Hay semanas en las que uno solo se lleva decepciones, el precio a pagar por el mercado indie actual. Con tantos cómics produciendose, inevitablemente nos encontraremos con alguno que solo nos hace bostezar o desear que termine el suplicio. O arrepentirse de no haber escogido la nueva serie de Archie para la entrega de esta semana.
The Ride: Burning Desire #1, de Doug Wagner, Daniel Hillyard y Adam Hughes
En 2004 Keven Gardner y
Para celebrar su decimoquinto aniversario, 12-Gauge, una vez más publicando sus series mediante Image, nos ofrece The Ride: Burning Desire, una miniserie de cinco números y secuela de la primer historia de la antología. También supone la vuelta a la vuelta de algunos de sus dibujantes más famosos, quienes se encargan de una breve historia de complemento al final de cada número respectivamente.
Basta con mirar cualquier portada de The Ride para darse cuenta de que la serie siente cierta predilección por dos cosas: coches con estilo y mujeres atractivas, preferiblemente con poca ropa y en poses sugerentes. Pero, para bien y para mal, poco hay de ambos en el primer número. Doug Warner, quien repite como guionista, está únicamente interesado en contarnos cómo es la nueva vida de la protagonista de la primera historia de The Ride. Una gran noticia para los tres o cuatro mega fans nostálgicos; y una muy mala noticia para los demás. Los coches se quedan en el garaje y, junto a ellos, cualquier atisbo de una trama o villanos, totalmente inexistentes. Al terminar el número, no queda para nada claro cuál es la historia que me está contando la serie o incluso por qué debería contarme esa historia. En muchos aspectos, este número podría incluso considerarse un epílogo a la antología original.
Eso no supondría ningún problema si no fuera porque la acción desenfrenada y el crimen inmoral con los que la antología está asociada brillan por su ausencia. Sin ellos, el cómic queda reducido a una larga e interminable introducción que, además de apelar a una nostalgia de la que carezco, transita por avenidas más que conocidas en los géneros a los que se adscribe. Y por mucho que se esfuerce la protagonista, sin ningún desafío o peligro acechando, es aburrida, aburrida y muy aburrida. El correcto dibujo de Daniel Hllyard y los estupendos colores de
En la historia de complemento tenemos un breve relato, insustancial y anecdótico, que sirve de pretexto para que Adam Hughes dibuje mucha sangre y mujeres desnudas. Estoy seguro de que gustará a todos los seguidores del dibujante aunque el guion de Wagner tenga menos sentido que el final de Heroes in Crisis, es decir, ningún sentido; personalmente, hubiese agradecido un poco de coherencia y contexto acompañando al dibujo.
En resumen, no veo razón alguna por la que seguir leyendo The Ride. Si en el mercado independiente, rebosante de series y editoriales, puedo encontrar series similares y de gran calidad, ¿por qué continuar con una cuyas primera impresiones son tan decepcionantes?
Sonata #1, de David Hine y Brian Haberlin
El primer número de
Desgraciadamente, el buen trabajo al guion es desperdiciado por un dibujo feo y deficiente. Haberlin realiza muy buenos diseños de personajes y criaturas; sabe darle a los diferentes colonos de la historia señas de identidad facilmente reconocibles y muy representativas de sus características. Pero el uso de fondos generados por ordenador es uno de los peores que que me he encontrado en todos mis años escribiendo en Zona Negativa. Son modelados 3D muy básicos, con texturas de baja calidad que el color de
Me gustaría leer la historia que Hine y Haberlin tienen en mente. El problema es que eso implicaría aguantar ese vergonzoso dibujo digital. Desde luego, no tengo fuerzas para ello. Prefiero dedicar mi tiempo y energía a otras cosas. Como encontrar series indies de ciencia ficción con mejor dibujo, una tarea fácil y mucho más gratificante.
Pues vaya lástima, le tenía echado el ojo a Sonata, pintaba bien y me gustó mucho Hine en Spider-Man Noir.