Mundo independiente: Wolf #1

 

Edición original: Wolf #1 USA (Image Comics).
Guión: Ales Kot.
Dibujo: Matt Taylor.
Color: Lee Loughridge.
Formato: Grapa USA, 58 páginas.
Precio: 4,99$.

 

Cuando el nombre del escritor de procedencia checa afincado en Estados Unidos Ales Kot aparece en los créditos de una nueva serie, suele ser interesante echar un vistazo. Kot lleva siendo desde de su debut de 2012 en el mercado norteamericano con Niños Salvajes (de próxima publicación en España por parte de ECC ) uno de los autores más interesantes de dicho panorama, y si su carrera no acaba dando ningún traspiés (ese Winter Soldier…) auguramos que terminará convirtiéndose en una de las estrellas referencia del noveno arte del siglo XXI.

Con Wolf, Kot se sumerge en esa mezcolanza de géneros que a menudo tan buenos resultados da: el noir con tintes sobrenaturales. No en vano ha declarado el guionista de Zero que la aspiración de este proyecto es tomar el relevo de nada menos que Hellblazer, el mítico título de la línea Vertigo protagonizado por el carismático personaje creado por Alan Moore, John Constantine. Palabras mayores que en boca de cualquier otro sonarían a fanfarronada, pero que salidas de los labios de Kot, merecen ser tenidas en cierta consideración.

El relato nos acerca a la figura de Antoine Wolfe, un afroamericano de pasado militar, aparentemente inmortal y con una vida que va a la deriva en la que investiga casos relacionados con la comunidad sobrenatural que vive oculta en la ciudad de Los Angeles. En ése contexto, un muy cuestionable patrón le hace un encargo, no sin antes haciéndole una muy peculiar prueba de aptitudes. Y así Wolfe emprenderá su camino a través de esa urbe decadente, ofreciéndonos una visión desmitificadora y de andar por casa del mundo sobrenatural, en la que vampiros gamers con pinta de perdedores se alternan con sidekicks lovecraftianos que no parecen tener muchas luces. Kot dejará caer en varias ocasiones que uno de los temas de la obra es la necesidad de evolución de los mitos, cosa que finalmente descubriremos que tendrá reflejo también en la trama en sí misma.

Éste primer número de Wolf es largo, consta de casi sesenta páginas. Se abre con un golpe de efecto que reclama nuestra atención como lectores, y corta la narración de repente en un momento clave. Prometiendo volver más adelante sobre ello, continúa con un epílogo que vuelve a impactar sobre nosotros, dándonos pistas de por dónde van realmente los tiros de la historia. Una curiosa estructura que añade interés y ritmo a esta sombría por austera aproximación a este subgénero en el que el mencionado Constantine o Harry Dresden tan bien se desenvuelven. A partir de aquí, según el propio Kot el protagonista tendrá que hacer frente a “el racismo, el complejo industrial-penal (sí, penal, no militar), un pasado sin resolver, depravadas criaturas místicas, depravadas criaturas humanas, el posible fin de California, demonios, el infierno”.

Y si bien el guión está a la altura de las elevadas expectativas, sin embargo el apartado gráfico se muestra bastante deficiente. Es cierto que el aspecto global encaja bien con el tono propuesto en la historia, pero a los lápices de Matt Taylor apenas consigue salvarlos ni el estupendo colorista Lou Loughridge. Es cierto que las estampas con las que se abre el número son de apreciable y oscura belleza, pero solo preceden a otras ejecutadas de manera más bien mediocre, contribuyendo a una creciente decepción en ese ámbito. Una lástima, esperamos que en futuras entregas esto mejore, porque por lo demás, Wolf ha empezado muy satisfactoriamente.