Tras el mal sabor de boca que me dejaron los cómics de Dark Horse basados en licencias, esta semana tuve el placer de leer dos estrenos que me hicieron recordar que el mercado indie americano siempre tiene buenas propuestas. Espero que estas dos series os gusten tanto como a mí.
Peter Cannon: Thunderbolt #1, de Kieron Gillen y Caspar Wijngaard
Decía Kieron Gillen que su
El Peter Cannon de Gillen tiene ciertos paralelismos con Ozymandias, su pastiche en Watchmen. Vive en un mundo al borde del colapso (el guion menciona una imparable escalada de tensiones entre América, Rusia y China) y su gran intelecto le hace sentirse distanciado y por encima de la gente común. A diferencia de la creación de Alan Moore y Dave Gibbons, el Cannon de Gillen jamás matará a inocentes por el bien común, pero tampoco es un santo. Nada más empezar el cómic, nos lo encontramos dudando de si salvar a una ciudad que está siendo brutalmente atacada por alienígenas.
Me resulta difícil decir más sobre Peter Cannon: Thunderbolt. Las primeras páginas transmiten la impresión de que Gillen está tratando de escribir un cómic tan oscuro que roza la autoparodia, sensación a la que contribuye su humor negro británico. Solo al final del cómic pone el guion las cartas boca arriba, y en ese momento uno se da cuenta de que la propuesta de Gillen es mucho más estimulante, y metatextual, de lo que parecía. Aparte de presentar la trama este primer número tiene la muy necesaria función de establecer el tono de la serie, que seguramente será fundamental para los siguientes números.
Si bien no puedo spoilear el contenido cómic, sí que puedo alabar el dibujo de
Peter Cannon: Thunderbolt tiene una de las premisas más intrigantes que he visto en un cómic de superhéroes independiente, y me hace muy poca gracia mantenerla en secreto. Es tan interesante como prometedora, sobre todo con un equipo creativo que creo que es capaz de lo mejor. Os reto a leer este debut y a no quedaros con ganas de seguir leyendo.
Wyrd #1, de Curt Pires y Antonio Fuso
Pires se ha dejado influenciar por el estilo de Warren Ellis elaborando su guion. Wyrd hace gala de una narrativa muy cinematográfica, empezando por un ritmo pausado y unas composiciones de página en las que el peso de la acción recae en el dibujante. También tiene mucho cinismo la historia que nos presenta y unos personajes tan inteligentes que hablan como alienígenas estudiando el comportamiento humano en vez de gente común. Si el protagonista de la serie fuese además inglés, fumador y sarcástico, este cómic podría ser confundido a primera vista como parte de la obra del creador de Planetary. Y eso no es nada malo; con una premisa tan sencilla, Pires supo mantenerme entretenido desde el principio.
Por su parte, Fuso cumple con las exigencias del guion. Su estilo minimalista, complementado por los excelentes colores de
Siguiendo con las comparaciones con Warren Ellis, no me atrevería a insinuar que el debut de Wyrd es equiparable a un número suelto de Injection o Secret Avengers. Pero no por ello es un mal cómic. Al contrario, es un debut muy bueno. Seguiré leyendo.
Es muy interesante el primer número de PETER CANNON: THUNDERBOLT.
Claramente está pensado para ser el vehículo de algún tipo de análisis, comentario o crítica acerca de lo que ha pasado con el estado del género de los superhéroes, lo cual no es necesariamente algo nuevo como concepto y desde luego no están nada ocultas las referencias, pero Gillen tiene la capacidad de ir algo más allá de la simple idea básica y profundizar con cierta creatividad. Ya lo ha demostrado en sus trabajos anteriores y en este caso tengo bastantes ganas de seguir la línea argumental o temática que ha dejado hacia el final del cómic.