Vuelva la sección tras un pequeño hiato debido a una mudanza. ¡Cómo cansa mover cajas! Esta semana, reseña tardía de dos series que se merecen un poco de atención y de lo nuevo de Jeff Lemire.
Space Bandits #1-2, de Mark Millar y Matteo Scalera
Nunca he ocultado mi afición a los cómics de Millar. Los lectores habituales de esta sección sabréis que siempre termino satisfecho con cualquiera de sus propuestas. Esta no es una excepción.
A estas alturas ya he escrito suficientes líneas explicando por qué me gusta Millar. Me ceñiré, pues, a decir que Space Bandits es otro cómic de acción y aventuras sencillo pero tan entretenido y divertido como era de esperar de un escritor tan experimentado y sagaz. Tan sagaz es Millar escribiendo como escogiendo dibujantes. En Space Bandits cuenta con ni más ni menos que Matteo Scalera, el co-creador de Ciéncia Oscura. Bajo su lápiz, y con los colores de Marcelo Maiolo, el mundo de ciencia ficción obsesionado con los 80 que nos presenta la serie no podría ser más bonito.
No niego que esta sea una propuesta cínica, un storyboard para que Netflix cree una serie de televisión que, tras semanas de publicidad invasiva e incesante, el público, cautivado por la siguiente serie de moda, olvidará al cabo de unos días. Pero ya quisieran muchos autores crear storyboards con tal calidad como los de Millar y Scalera.
Vampirella #1, de Cristopher Priest y Ergün Gündüz
Los intentos de Dynamite por popularizar a Vampirella, o al menos darle una serie estable, son dignos de elogio. Da igual cuantas veces cancelen su serie; un siguiente volumen está garantizado. Lo intentaron con Nancy A. Collins, con Kate Leth y con Paul Cornell, por no hablar de todas las miniseries y especiales publicados en los últimos años. Quizás lo consigan con Cristopher Priest. Y no solo porque este relanzamiento haya conseguido miles de pedidos por parte de las librerías americanas a base de portadas alternativas.
De todos los relanzamientos de
Quizás lo más destacado es la intención de Priest por tocar temas de relevancia social. Vemos asomarse críticas a la discriminación minorías y preguntas respecto al papel de Vampirella, un personaje femeníno conocido por su exhuberante indumentaria, en la sociedad americana actual. Son preguntas series; Priest ni condena ni alaba la representación que se le ha dado a Vampirella a lo largo de su historia.
Para el dibujo y color Dynamite se ha hecho con los servicios de Ergün Gündüz, veterano del cómic europeo que afronta su primera incursión en la industria norteamericana. Le espera un buen futuro si tiene interés en los cómics yanquis. Evadiendo el erotismo vulgar y superficial con el que desgraciadamente está asociada Vampirella, nos ofrece la interpretación más interesante de Vampirella en demasiados años. En sus páginas el mundo gótico de Vampirella, con criaturas imposibles e iconografía religiosa, convive con insólita naturalidad con nuestra realidad, aburrida y mundana, justo lo que quiere el guion. La violencia que acompaña a la protagonista deja tras de sí un reguero de sangre y destrucción cuyo impacto y brutalidad jamás han sido mayores en una serie de esta franquicia. Y, por encima de todo, la capacidad de Gündüz para interpetar un guion complejo como el de Priest es digna de elogios.
Si tuviera que señalar un aspecto negativo del debut de Vampirella, ese sería que me dejó con ganas de mucho más. Termina demasiado pronto, apenas esbozando el argumento de la historia. Sin embargo, lo que he leído es suficiente para recomendarla. Dynamite ha encontrado a dos autores con talento y con la ambición de ofrecer un acercamiento fresco e innovador a un personaje con décadas de antiguedad. Así es como se hace un relanzamiento.
Berserker Unbound #1, de Jeff Lemire y Mike Deodato Jr.
¿Acaso quiere Jeff Lemire aburrir a los lectores? En Berserker Unbound, él y
Lemire tiene una prioridad muy clara: darle a Deodato escenas con las que lucirse. No es mala idea; pese a su excesivo uso de referencias fotográficas y modelados 3D, el dibujante brasileño, si está con ganas y las fechas de entrega lo permiten, posee poco rivales creando imagenes rebosantes de espectacularidad. Las mejores páginas del primer número de Berserker Unbound son tan caóticas y violentas que este redactor no pudo evitar una sonrisa de satisfacción.
Desgraciadamente, el escritor de Black Hammer se olvida de perfilar a su personaje o aportar algo interesante a su historia. Su guion podría haberse acortado a la mitad de páginas. Ya las dos primeras páginas resume muy bien al protagonista, su carácter y sus preocupaciones; el resto solo se dedica a repetir lo mismo. Lo mismo se puede decir del argumento, que podría resumirse en dos líneas. En general, da la impresión de que Lemire ha alargado innecesariamente lo que tendrían que haber sido solo la mitad del número (del mismo modo que yo podría haberme ahorrado alargar este párrafo repitiendo lo mismo que hace dos frases antes).
No quiero insinuar que este sea un mal cómic, sino más bien que esperaba mucho más de la dupla Lemire/Deodato. Quería algo más que violencia excesiva dibujada por Deodato. Es más, en América se está publicando un cómic que utiliza mejor los talentos del dibujante. Se llama Savage Avengers, tiene una historia simplona y en ella aparece Conan el Barbáro en el presente. Es un cómic estúpido que no se avergüenza de ello y sirve como excusa para que Deodato dibuje ninjas, dinosaurios, bárbaros, demonios, ametralladoras y cosas tan estúpidas como alucinantes.
Si hoy tuviese que escoger entre Berserker Unbound y Savage Avengers me decantaría por la segunda. Jamás pensé que diría algo así de un cómic escrito por Jeff Lemire.