El Spirit que
No es la primera vez que se ha intentado resucitar a cabecera de The Spirit sin su titánico creador: a finales de los noventa la editorial Kitchen Sink publicó una antología de relatos cortos del personaje a cargo de un impresionante elenco de autores (
De su estancia en DC tampoco podemos olvidar otros cruces con personajes, cómo los que tuvo con
Ahora, Dynamite Entertainment, que está poniendo especial empeño en conseguir las licencias para publicar nuevas historias de numerosos héroes añejos tanto del cómic cómo del pulp, nos ofrece una nueva serie de The Spirit. Para una ocasión así no ha escatimado y ha obtenido los servicios de un guionista de probada competencia, otro ilustre del medio que además ha venido dando grandes resultados cuando se ha encargado de éste tipo de personajes, como ha demostrado en Sandman Mystery Theatre, Green Hornet: year one y el reciente crossover entre
Para esta nueva serie, Wagner ha decidido ir en dirección contraria a la tradicional con Spirit, y en lugar de ofrecernos un puñado de relatos cortos abre aquí un arco argumental para el que ha programado una duración de todo un año, doce números. La premisa radica en la desaparición del justiciero de azul de la faz de Central City hace nada menos que dos años. Desde entonces nadie le ha visto ni sabe nada de su paradero. Y así, las vidas de sus amigos, los secundarios habituales de la serie, han ido siguiendo poco a poco sus propios caminos ante la ausencia del enmascarado
En éste número de debut Wagner se sirve del aniversario de la desaparición del protagonista para recapitular la información esencial sobre el personaje y su mundo a través de las reacciones de dichos secundarios ante la onomástica: un útil recurso que a pesar de conveniente no se siente forzado, y que ayuda tanto a poner en contexto a los lectores recién llegados como a refrescar ideas de cara a los ya familiarizados con el mundo creado por Eisner. Gran parte del episodio se invierte en esta recapitulación, excepto por el tramo final, en el que un par de los viejos amigos de Spirit deciden que ya es hora de averiguar qué es lo que pasó con él. Y es aquí donde viene el «pero» que se puede poner a éste número que por lo demás resulta enormemente correcto e interesante: parece un tanto ridículo que tras dos años hasta ahora nadie haya tratado de investigar qué sucedió con alguien que tocó tan profundamente sus vidas y que fue su compañero, su amigo, o en el caso de
Pero en realidad el problema que aqueja a éste nuevo intento de devolver a Spirit a la actualidad es compartido con esos anteriores: hablamos de lo casi inalcanzable del proyecto en sí mismo por definición. Por correcto que sea éste debut, por maravillosas que fuesen las historias de Alan Moore o Paul Smith, no pasan de excelentes curiosidades, de agradables homenajes hechos con maestría. Y claro, sin querer vender ese peligroso discurso de que cualquier tiempo pasado fue mejor, la obra de Eisner terminó en su punto álgido (se publicó durante más de diez años) siendo rompedora, monumental, un manual de estilo para el medio. Y esta afirmación se puede hacer no sólo contextualizando, basta con abrir sus páginas para quedar abrumado aún hoy por hoy ante la riqueza de recursos, de encuadres, de diversidad de géneros aglutinados. Otro gallo nos cantaría si en los cómics actuales sus autores se decidiesen a usar la mitad de avances plásticos que Eisner creó experimentando por sí solo hace más de sesenta años.
Ante esta inevitable comparación, casi cualquier intento está condenado a palidecer. Muy altas tienen que ponerse las apuestas, muy ambiciosa ha de ser la propuesta, y muy grande ha de ser el esfuerzo creativo e innovador para estar a la altura de semejante clásico. Y las cosas ni son ni han sido así.
Por supuesto, queda a elección del lector defenestrar este intento por no haber mirado a los ojos con valentía al reto (y haber luchado encarnizadamente para fallar o triunfar), o por el contrario, asumir que las cosas no iban a ser así y limitarse a juzgar si por lo menos estamos una agradable y correcta lectura para disfrutarla. Mi caso es el segundo, pues aunque reverencio la obra de Eisner, todo lo anteriormente expuesto no debe hacernos perder la vista de que estamos ante una notable serie que arranca de forma realmente prometedora. Y sin condescendencia alguna ni queriendo vender una moto a nadie, sinceramente se ha ganado que marque en el calendario volver mes tras mes a ella a partir de ahora, y que de forma entusiasta recomiende su lectura. Sí, a pesar de seguir estando bajo la sombra de un coloso.