abiertamente y sin limitaciones sus ideas para construir una civilización mejor que cualquiera que el ser humano ha creado a lo largo de la historia…según su modo de entender, claro. De ese modo, Harada pasaba de ocupar un status similar, digamos al de Lex Luthor en el universo DC a otro más parecido al del Doctor Muerte en el cosmos Marvel, cambiando la ficticia Latveria por la muy real Somalia.
El número arranca con lo que parece un flasforward al futuro utópico que supuestamente Harada construirá para una humanidad en armonía con los psiots, los cuales a través de la educación de Toyo desempeñarán un curioso e interesante papel de honorables amos al mismo tiempo que altruistas servidores. De vuelta a la actualidad (hay trampa en esto), Harada y sus superpoderosos servidores atacaran nada menos que el norte de Siria, inmerso en un conflicto armado tambien muy real que van a apaciguar a cualquier coste según lo que firmemente creen como lo mejor. Se librará una cruenta y sanguinaria batalla, en una muy bien medida mezcla de crudo conflicto real con la fantástica acción propia del género superheroico.
El guion de Joshua Dysart está genial, exponiendo los tonos grises inherentes al comportamiento de los protagonistas de su colección. Es cierto que no profundiza en la política tras la situación en Siria que sirve de telón de fondo, pero a cambio tampoco es panfletario, limitándose a poner de relieve lo cuestionable de algunos actos realizados en nombre de nobles ideales. A este respecto resulta un auténtico hallazgo el personaje del robot autoconsciente con aspecto de los años 50, el primero de los nuevos superpoderosos lugartenientes que Harada va a reclutar en la colección para convertir la nación que lidera en una superpotencia hegemónica.
Si a todo esto añadimos un excelente, como de costumbre, trabajo gráfico de Doug Braithwaite a los lápices -con una no menos soberbia labor de Brian Reber y Dave McCaig en el color-, de repente de entre todas las ya notables colecciones de Valiant ha surgido una que parece que se va a erigir como la más interesante.
Valiant bombita jejejeje, no pude leer imperium para no estallarme nada ya que sigo la edición española pero la de divinity puede estar muy guay, aunque no hayan indagado mucho en la trama, estoy seguro que va estar bien este comíc.
Lo que es más preocupante es lo de Trevor Hairsine, no hay trabajo que realice en valiant que no deje a alguien a medio… xD
Me ha gustado la del Imperium. Al principio creí que esa edificación futurista ya estaba ahí desde siempre, y luego veo que es solo una ilusión en la cabeza de todos y ver como van a estar en una guerra me pareció un giro argumental muy interesante. La continuare siguiendo.
Curioso que critiques las tintas de Winn en los lápices de Hairsine, cuando el que realmente necesita un buen entintador es Braithwaite, por lejos. El hombre será bueno, pero su alergia a las tintas me exaspera, sus lápices pierden mmucha fuerza y los colore terminan viéndose demasiado deslavados.
Fuera de eso, ambas propuestas se ven muy atractivas. Valiant no decepciona 😀
La verdad, Armstrong, no te falta cierta razón con lo que dices sobre Braithwaite: también se beneficiaría de un entintador que le diese un aspecto mas de acabado al resultado final.
Con todo, la idea que tengo es que sus lápices son coloreados directamente, sin aplicación de tintas, lo cual es un experimento gráfico que puede gustar mas o menos, mientras que sobre la labor de Hairsine sí que está el entintado de Winn. Y llama la atención que ambas aproximaciones, una con tinta y otra sin ella, arrojen la misma sensación de acabado, que es de donde viene mi crítica al artista de Divinity. Lo de Braithwaite creo que tiene mas mérito, pero debo reconocer que al final, ambos arrojan resultados visualmente parecidos.
Un saludo y gracias a todos por comentar.
Por supuesto, todo mi comentario anterior se refiere tanto a lápices y tintas reales (si es lo que usan), como a su equivalente digital, que es en realidad como supongo que trabajarán hoy por hoy los artistas de los que hablamos.