Esta semana Pedro De Mercader sustituye a un servidor, y lo hace nada más y nada menos que con tres reseñas de tres magníficos debuts indie. Ojalá os gusten tanto como a la redacción de Mundo Independiente.
Dick Tracy Forever #1, de Michael Avon Oeming
Avon Oeming es un autor más que consolidado, con lo que era de esperar que su acercamiento tuviese mucho de artesanía y de buen hacer. Y es que a través de las tres historias que nos ofrece su debut solo hay amor por aquellas tiras de Chester Gould publicadas a mediados del siglo pasado.
La estructura es fundamentalmente procedimental: tres historias, tres casos protagonizados por Dick Tracy. Una es la principal, donde hasta es capaz de meter una subtrama amorosa, y otras dos son más secundarias (aunque tenemos que estar atentos al espacio que ocupan unas y otras). Mantiene intacto el hecho de que es un noir puro, aunque con elementos de ciencia ficción.
Una vez más, el estilo del autor es lo principal. No trata de emular el estilo de Gould sino que, en primer lugar, es un cómic de Oeming. Y solo por eso, ya vale la pena la inversión, porque no es el dibujante que más cómics ha publicado.
La escuela de Powers se nota en estas breves historias, y es que en cada trazo notas más madurez en este artista. Tiene un estilo muy particular y cada vez más robusto que encaja a las mil maravillas en una historia de este tipo. A su vez, da grandes muestras de dotes narrativas. De hecho, parece escrito por otro guionista, porque prima la historia y no el lucimiento del dibujante.
Como curiosidad, el cómic también plantea que entrenes tus capacidades detectivescas gracias a la inclusión de un laberinto y un crucigrama. A su vez, sirve para recordarnos los orígenes del personaje, que fue editado en periódicos.
Dick Tracy Forever es una propuesta más fuerte que una roca. Un emocionante tributo de un autor a otro anterior que le influyó. No es difícil imaginar a un joven Oeming disfrutando de historias de Dick Tracy y soñando con un, algún día, poder trabajar en alguna historia para el legendario detective. Ese momento ha llegado y él, a juzgar el primer número, está a la altura.
Hashtag: Danger #1, de Tom Peyer y Chris Giarruso
El verdadero Ultimate Fantastic Four. Ni más ni menos. ¿Qué tenemos en Hashtag: Danger? Pues un necesario revisionismo absoluto a un mito cada vez más desmitificado y errante, cada vez más desangrado y a la espera de que algún autor o movimiento editorial lo refortalezca. Tom Peyer fue consciente de eso cuando planteó esta serie.
Hashtag: Danger nos presenta a tres personajes: Einstein Armstrong, que ejerce de un Reed Richards, pero sin las cosas que caracterizan a Reed Richards, Sugar Rae Huang, la fuerza bruta del grupo y la que da mayor comicidad al grupo, y Desiree Danger, un trasunto de Sue Richards con mayores ambiciones. Juntos se embarcan en la misión de encontrar al yeti y, evidentemente, no sale ni una sola cosa medianamente bien.
Estos héroes no son virtuosos, son personajes sobrados de hibris y eso les causará choques constantes de ego. No hay camaradería, pero se tienen que tolerar porque, por algún misterioso motivo, parecen necesitarse. A su vez, resulta interesante que tengan un reglamento claro, marcado por entidades abstractas (brillante el homenaje a Kirby que se marcan).
A nivel gráfico, tenemos un Chris Giarusso que hace un calco del estilo del Archie más clásico. Con ello se logra un mágico contraste entre el acidísimo y corrosivo humor que tiene la serie, además de los elementos completamente «millenial», con un dibujo que nos evoca a tiempos más felices y naïfs. Esto le da un toque de distinción, diferenciación y particularidad a una serie que, si vivimos en un mundo justo, todo el mundo debería hablar de ella.
Sumamos a la historia principal los complementos que incluyen de autores como Mark Russell y probablemente sea uno de los mejores debuts que uno puede encontrar en una librería en los últimos meses.
Ahoy se consolida con su estilo “macarra” con los lanzamientos de este mes. Aplaudimos la existencia de esta editorial en el mercado estadounidense. Y como siga por esta vía, le auguramos un futuro interesante.
Despiporre del bueno, autoconsciencia revisionista, humor surrealista de sal fina, personajes paródicos con alma, y una promesa de un mundo y tramas estimulantes. Son muchas las cualidades por las que vale la pena estar atento.
Gogor #1, de Ken Garing
Ken Garing es un autor semidesconocido. Reconozco que este es mi primer acercamiento a su trabajo. Pero, tras ver lo que hace con su Gogor, no pienso perderle de vista. Y es que este autor completo hace un trabajo muy meritorio tanto en la faceta formal como en la argumental.
Al leer Gogor, una fuerte apuesta de Image, la primera palabra que se me pasaría por la cabeza es solvencia. En este debut, que si bien no redescubre ni revoluciona el género en el que se circunscribe (ni creo que tenga en ningún momento esa pretensión), sí que es patente tanto el amor y el conocimiento de historias de fantasía.
¿Qué tenemos? Una estructura clarísima que no engaña y que conduce a un clímax satisfactorio. A uno le da la sensación también de que tenemos un ritmo completamente frenético y que ha optado por no dejar leña por echar en este primer número. A su vez, Ken Garing demuestra su habilidad como narrador construyendo un mundo alrededor de un misterio y dándonos la información a medida que pasas páginas. Aunque, tal vez, sea demasiado dependiente del diálogo.
A nivel gráfico, sorprende por su calidad. No es un estilo particularmente realista, pero tampoco es completamente cartoon. A su vez, es muy referencial, pero en el buen sentido: cuando la referencia se pasa por un filtro personal y termina siendo algo nuevo. En la gran persecución con la que comienza la historia, probablemente, sea donde más da de sí Garing, puesto que son nueve páginas de constante acción cinética. Algo que también nos ha resultado estimulante son sus capacidades para diseñar personajes que son un punto particulares para un mundo arquetípico de fantasía (por no decir que rozan la revisión posmoderna), pero que sí que dan mucha información con poco y a través de su aspecto.
Gogor es un lanzamiento sólido que ha llamado la atención en la redacción indie y que tiene suficientes mimbres para que volvamos el mes siguiente. No te va a cambiar la vida, pero siempre es agradecido ver un cómic que te evoca a autores como Moebius, Henson o Miyazaki. Una novedad a tener en cuenta y que seguiremos su recorrido.