Edición original: Jupiter’s Circle #1 (de 5) USA (Image comics).
Guión: Mark Millar.
Dibujo: Wilfredo Torres.
Color: Ive Svorcina.
Formato: Grapa USA, 32 páginas.
Precio: 3,50 $.
Resulta chocante que Jupiter’s Legacy, la obra de la cual esta Jupiter’s Circle es precuela, haya causado tanto impacto cuando todavía ni siquiera ha concluido su publicación. Tan solo cinco entregas disponibles en dos años, y sin embargo aquí estamos, reseñando una miniserie spin-off cuyo atractivo es contarnos parte del pasado del mundo descrito en esta saga de irregular aparición. Incluso se acaba de anunciar que va a ser adaptada al cine. ¿Cómo es posible que se publiquen proyectos relacionados con algo de publicación tan reducida y errática y Hollywood se haya fijado en ello? Y la respuesta, claro, pasa por dos nombres: Mark Millar y Frank Quietly. El primero ya está muy acostumbrado a que cosas así le sucedan, y a Kick-Ass, Starlight, Kingsman etc me remito para argumentar que es el niño mimado del cómic adaptado al cine. El segundo es un artista simplemente rotundo, y además resulta que alcanzó el estrellato precisamente junto a Millar, cuando ambos recogieron el testigo del Authority de Warren Ellis y Bryan Hitch y lo consolidaron como uno de los tebeos más importantes de final del siglo XX y principio del XXI. Por tanto, resulta comprensible que la reunión de ambos haya acaparado tanta atención y se permita tantos honores.
Jupiter’s Legacy partía de una premisa algo similar al Kingdom Come de Mark Waid y Alex Ross: el enfrentamiento generacional entre héroes de vieja escuela (de hecho bastante reminiscentes de la escudería DC) y sus malcriados, e irresponsables descendientes. Para ello, Millar concibió un ficticio pasado de estos viejos superhéroes que en realidad nunca habían visto publicadas antes sus aventuras. Consciente de la necesidad de mantener la presencia de éste proyecto en las librerías para pese a la expectación inicial no acabar siendo olvidado debido a la lentitud de producción que está experimentando, el escritor escocés decidió tirar precisamente de ese marco pasado ficticio para no interferir con lo que estaba contando junto a Quietly.
Y así entre la finalización de esos cinco números del primer volumen y el comienzo del segundo en otoño, tenemos aquí ya el debut de Jupiter’s Circle. Para ello ha contado con Wilfredo Torres, dibujante bastante más rápido que quien ilustrase gran parte de los New X-Men de Grant Morrison. De ese modo, Millar pretende garantizar que a partir de ahora los títulos que guioniza no sufran más retrasos, dando margen de tiempo a sus artistas más lentos organizando con otros más rápidos la salida de sus proyectos. El estilo de Torres, un tanto retro, además se adapta como un guante a la estética del periodo en el que transcurre la historia, los años cincuenta.
Por tanto nos encontramos con un grupo de superhéroes que son homenajes a los de DC de mitad del siglo XX, una especie de sosias de la Justice League of América de la entonces incipiente Silver age. Y si hemos dicho que los paralelismos de Jupiter’s Legacy hay que observarlos con Kingdom Come, aquí Millar no ha podido evitar la tentación de establecerlos con Super Friends, aquel programa de dibujos animados (que en realidad se emitió en los años 70, aunque recogía un espíritu de historias naive mas propios de de dos décadas antes) que popularizó a aquellos héroes en los que se ha basado. La base de Utopian, Fitz, Blue Volt, etc es idéntica al Hall of Justice de los dibujos animados diseñados por Alex Toth, y la lucha que mantienen contra una criatura del espacio exterior que se alimenta de memorias humanas y parece un pulpo, nos resulta reminiscente de aquel debut de la JLA en el que se enfrentaba a Starro, la estrella de mar gigante alienígena controladora de mentes. Quizás incluso las declaraciones que Alan Moore hizo no hace mucho afirmando que ese Brave and the Bold 28 de finales de los cincuenta estaba lleno de influencias del escritor HP Lovecraft ocultas a plena vista haya sido precisamente lo que haya animado a Millar y Torres a convertir al equinodermo en octópodo, dada la afición del de Providence a los seres tentaculares. Quién sabe.
El uso de la imaginería de Super Friends le sirve a Millar para su habitual truco de crear un mayor contraste entre esos ingenuos y brillantes arquetipos, y el grado de dureza y realismo que va a imprimir a su relato. Los héroes debaten si deben aceptar la propuesta del director del FBI J Edgard Hoover de actuar bajo sus auspicios, pero al contrario de la probablemente entusiasta respuesta afirmativa que hubiesen dado personajes publicados durante aquellos años, aquí surgen dudas cargadas de deseo de independencia, cuando no de cinismo. Y no deja de tener cierta gracia que se nombre precisamente a Hoover, un nombre idolatrado por el status quo norteamericano de aquella época que años después se ha sabido que era homosexual, algo inadmisible en aquellos tiempos. Y es que el personaje principal de este primer episodio, Blue Volt (un equivalente a Green Lantern o al Starman de la Golden Age), también es gay. Asistimos a su día a día y drama interno, el de un hombre enormemente popular que debe ocultar su naturaleza en unos tiempos en los que no había ninguna opción de salir del armario.
La tensión que debe aguantar para mantener su secreto solo es aliviada por poder compartirlo con un enorme sector de las celebridades de la época, y este tal vez sea el acierto de Millar: usar esta historia superheroica para hacer dar unas pinceladas del retrato de una sociedad que se vendía como perfecta, pero que estaba llena de rígida hipocresía y vidas forzosamente dobles. Tampoco nos llevemos a error: no es que Millar ejerza de sociólogo (ni que hayamos avanzado tanto), pero lo cierto es que la premisa es interesante.
El ambiente como hemos dicho queda subrayado por el trabajo de Torres, el cual con su estilo algo europeo de linea clara recuerda un tanto al de un Mike Allred (eso sí) en horas bajas. Ive Svorcina despliega un maravilloso coloreado aunque huye del estilo pictórico exhibido en el Thor de Jason Aaron y Esad Ribic para jugar a dar matices a colores planos propios de las ficciones populares infantiles de aquella década. El relato superheroico se confunde parcialmente gracias a ellos con el de las películas detectivescas ambientadas en la soleada California que exploran ese periodo como L.A. Confidential o Hollywoodland.
Para los que todavía seguimos disfrutando a Millar, el debut de esta miniserie en la que está más contenido de sus ticks habituales es una apuesta segura: sabemos lo que nos ofrece, y si se está dispuesto a entrar en su juego, la diversión está garantizada.
Edición original: Jupiter's Circle #1 (de 5) USA (Image comics). Guión: Mark Millar. Dibujo: Wilfredo Torres. Color: Ive Svorcina. Formato: Grapa USA, 32 páginas. Precio: 3,50 $. Resulta chocante que Jupiter’s Legacy, la obra de la cual esta Jupiter’s Circle es precuela, haya causado tanto impacto cuando todavía…
Mundo Independiente: Jupiter’s Circle #1, de Mark MIllar
Mundo Independiente: Jupiter’s Circle #1, de Mark MIllar
2015-04-15
Sergio Aguirre
Guion - 8
Dibujo - 8
Interés - 9
Vosotros puntuáis: 9.1 ( 1 votos)
¿la respuesta al 1963 de alan moore,pero mejor dibujado?.
Sergio, ¿ se tiene alguna pista de en manos de qué editorial española acabará?panini parece la más probable no?
Lastima que muchos de estos tebeos de las independientes salgan tan caros!para nuestra el anunciado happy precisamente en panini.
Yo que tú me ahorraría la pasta del Happy de Morrison para cosas mejores (el círculo éste, y lo digo con todo el dolor de mi corazón, que soy de los que siguen a Morrison hasta al wáter y a Millar no le paso una).
Gracias miki.la verdad es que más allá de ver juntos a morrison y Robertson no era una compra prioritaria y menos a un precio desfasado. a ver si se animan a traer este círculo