Mundo Independiente: Reseñas Octubre

¡Bienvenidos a una nueva entrega de las reseñas #1 de Mundo Independiente! Como ya sabréis la mayoría de vosotros – y los que no recién se enterarán ahora – el mes pasado dimos el pistoletazo de salida a una nueva subsección de Mundo Independiente en la que pretendemos dar una rápida mirada a todas las novedades del mes ( y si no todas, al menos el máximo número de novedades que podamos abarcar) a través de una sucesión de reseñas cortas. En esta segunda entrega, hemos optado por recoger un poco de todo para ofreceros la mayor variedad posible. Y ha sido fácil, porque si algo caracteriza a la escena independiente es precisamente la variedad de contenidos. Así que preparáos a revisitar viejos éxitos, a temblar con los tebeos más terroríficos del mes y a soñar con superhéroes. ¡Nuestro recorrido independiente empieza ahora!

¡Ah! y si os las perdistéis, aquí tenéis las reseñas del mes pasado.

Archie Comics

Afterlife with Archie, de Roberto Aguirre-Sacasa y Francesco Francavilla. Archie Comics.

“Francavilla consiguió que lea un cómic de Archie” fue una frase repetida desde el mismo anuncio de esta nueva serie de la editorial de Betty y Veronica. El artista italiano es también el principal responsable de que este cómic exista, ya que todo comenzó con una imagen realizada por él para una portada variante, que cautivó al que luego se convertiría en guionista de la serie, Roberto Aguirre-Sacasa, quien se ocupó de hablar con el CEO de Archie Comics para desarrollar el proyecto.

El arte del cómic ya sabríamos que sería algo bueno, estando Francavilla involucrado; incluso sin ser el mejor trabajo del dibujante, no deja de tener las cualidades que destacan siempre y por ende se pueden apreciar también acá.

Ahora bien, el guión también está muy bien logrado, presentando un buen ritmo narrativo, que apenas siendo la introducción de la historia consigue que el lector siga atento y quede con ganas de leer el #2, lo cual no es poca cosa; en estas primeras veinte páginas de la serie, se desarrolla el origen del virus zombie de a poco, desde el principio, y termina el primer número con esta cuestión a punto de explotar al máximo. Asimismo, para tener la atención desde el comienzo, se recurrió a un personaje muy conocido por fuera de Archie como es Sabrina la Bruja Adolescente, aprovechándose de este perfil místico del universo ficcional para dar el puntapié a la historia.

En conclusión, Francavilla consiguió que nos acerquemos a esta serie, pero el trabajo conjunto de Aguirre-Sacasa con él muy probablemente hará que sigan leyendo.

Valoración: Por Mariano Abrach.

Boom! Studios

Imagine Agents, de Brian Joines y Bachan. Boom! Studios.

Estamos ante una de las sorpresas del mes, no porque hayamos descubierto el nuevo Watchmen sino porque Imagine Agents es una serie mucho más original y entretenida de lo que la portada parecía indicar. Esta nueva cabecera de Boom! Studios es una mezcla de Men in Black y Monstruos S.A. en la que descubriremos las aventuras de los miembros de un “cuerpo de policía” secreto que se dedica a capturar a los amigos imaginarios de los niños… ¡Cuando ésos se vuelven locos y empiezan a destrozar el mundo! Por supuesto, no todos los amigos imaginarios son así. Los hay que viven hasta que sus compañeros humanos cumplen ocho años y entonces se jubilan. Los agentes secretos acompañan a éstos a su “jubilación” y los llevan a un lugar en el que tiene cabida cualquier tipo de ser.

Dicho así, la historia no es para nada atrayente. Menos aún si nos fijamos que el diseño de los amigos imaginarios es ante todo infantil. Sin embargo, la idea tiene su lógica y su gracia una vez puesta en viñetas ya que los autores hacen un muy buen trabajo narrativo, introduciéndonos a los personajes (de todo tipo) de una manera sencilla y efectiva a la vez que añaden las diversas tramas que parece que van a componer el grueso de Imagine Agents. Y en los argumentos nos encontramos de todo: desde los problemas afectivos de esos seres imaginarios hasta un futuro conflicto que posiblemente acarree serios problemas a la humanidad… y encima esta posible guerra viene acompañada de secuestros. En definitiva, aburrirnos no nos aburriremos. Ya para finalizar, el apartado gráfico es realmente bueno. Bachan es un artista convencional que no nos hará perder el sueño, pero lo importante es que también es un dibujante serio que nos ofrece lo mejor de sí mismo.

Valoración: Por Enrique Rios.

Dark Horse Comics

Criminal Macabre: The Eyes of Frankenstein, de Steve Niles y Christopher Mitten. Dark Horse Comics.

Criminal Macabre es la historia de Cal McDonald, un antihéroe que lucha contra las fuerzas del mal con la ayuda de un enigmático “demonio”. Tras más de dos décadas de aventuras, Criminal Macabre se ha asentado como un referente del género de terror en el que Steve Niles nos muestra – cada vez que nos regala alguna miniserie, que por ahora no podemos anunciar ninguna cabecera regular – que su éxito no solo depende del hype generado por la adquisición de los derechos de 30 días de oscuridad. Niles es un maestro del terror, y un gran guionista. Y si no os lo creéis, probad esta miniserie de Criminal Macabre. En ella nos encontramos un mundo lleno de seres enfermizos, un lugar en el que el mal está a la vuelta de la esquina y en el que McDonald se va a enfrentar a más de un misterio a la vez. Y es que Criminal Macabre tiene ese punto noir que hace que sus aventuras tengan mucho más que dosis exageradas de sangre. Este título es terror, pero narrado de una forma elegante, lo cual queda reafirmado con el excelente trabajo de Christopher Mitten, un dibujante que encaja a la perfección con el mundo creado por Niles.

Sería interesante hacer un paralelismo entre Grindhouse y Criminal Macabre, porque la primera tiene mucho que aprender de la segunda. Niles inicia The Eyes of Frankenstein con cuatro impactantes páginas en la que vemos algo que nos va a hacer desear saber qué sucede a continuación, porque hay algo detrás de todo que seguro que nos va a agradar. Por supuesto, eso no tiene nada que ver con el reclamo sexual de Grindhouse, que corresponde más a un intento de los autores por llamar la atención y captar lectores en vez de que la sorpresa esté ligada a las necesidades de la narración… Aunque apra saber por qué digo eso debéis saltar a esa otra reseña…

En definitiva, con esta miniserie, Steve Niles se reafirma como el gran guionista que es.

Valoración: Por Enrique Rios.

Grindhouse Doors Open At Midnight, de Alex De Campi y Chris Peterson. Dark Horse Comics.

Estoy muy dividido con esta serie, así que os haré una crítica dual. Primero os hablaré de lo bueno y después de lo malo…

Grindhouse Doors Open At Midnight mezcla vicio y perversión con el terror más absoluto. Sus imágenes son tan atrayentes como hipnóticas, y a los autores no les importa hablar de sexo, algo casi inaudito en el mercado norteamericano. Estamos ante una cabecera de fácil lectura e imágenes impactantes, un espectáculo en toda regla que nos justifica gastarnos el dinero en él. Y, además, el estilo de Peterson conjuga a la perfección con la historia de De Campi.

Tras cerrar el primer cuaderno de Grindhouse Doors Open At Midnight ni siquiera sé lo que he leído. Estamos ante una aventura con serios problemas argumentales en la que las cosas no cuadran, simplemente se nos ofrecen escenas de sexo y desmembramientos porque sí. Si pensamos un poco en lo que vemos nos daremos cuenta que los personajes – que no se desarrollan en ningún momento – hacen cosas sin sentido. ¿Quién tiene un accidente de coche y se va a comprar cerveza como si nada? Este es solo uno de los muchos ejemplos que nos encontramos en esta cabecera.

Conclusión: Si ponemos en una balanza lo bueno y lo malo, ese objeto se queda tal cual estaba.

Valoración: Por Enrique Rios.

Dynamite Entertainment

Cryptozoic Man, de Bryan Johnson y Walter Flanagan. Dynamite Entertainment.

Este cómic conquistó la atención por surgir como surgió, del show televisivo Comic Book Men, generando cierta curiosidad por ver qué resultaría, pero también incertidumbre y desconfianza por la calidad final del proyecto. Y estas últimas sensaciones estaban en lo cierto.

Desplegando un guión simple pero con pretensiones de complejidad narrativa, incluyendo giros en la trama que no sorprenden ni tampoco están bien incorporados, es un producto que lisa y llanamente no merece ser leído.

Bastante vacío de contenido, o más bien con contenido sin sentido ni explicaciones de qué es lo que sucede o por qué, queriendo ser bizarro y espectacular sin una trama que lo soporte, parece escrito por niños jugando mezclando sus muñecos; y en efecto no está esa definición muy alejada de la realidad. Seguramente se divirtieron haciéndolo, pero en esta oportunidad esto no redunda en diversión para el lector.

Valoración: Por Mariano Abrach.

IDW Publishing

Memory Collectors, de Menton3. IDW Publishing.

La última vez que os hablamos de Menton3 en Zona Negativa fue en nuestro especial post-navideño titulado Mundo Independiente: ¡Apocalipsis!. En él, entre otras cosas, os reseñamos parte una miniserie de 3 números dibujada por él y escrita por Steve Niles que juntaba robots y vampiros en un mundo apocalíptico. Recordemos lo que dije sobre Transfusion: es “una perfecta comunión entre texto y dibujo, páginas excepcionalmente bien ilustradas que por sí solas ya parecen obras de arte, un perfecto uso de la ambientación para dar mayor intriga y, ya puestos, un magistral uso de la desinformación (Niles nos explica lo que quiere sólo cuando le coviene) para incrementar el misterio y el suspense”.

Está bien recorder estas palabras porque Menton3, aún sin la compañía del experimentado Steve Niles, nos ofrece más de lo mismo. Y es un más de lo mismo que ya quisieran para sí muchos autores. Los dibujos de este artista son simplemente espectaculares y funcionan a la perfección en los mundos oscuros por los que se mueve. A nivel narrativo, Menton3 no echa en falta a Niles. Al contrario, su labor como guionista es encomendable, porque a la que toma las riendas de la historia puede conjugar mejor texto e ilustraciones. El resultado de Transfusion podía parecer ambiguo. Sin embargo, en Memory Collectors, todo cuadra. Solo hay un pero a esta obra, y es que el dibujo de Menton3 no es apto para todos los paladares. Es tan personal que algunos de vosotros preferiréis arrancaros los ojos antes que continuar mirando las ilustraciones de este artista; pero para los que os guste, Memory Collectors es una compra obligada. ¿Cómo saber si esta serie es o no para vosotros? Es tan sencillo como darse una vuelta por la página personal de Menton3, aquí mismo.

Valoración: Por Enrique Rios.

The Powerpuff Girls, de Troy Little. IDW Publishing.

Las Supernenas son tres niñas con superpoderes cuya serie de animación se convirtió en todo un referente televisivo gracias a unas aventuras entretenidas y sin pretensiones. Por supuesto, como suele suceder en muchos shows de este tipo, las historias de Las Supernenas respondían a una fórmula narrativa que, una vez utilizada hasta la saciedad, cansaba y perjudicaba seriamente a las audiencias. A la que estas jóvenes heroínas dejaron de estar de moda, nadie se acordó de ellas nunca más. ¿Nadie? Miento. Como sucede con todas las series que han causado impacto, Las Supernenas es una serie de culto que cuenta con una legión de seguidores, así que no han caído en el olvido. Hay mucha gente que espera su vuelta.

Los fans de Las Supernenas están de suerte. Las chicas han vuelto en el mejor momento, justo cuando las editoriales independientes han descubierto que las franquicias televisivas para todos los públicos son una gallina de los huevos de oro y, para no hacer caldo de pollo, tratan este tipo de productos con mucho mimo y cuidad. Troy Little, artista completo en The Powerpuff Girls, hace un trabajo magistral en esta nueva cabecera. Consique trasladarnos al mundo de Las Supernenas con una aventura que no tiene nada que envidiar a lo que veíamos en televisión. Al contrario, diría que incluso sube el nivel. Así que si os gustan estas chicas o simplemente queréis una lectura agradable, este es vuestro tebeo.

Valoración: Por Enrique Rios.

Samurai Jack, de Jim Zub y Andy Suriano. IDW Publishing.

Después del sorprendente fenómeno desatado por BOOM! Studios con sus publicaciones de Hora de Aventuras, el anuncio de la editorial estadounidense IDW Publishing de editar varias series de cómics basados en las licencias de los personajes de animación de Cartoon Network parece una decisión bastante lógica, sobre todo, teniendo en cuenta su propio éxito cosechado con My Little Pony: Friendship Is Magic. Por lo tanto, Las Supernenas, El Laboratorio de Dexter o la presente Samurai Jack, vienen a convertirse en el segundo asalto de un tipo de historias -supuestamente (aunque sólo en teoría) destinadas a los más pequeños- y adaptadas directamente del siempre fértil escenario televisivo de las series de animación. En este caso, las nuevas aventuras del legendario, adusto e infatigable guerrero samurái perdido en el futuro, enfrentado al malvado Aku, son responsabilidad del guionista Jim Zub y el dibujante Andy Suriano.

El personaje creado por el animador, guionista y director ruso Genndy Tartakovsky posiblemente sea la propuesta más interesante de esta nueva línea, una auténtica serie de culto para muchos aficionados, con un corte más adulto que sus hermanas, un chambara animado que llega ahora a las viñetas manteniendo en apariencia todas sus formas, su frescura, su cinemática acción y, en general, su personal e inconfundible estilo. En una adaptación de este tipo el fracaso o el éxito puede depender de la capacidad de sus autores para saber preservar el espíritu de la propuesta original, sin perder las señas de identidad y la premisa de una historia que lo han hecho reconocible y conocida por los televidentes. En este sentido, Jim Zub y Andy Suriano pasan la prueba, aceptan el reto de respetar todos estos puntos con absoluta fidelidad, uno tiene esa impresión nada más encontrarse con esas páginas que nos introducen en el universo de Samurai Jack, extraídas directamente de la serie de televisión, un monólogo puesto en boca del malvado Aku narrando el destino de su némesis en un futuro donde su «maldad es la ley».

Pero esto sólo es un anécdota, la esencia de Samurai Jack se consigue trasladar a las viñetas por la labor de Jim Zub en en el guión y la caracterización de su parco protagonista, un verdadero sosias de David Carradine en la mítica Kung-Fu, aplicando recursos que ya vimos en la serie de televisión: esa simbiosis entre el western y el chambara, su maravilloso sentido de la acción lleno de arrebatadora fuerza e intensidad o ese gusto por los pausados silencios y escenas mudas. En resto del trabajo recae en Andy Suriano, artista habitualmente asociado a la pequeña pantalla que ha trabajado con Genndy Tartakovsky en Las Supernenas, Star Wars: Las Guerras Clon o la misma Samurai Jack, por lo que no necesita interiorizar las líneas y trazo «millerianos» del personaje ni estudiar la ambientación de la serie porque ya la tiene suficientemente aprendida y asimilada en su trazo. Es esta combinación, con la prosa de Jim Zub y los lápices de Andy Suriano, donde encontramos a Samurai Jack, un personaje que se resiste a desaparecer y que ahora busca regresar a su pasado intentando reunir los Hilos del Tiempo. Esperemos que estos cómics acaben por despertar la curiosidad por Samurai Jack para poder seguir soñando con esa película que Genndy Tartakovsky prometió en su día para cerrar tramas y concluir su historia.

Valoración: Por Jordi T. Pardo.

Image Comics

Pretty Deadly, de Kelly Sue DeConnick, Emma Rios y Jordi Bellaire. Image Comics.

Tras más de un año de espera, el nuevo proyecto de Kelly Sue DeConnick (Captain Marvel, Avengers Assemble) y Emma Rios (Strange, Osborn) llega a las tiendas de la mano de Image Comics superando de largo todas las expectativas y convirtiéndose de la noche a la mañana en el sleeper del año. La convergencia de géneros e influencias que puedan apreciarse en una primera lectura desaparece con la segunda dando paso a un relato con voz propia en el que confluyen cuentos de hadas, metáforas animales, westerns sangrientos, algún pasaje oscuro de Disney, un reparto creciente y muchos momentos que quedan en manos de la interpretación del lector. Desde sus primeras páginas, con un conejo y una mariposa mantienen una conversación truncada, ya se percibe que vamos a encontrarnos con una lectura densa, barroca pero no recargada, donde no todo es lo que parecer ser. Los diálogos y los cuadros narrativos se equilibran a lo largo de este relato, ofreciendo pistas y descolocando al lector con relaciones todavía desconocidas pero con mucho potencial.

El dibujo de Emma Rios es simplemente espectacular. No solo demuestra una perfecta sintonía con el ideario argumental de Kelly Sue, sino que construye de la nada una atmósfera única, a la altura de los más grandes. De la misma forma que en el guión se distinguen confluencias de géneros y obras varias, aquí podemos apreciar detalles de autores tan variados como Paul Pope, J.H. Williams, Sam Kieth, Ross Campbell o tantos otros. Pero no deja de ser una influencia, porque la voz propia con la que Emma Rios firma las planchas de esta primera entrega tiene tanta fuerza como elegancia, demostrando un repertorio de recursos, perspectivas y primeros planos de primer nivel, además de un cuidado a los detalles (esas onomatopeyas en los regueros de las balas, por ejemplo) y a los fondos difícil de encontrar en el 90% de las series mainstream de la actualidad. Emma Rios se complementa de forma perfecta con la colorista (sería justo que no la mencionaramos), Jordi Bellaire, quien aporta una paleta de colores acertada en todo momento, donde predominan los tonos amarillos, rosas y azules (en sus versiones más pálidas), protagonistas también de las portadas alternativas de la serie.

Todavía queda mucho para saber si Pretty Deadly es el nuevo Saga. De momento tenemos indicios para creer que puede ser posible. La viralidad de la comunidad online, el haber vendido al completo la primera tirada en tan solo dos días o el estar acompañado de cierta dosis de polémica son factores que recuerdan a patrones conocidos de fenómenos exitosos previos. Las autoras han declarado que piensan seguir la misma fórmula que Saga y dejar de publicar los meses que sean necesarios para dejar tiempo a Emma Rios a completar los cómic. De momento, quedan dos números más por publicarse este 2013 y si mantiene el nivel a nadie le extrañaría si se cuela el año que viene entre los nominados a los Premios Eisner. A nadie debería extrañarle.

Valoración: Por Pedro Monje.

Rat Queens, de Kurtis Wiebe y Roc Upchurch. Image Comics.

Kurtis Wiebe, a quien conocemos de Peter Panzerfaust y Green Wake, creó este cómic en gran medida como un homenaje a sus muchos años de jugar Calabozos y Dragones. Es por ende una serie de fantasía medieval, pero no se queda sólo en eso; esa ambientación está atravesada por los géneros de comedia y de acción, o también de comedia de situaciones combinado con acción cómica. Esto resulta en un cómic de fantasía medieval divertido y entretenido, que por una situación, por un chiste o por una escena de acción invita constantemente a seguir leyendo.

El mérito, por supuesto, corresponde al guionista mencionado y al dibujante Roc Upchurch, ya que la diversión pasa por los diálogos y las situaciones del guión tanto como en la expresividad de los personajes para anclar eso que se dice o sucede, y también por la dinámica de lo espectacular para el género de acción.

La trama de la historia no escapa de lo típico de las narraciones de juego de rol mencionado, con un grupo de personajes enviados hacia una aventura por una razón cualquiera (si bien tiene su justificación y su importancia para la presentación de los personajes), seguida de un conflicto sorpresivo con un giro que añade misterio. En definitiva, una lectura de lo más entretenida, nada más y nada menos.

Valoración: Por Mariano Abrach.

Rocket Girl, de Brandon Montclare y Amy Reeder. Image Comics.

En este cómic el 2013 es el futuro, pero el futuro que se imaginaba en la década de los 80s para nuestro presente (cuando seguimos viviendo sin jetpacks, lamentablemente). De esta manera, Rocket Girl es un acercamiento diferente al concepto recurrente de la nostalgia de los 80s, que por diferente ya es bienvenida. La inspiración, o el homenaje, o como gusten llamarlo, es por y para películas como Back to the Future 2, Terminator y Blade Runner. Ese futuro imaginado (y no cumplido) es contrastado con esa misma década de 1980, mediante el inevitable viaje temporal. Esto da lugar a uno de los aspectos más interesantes del cómic, que es el diseño de parte de Amy Reeder de uno y otro tiempo, en sus diferencias y similitudes, lo cual es evidente que disfruta haciéndolo.

La protagonista de ese viaje en el tiempo es una chica de 15 años que es policía en dicho futuro, que como toda la fuerza policial de ese imaginado 2013 es adolescente. Su misión es detener un crimen contra el tiempo, perpetrado por una corporación de los 80s. Todo esto es apenas mencionado, dando a entender que hay un trasfondo desarrollado que se irá develando en el curso de la serie regular, y del que tal vez nos enteraremos más en los primeros cinco números que conforman un arco argumental.

Lo que sí vemos en este #1 es a la chica protagonista irrumpir en su pasado, comportándose como una especie de superhéroe de ciencia ficción (que de hecho, está haciendo su trabajo como policía, aunque fuera de su tiempo), y maravillándose con el aspecto de esos años 80s en lo que es el mensaje más explícito de la mencionada nostalgia.

Es un primer número introductorio bien logrado, que aún recurriendo a tópicos comunes (seguramente de manera intencionada) interesa y puede intrigar a seguir leyendo, y que tiene sus puntos más altos en el arte de Reeder.

Valoración: Por Mariano Abrach.

Three, de Kieron Gillen, Ryan Kelly y Jordi Bellaire. Image Comics.

La historia la escriben los triunfadores y los vencedores. Este axioma queda demostrado en numerosos ejemplos históricos, aunque también tiene sus excepciones. Posiblemente, para encontrar la excepción más conocida debemos remontarnos 2,500 años y recordar la Batalla de las Termópilas, donde Leónidas y su pequeño ejército se enfrentaron al Imperio Persa de Jerjes en un recodo perdido de la antigua Grecia. Perdieron la batalla y la vida, pero de lo que no hay duda es que esta vez fueron ellos quienes escribieron la historia. En la cultura popular, esta legendaria y desigual batalla ha quedado grabada en el intelecto colectivo gracias a 300, la obra de Frank Miller, y su adaptación cinematográfica a cargo de Zack Snyder. Sin embargo, esta visión posmoderna dista mucho de la realidad. Ni fueron 300 los que se enfrentaron a Jerjes ni los espartanos portaban sus pesados escudos a través de media Grecia. También tenían sus “cosillas”. El prisma por el que Miller reinterpretó la historia es un tanto subjetivo y esto hay muchos a los que les molesta irremediablemente. Como a Kieron Gillen. Con el objetivo de desmitificar algunos de los conceptos grabados ya a fuego en la percepción cultural, el guionista ha realizado una extenuante labor de investigación bibliográfica sobre la Batalla de las Termópilas y se ha puesto a escribir su nueva serie de creación propia: Three. Sin embargo, el resultado del primer número es un poco frio. Ni está situado en aquella época ni protagonizado por tan valerosos soldados. Pero el planteamiento o el enfoque no es el único fallo.

Con permiso de Warren Ellis (cuando quiere), me gusta catalogar a Kieron Gillen como el mejor dialoguista del mercado mainstream en la actualidad. Lo ha demostrado con creces en sus Phonogram, Uncanny X-Men (“Imperius Sex!”), Journey Into Mystery o Young Avengers. Bajo esta premisa, cuando se dispone a leer un nuevo cómic de Gillen, espera encontrarse con varios diálogos tocados por la lucidez que el 90% de los guionistas de la actualidad ni siquiera aspiran a imaginar. Por eso mismo, considero un fallo la elección de prescindir de los diálogos en 12 de las 24 páginas de esta primera entrega. Exceptuando unos nimios cuadros narrativos, la falta de este atractivo (galopante en el momento en el que el dibujo de Ryan Kelly no es abundante en detalles) condiciona en gran medida la lectura de la primera mitad del episodio. Esto se remedia en cierta manera con el transcurso de los acontecimientos, pero el mal ya está hecho y no hay vuelta atrás.

Como decíamos, el dibujo de Ryan Kelly (Local, Saucer Country) con el que ejecuta los guiones de Gillen transmite la sensación de poco esmero. La ausencia de fondos, las pocas escenas de acción y unos primeros planos bastante pocos trabajados restan calidad al producto. Si el apartado artísitco brilla por algo es sin duda alguna por el trabajo de Jordi Bellaire, una de las mejores coloristas de la actualidad y a la que habrá que estar atentos en un futuro.

En resumen, tenemos ante nosotros un producto que se nota que Kieron Gillon ha disfrutado preparando y guionizando pero cuyo enfoque y dibujo no consiguen elevar en ningún momento a la categoría de notable.

Valoración: Por Pedro Monje.

Velvet, de Ed Brubaker y Steve Epting. Image Comics.

Olvidando por un momento Skyfall, Moneypenny era esa secretaria del MI6 al que el James Bond de turno le guiñaba el ojo antes de colarse en la habitación del jefe. Escenas muy cortas pero cargadas de tensión sexual no resuelta y que conseguían que no pocos de nosotros desearamos ver un papel más protagonista de Moneypenny, más allá de teclear en su máquina de escribir y/u ordenador. ¿Cuál es su verdadero pasado? ¿Qué juergas y aventuras se pegó en su juventud? ¿Qué ocultan esos labios sensuales? ¿Tendremos alguna vez la respuesta? Quizá no de Moneypenny, pero sí de su contrapartida americana: Velvet.

Han pasado diez años desde que Ed Brubaker (Sleeper, Criminal) y Steve Epting (FF, The Marvels Project) revolucionaron la serie regular del Capitán América para Marvel Comics, revitalizando la colección y ambientándola en el género noir y de (contra)espionaje, además de sacarle brillo a la partida de secundarios de la colección como Nick Furia, El Halcón, El Soldado de Invierno o Sharon Carter. Resultaba llamativa la buena caracterización de esta última, personaje carismático donde los haya que llevaba años dando tumbos editoriales en Marvel. Sin embargo, parece que a ambos autores les quedó pendiente contar alguna historia sobre la Agente 13 (aquel embarazo…). Afortunadamente, el paténte y confeso desencanto de Ed Brubaker hacia los cómics de superhéroes actuales no le ha impedido adaptar algunas de las ideas que tenía pendientes en el tintero y reunirse con su antiguo socio Epting y lanzar para Image Comics esta nueva serie: Velvet. Ya desde el principio ambos demuestran que a estas alturas no todo está contado en las series de género noir y que en este mundo lleno de Bonds y Bournes aún hay espacio para más.

Velvet Templeton es la protagonista de este relato, de cuyo pasado y trayectoria conocemos tantos detalles en esta primera entrega como enigmas permanecen todavía en el aire. Secretaria de profesión y agente secreto de vocación, un carrusel de muertes de varios compañeros (tanto de la agencia secreta como de cama) la lleva a encontrarse enfrentada a la agencia para la que trabajaba y, inevitablemente, salir despedida por la ventana como mandan los cánones. En esta primera entrega Ed Brubaker se apoya, por momentos hasta el abuso, en cuadros narrativos para hacer discurrir la trama, reduciendo las páginas de diálogos a un mínimo necesario. Esto no tiene por qué ser necesariamente malo, no obstante sirve para incluir mucha información del entorno y la protagonista y es de hecho marca de la casa de Brubaker. La trama, los protagonistas y la acción se ponen en marcha en 25 páginas y se garantizan que el lector volverá de nuevo el mes que viene a por una nueva ración de Velvet.

Steve Epting está soberbio. Con ligeros matices y pocas líneas, es capaz de ilustrar a la perfección el paso de los años (y los combates) en Velvet, ya sea con una sonrisa menos pronunciada o la cara suavemente más larga. Está claro que Steve Epting buscaba salirse del papel encorsetado en el que se encontraba en sus últimos proyectos. Su paso por FF con Hickman fue una aventura interesante, pero no llegó a empatizar con el guionista en ningún momento, transmitiéndose a las planchas de la serie. Aquí, ya en el primer número, tiene ocasión de dibujar persecuciones en coches tuneados de los años setenta, funerales, asesinatos a quemarropa y jefazos meditando a través de las rendijas de la persiana mientras se fuman un puro. Y una femme fatal de armas tomar (como tantas otras, por cierto, protagonistas ahora mismo en en Image Comics). 100% noir. 100% Brubaker. En el apartado gráfico también destaca el trabajo de la colorista Elizabeth Breitweiser, en quien por momentos parece que se ha reencarnado el mejor Frank D’Armata.

En definitiva, un arranque sólido, con algunas cartas tapadas y mucho potencial para el futuro. Traiciones, intriga y misterio que Ed Brubaker y Steve Epting cimentan las bases de la serie con una maestría y habilidad solo a la altura de dos autores con el talento que ellos atesoran. ¿Qué deparará el futuro de esta Ultimate Moneypenny? Estaremos atentos. Lectura altamente recomendada.

Valoración: Por Pedro Monje.

Oni Press

Letter 44, de Charles Soule y Alberto Jiménez Alburquerque. Oni Press.

No contento con sus muchas ocupaciones en DC Comics (La Cosa del Pantano, Red Lanterns y Superman/Wonder Woman) y Marvel Comics (Thunderbolts y próximamente Hulka), Charles Soule decidió que una sexta serie le encajaba bien en la agenda. Para sacarla adelante ha contado con Oni Press, una de las editoriales independientes más necesitadas de productos adultos rompedores. Ya han pasado demasiados años desde que Queen & Country y series como Wasteland no han conseguido sucederla dignamente. La Carta 44 de Soule demuestra de nuevo la versatilidad del guionista, capaz de moverse en entornos de lo más distintos. ¿Qué nos ofrece aquí? Pues la historia comienza con Stephen Blades a punto de ser nombrado Presidente de los Estados Unidos. Antes del nombramiento encuentra sobre el escritorio del despacho oval una carta con el número 44 sobre ella. Se trata de una antigua tradición en la que el presidente saliente le escribe al recién nombrado. El presidente número 44 en la actualidad es Barack Obama, por cierto. Y es que Blades comparte ciertos rasgos con Obama, como el de sustituir a un presidente que se involucró en más guerras de las que podía permitirse. Sin embargo, en el cómic las guerras tenían una razón de ser muy importante.

En la carta el anterior presidente le cuenta que han descubierto en el cinturón de asteroides algo en construcción. Más concretamente algo no humano en construcción. Pero quién quiera que sea que lo esté construyendo lo oculta bastante bien así que hace 3 años se envió una misión tripulada hacía allí para averiguarlo. Como es lógico, contadas personas están al corriente de todo esto. La llegada de Blades a la Casa Blanca coincidirá precisamente con la llegada de misión al lugar señalado. Allí tendrán que atravesar una especie de barrera invisible que ocultaba la construcción.

Lo extraordinario de este primer número es que siendo todo él dialogado en despachos, salas de reuniones y en la nave conocida como “la Clarke”, el ritmo no decae en ningún momento. Soule maneja los ritmos estupendamente y exprime cada viñeta y cada página. Demostrando así de paso que las exigencias de series blockbuster como Superman/Wonder Woman exigen bastante menos. Casi el espacio dedicado a esta primera entrega el guionista propone ponerse en la piel de ese Presidente que acaba de descubrir que no estamos solos en el Universo. Y lo hace perfectamente, con todas las dosis de realidad necesarias para hacer creíble la situación. También juega a su vez con los tripulantes de la nave, 9 personas que han compartido habitáculo durante 3 años y que ahora se enfrentan a una más que probable muerte.

El dibujo de Alberto Jiménez Alburquerque, sin llegar para nada a molestar, quizá no llegue a proporcionar al lector todo lo que Charles Soule intenta. En una serie con tantos “bustos parlantes” quizá sería más apropiado un dibujante con mejor expresividad facial. Eso sí, no le cabe ningún reproche a su expresividad corporal. Los protagonistas se deslizan entre viñetas y eso siempre es de agradecer. Dicho esto, Letter 44 parece de momento una serie a seguir, porque estoy bastante seguro de que en ese cinturón de asteroides se cuece más de que Soule nos muestra. Ahora somos nosotros los que debemos atravesar esa barrera oculta a la vista.

Valoración: Por Ivan Rivas.