MundoManga: Especial Suehiro Maruo: La Sonrisa del vampiro y DDT: Hombres como animales

3
5412
Especial Suehiro Maruo

Introducción: El mercado del ocio y en concreto del manga en España tiene la curiosa propiedad de que cuando hay algo que funciona (aunque sea a una escala pequeña como los cómics), se explota hasta la saciedad. La búsqueda de un boom similar al de DragonBall es un ejemplo, pero no es el único. Actualmente se esta republicando muchas obras de la autora Rumiko Takahashi, quizá no es un ejemplo de lo que comentamos pero sí se le acerca. Autoras de manga como Wataru Yoshizumi (Marmalade Boy, Mint na Bokura), o Kaori Yuki (Angel Sanctuary, Count Cain) también han experimentado esa longevidad en el mercado español. Fuera del manga me viene a la cabeza JM Straczynski, del que vemos regularmente obras traducidas al castellano.

Dentro de esta corriente, y volviendo al manga, los autores de cómic de terror son propicios a verse publicados durante una época fuerte y continuada: Hideshi Hino cogió carrerilla en La Cúpula empezando a mediados de 2005 con La Serpiente Roja y El Niño Gusano y acabando (por ahora) en el último Saló del Manga con La enfermedad de Zoroku. Pero hoy nos centraremos en otro autor, que tuvo también su momento de gloria: Suehiro Maruo. Glénat se atrevía hace unos 5 años con La sonrisa del Vampiro, un tomo único por ese entonces que rompía con los formatos habituales de edición de manga: tomo bastante más alto, grueso y con papel más rugoso, aunque con una buena reproducción. Seguiría la senda con El Monstruo de color de Rosa, y otras, entre ellas la que nos ocupa hoy, DDT, y la última por ahora publicada, Midori La niña de las Camelias. Recuerdo que la publicación de La Sonrisa…. provocó cierto revuelo, por la audacia, contenido, formato, etc. Pasamos a ver el por qué, y si había para tanto:

LA SONRISA DEL VAMPIRO

 

Edición original: Warau Kyuketsuki
Fecha de edición: 2002
Guión y dibujo: Suehiro Maruo
Color: Blanco y negro y color a bitono
Formato: 240 págs.
Glenat (7,5)

 

Sinopsis: El mes de Agosto de 1945 fue fatídico para Japón: sufriría un ataque sin precedentes a nivel nacional y a nivel civil. Las dos bombas atómicas llevaron el infierno a la Tierra, y con ellas, algunos seres fuera de nuestro raciocinio. Una mujer, apartada de la sociedad por su fealdad y costumbres, sobrevive a la hecatombe, pero no a la chusma enfurecida al verla robar a los muertos. Pero la tierra no la quiere y vuelve a la vida, convertida en vampiro. Muchos años más tarde, escogerá un discípulo para enseñarle todo lo que sabe. En una sociedad actual falta de valores, convertirte en un no-muerto quizá sea lo mejor que puede pasarte.

Valoración: La sonrisa… fue la primera toma de contacto que tuvimos los lectores españoles con este autor. Y a fe mía que fue un shock considerable. Abrir un tomo de Maruo es adentrarse en un mundo de sangre, dolor, perversión, muertes extremas y bajas pasiones. Es pasar al lado oscuro de la vida, cerrar la luz y enfrentarte a tus propios monstruos, tal y como sufrieron los supervivientes de Dragon Head.

El panorama que nos pinta Maruo del presente (más bien pasado próximo, no vemos grandes alardes tecnológicos pero sí video y TV) es desolador: la juventud está muy tocada. Nos pinta un conjunto desasosegador, un mundo difícil de supervivencia, matar o morir. Los jóvenes más descarriados maltratan a viejos sin techo, las jovencitas aparentemente ángeles venden su olor corporal y sus braguitas en los barrios centrales de Tokio, con vello púbico incluido. Se semi prostituyen por algo de dinero, y solo tienen que dejar ir sus excrementos en la cara de algún depravado. Otros adultos abusan directamente de estas almas descarriadas y de dudosa moral.

Todo este ambiente influye muy negativamente en Runa, una estudiante de un instituto normal en una ciudad típica japonesa. Las continuas malas noticias que escupe el televisor, junto con la desagradable experiencia del “voluntariado”, va haciendo mella en ella, incluso el embarazo muy avanzado de su hermana le hará vomitar de asco. Todo es perfidia y desidia a su alrededor. Por otro lado tenemos a Koonosuke, el elegido, que aprende los secretos de su misteriosa acompañante y entra en el mundo de los vampiros. Su interés por esos temas hace dudar aún más a Runa, aunque en cierto momento coinciden y la atracción es mutua y muy intensa. Sotoo es el diablo en persona: provoca incendios que matan a gente y hace el mal porque sí: mata gatos y recopila noticias de sucesos del periódico; se encuentra con las víctimas de Koonosuke y se verá involucrado en todo el asunto. Es la encarnación perfecta (que no única) de la juventud perdida, de la escoria de la sociedad.

Así pues, que nos explica Maruo, una vez detallado todo este panorama? Pues se podría resumir en el nacimiento y adiestramiento de un vampiro: captación del sujeto, explicación del pasado vampiro, y una vez vampirizado (en los dos sentidos), primeros pasos y acostumbramiento del sujeto a su nuevo status. El chico, más allá de acostumbrarse a la sangre, debe replantearse muchas cosas, por ejemplo, si vale la pena seguir yendo a la escuela. Los acontecimientos harán que todos los personajes se crucen, llevando a Runa a una nueva realidad.

Si una palabra venía a mi mente a cada pocas páginas mientras leía esta obra era la de “malsano”. Desde las primeras hojas te rodea un ambiente mórbido, decadente, que te atrapa en sus lúgubres brazos y no te deja ir hasta la última página. Hay varios aspectos gráficos que distinguen a Maruo del resto, y hacen tan terrorífica su obra: para empezar, tiene un trazo muy fino, hasta el punto de que, en obras como la que reseñaremos a continuación (DDT), parezcan más grabados Ukiyo-e que viñetas de un manga. En el aspecto puramente formal, destacamos tres aspectos que se repiten en esta obra:

Lo que más impresiona es la técnica de multiplicar la cara de los personajes en las viñetas de acción. Para provocar sentimientos de miedo, sorpresa o movimiento rápido, el autor incluye en una misma viñeta varias posiciones de la cara. Sea como huída, o como acecho a una nueva víctima, el resultado es que percibimos movimiento dentro de la misma viñeta, creándose una ilusión de “unión de fotogramas” bastante conseguido. Normalmente “une” los diversos “fotogramas” a través de los ojos, y otras veces simplemente repite la cara a otra escala, posición o gesto facial.

Otro aspecto que le da un cáliz tenebroso es el uso de las sombras: muchos interiores tienen sombras fantasmagóricas, totalmente exageradas en relación con el cuerpo. Sobretodo en casa de la anciana, que parece que esté iluminada por una vela, las dimensiones de las sombras dan un aire aún más tétrico (se me acabarán los sinónimos) al conjunto. No siempre es en interiores, los vampiros tiene la virtud de moverse muy deprisa, de convertirse en tu sombra sin que te des cuenta, apoyado en un árbol. Es otro recurso muy interesante.

Unido a este último, el autor suele dibujar los ojos de forma en que parezcan que sufren locura: mirando a sitios distintos, sin conservar la misma horizontal en las iris, proporcionan un aire de locura, espanto y horror a las situaciones. También es bastante habitual que aparezcan ojos solos en medio de las sombras (las del párrafo anterior), con lo que se acentúa más el recurso de las sombras fantasmagóricas.

Llegados a este punto, tengo que avisar de algo, aunque creo que cae por su propio peso: estos mangas no son para todos los públicos (incluyo a DDT). Con esto quiero decir que no es recomendable que alguien joven lea estas historias, y tampoco ciertos adultos tendrán estómago suficiente para seguir adelante. Concretamente hay dos escenas (una sobretodo) que puede herir y MUCHO la sensibilidad de algún lector. Solo puedo decir que va mucho más allá de una violación a una menor. Y hasta aquí puedo explicar.

El formato escogido por Glénat resulta ser más alto y más grueso que un tomo japonés normal. La reproducción es correcta la mayoría de las veces (sabiendo que es un manga oscuro por la naturaleza de los vampiros a pasear por la noche y su sed de sangre), aunque el papel es muy grueso. La portada y sobrecubiertas siguen la estela y son muy gruesas, semi rígidas aunque flexibles.

Da la sensación de que el autor usa el vampirismo como antídoto contra esa sociedad corrupta, que ha perdido el respeto a los ancianos y que se prostituye por algo de dinero para gastarlo en los pachinkos o en artículos superfluos. Como si de un superhéroe-vengador-corrector de la sociedad se tratase, el autor parece indicarnos que es mejor ser vampiro que dejarse llevar por ese torbellino de superficialidad. Leyendo su obra nos acordamos de Doraemon, que, aunque se haya desvirtuado bastante por los continuos pases de películas semi calcadas unas a otras, su objetivo era enderezar la vida de un fracasado como Nobita Nobi, enseñándole los puntos débiles y lecciones de vida como que la solución más fácil no es la correcta (copiar exámenes, viajas al pasado para conocer dinosaurios etc). Ese intento de aleccionar la sociedad (sobretodo la juventud), establece un paralelismo entre las dos obras, tan separadas una de otra en público, formatos, etc.

El único punto negativo que le encontramos a este tomo lo hemos detectado en esta relectura (pasando desaparcebido en la primera de hace ya bastante tiempo): el timing de la obra es correcto justo hasta las últimas páginas, donde Koonosuke presenta la nueva vampiro a su mentora, quedando algo inconcluso el tomo, como si faltasen páginas. Da la impresión de que la narración se alarga en un preámbulo que dura el 75% del tomo, mientras que la acción final queda cortada para el próximo volumen. Es una sensación que invadió a un servidor y que debe tener su motivo en el planteamiento interno de la obra. Y lo curioso es que el segundo volumen no apareció el mes siguiente (ni en Japón ni aquí), sino que tardó bastante tiempo. Eso acrecenta la sensación de “historia cortada”, ya que, los que leyeron esta obra allá por 2002, se debieron ver algo desilusionados, ya que por aquél entonces ni tan solo se sabía que habría un segundo tomo. Hasta hoy consideraba culpable de esto a la editorial, que dejó pasar mucho tiempo (años) en medio de los dos tomos, pero leyendo entrevistas con el autor nos damos cuenta de que fue él mismo el que dejó bastante tiempo para finalizar la obra. Siendo de 2002, el autor visitó Barcelona en 2004 y anunció que ya había acabado el segundo volumen, con lo que un par de años sí hay de diferencia. En fin, yo creo que no es algo positivo, pero no se le puede reprochar a nadie de la versión española el hecho de dejar tirada la acción demasiado tiempo. Por suerte ahora ya tenemos los dos volúmenes, y este salto en el tiempo queda eliminado, quedando como una serie más de dos tomos.

Esta es una gran historia, cruel, no apta para todo el mundo, donde la sangre y la muerte campan por sus anchas. Aunque hay algún embrollo interno en la narración (a veces no sabes si ves a Koonosuke o a Sotoo, o a Runa o a su amiga), se “disfruta” bastante aunque nos llevaremos las manos a la cabeza más de una vez. Es una carta de presentación magnífica del autor, ya que en DDT cambia de registro pero a la vez empeora más el ambiente, con historias crípticas y algunas directamente asquerosas.

DDT

 

Edición original: Miminashi Hobichi in the Dark
Fecha de edición: Octubre 2004
Guión y dibujo: Suehiro Maruo
Color: Blanco y negro
Formato: 174 págs.
Glenat (7)

 

Sinopsis: Historias de sexo, perversión, recuerdos del autor, de su juventud, de la época post II Guerra Mundial y las consecuencias de las bombas de hidrógeno.

Valoración: Es complicado decir qué es DDT. Podríamos decir que es un compendio de historias, a cada cuál más rara y estrambótica, basándose en las experiencias del propio autor durante su vida. La primera historia funciona a modo de introducción, de lo que en teoría nos encontraremos más adelante. Pero es algo tan sumamente complejo que es complicado expresarlo en palabras. Nos encontramos con dibujos recreando pinturas de guerra y desolación, de destrucción y crisis. El autor usa aquí fotomontajes, dibujando encima de fotografías reales, como por ejemplo la llegada de un barco al puerto destrozado. Es una amalgama de sensaciones y situaciones oníricas. Cada viñeta parece desconectada de la siguiente, pero todas crean un ambiente extraño. Desde luego es un buen escollo a superar si queremos seguir la lectura. Lo que sí es notorio y asumible para un ojo occidental son las constantes referencias cinematográficas: desde el Drácula de Bela Lugosi y Tod Browning hasta las sagas de los 60 y 70 sobre Zatoichi, el espadachín ciego que tan bien recreó (a su manera) Takeshi Kitano hará pocos años. Sabiendo que el autor nació en plena posguerra mundial, en 1956, debió deleitarse con las películas que iban llegando al país a medida que iba recuperando el pulso y la normalidad, aunque fueran incluso de varios años anteriores. Se entiende entonces la influencia de la reconstruida pero con efectos aún visibles de la destrozada Nagasaki, sólo una década después de la desgracia de las dos ciudades. Se nota este aspecto en el presunto “pasado reciente” que vemos en La Sonrisa…. donde la actividad comercial y lúdica nocturna es patente, con mucha luz de neón y actividades comerciales. Nombres como Marlene Dietrich, A. Rimbaud o los locales Osamu Tezuka (con una recreación adulta de su Astroboy, entre robot y diablo) o Ranpo Edogawa, el famoso escritor de novelas de misterio en el que se basaría Gosho Aoyama para bautizar a su niño detective Conan Edogawa (de hecho en el manga está mal transcrito y pone EdoKawa), los cita el mismo autor como fuentes de admiración e inspiración. Ya veis que aquí todo queda en familia.


Con esto en mente, empiezan las historias, y la histeria del lector (perdonad el juego de palabras). No hay para menos: todas las historias son complicadas de leer, tanto por contenido como por dibujo, pero algunas son indescifrables en mi opinión, siendo más una situación concreta de unas pocas páginas más que una historia entera. Por eso escogemos unas cuantas en las que el lector no tenga la sensación de perderse:

Apparition: Una familia ha perdido al padre hace ya mucho tiempo. La madre necesita sexo y lo busca con quien tiene más a mano, más cercano. Se desencadena la desgracia y justo en ese momento se recibe una visita inoportuna. Una visita de alguien que no parece percatarse de lo que ha pasado. Quién puede ser?
El esparcimiento secreto del proletariado: La situación del Japón posguerra es muy delicada. Los jóvenes atacan a los lisiados para robarles las cuatro monedas que llevan, y las hijas deben prostituirse teniendo como chulo a su propio padre. Las bajas pasiones y vicios secretos de los clientes hacen de su vida un infierno continuo. Su vecino adolescente ávido de nuevas sensaciones la espía por las rendijas de las endebles puertas de las casas japonesas de la época, y da rienda suelta a su excitación. Cuando el padre le provoca ceguera para dar más lástima a sus clientes (y que se dejen más pasta), ella escapa, mientras el padre muere a manos de un grupo de jóvenes descarriados. Esos mismos jóvenes tratarán a la chica como un saco de carne, destino: el vertedero.
El vampiro: El paso previo a dar forma a La Sonrisa…., veinte años antes.
DDT para una guerra podrida: Una autobiografía del autor, en sus años de instituto. Reconocido en toda la escuela por su calidad con el lápiz, pocos saben que es el autor de “otros” dibujos, mucho más simples. Las ansias de dibujar en las puertas de los lavabos de chicas y sus hormonas revolucionadas en forma de erección le harán pasar un muy mal rato. Donde esconderse en un lavabo? Cierra la boca y aguanta la respiración, muchacho…..
Infierno femenino: las dudas sobre la sexualidad no son exclusivas de los hombres. Una alumna del instituto es muy solitaria. Mientras todas su compañeras han probado el sexo, ella no se atreve a acercarse a los chicos. Por eso, crece en su interior un sentimiento de amor por las chicas. Sus cuellos, sus boquitas de piñón, todo le parece perfecto, lo idealiza. Pero todo cambiará cuando sufra una violación del director del instituto. Todo junto será demasiado para ella: complejo de Edipo, intentos de suicidio, etc

Si La Sonrisa…. ya fue un shock, aquí nos encontramos con muchos más. Desde cierto punto de vista, el manga de vampiros de Maruo es ficción, una fantasía. Contiene elementos de su tiempo, pero se limita a litros de sangre y un ambiente decadente. DDT va más allá: la depresión posguerra se mezcla con los elementos perturbadores de la mente humana, la muerte, las obsesiones sexuales (y el propio desconocimiento del sexo en los jóvenes, como se puede ver en la subhistoria ‘DDT’), situaciones grotescas y extremas. La vida no vale más que un papel arrugado en el suelo, y los abusos son continuos. Sus personajes viven pesadillas despiertos. El autor tiene una fascinación malsana con la parte oscura del ser humano, con las deformidades, los incompletos, los minusválidos, los fetos muertos, cuerpos mutilados y decapitados y ese “circo de criaturas” que tan bien nos supo transmitir Tod Browning en su magnífica Freaks, la parada lo monstruos.

El estilo que nos enseña en DDT es distinto al de La Sonrisa…: aunque los dos posean un entintado fino, el dibujo de la primera es más esquemático y frío que en la de los vampiros (ciertamente es anterior en el tiempo). Pero realmente lo que sorprende de DDT es el parecido a veces extraordinario de su grafismo con los grabados antiguos japoneses, que seguro habéis visto en alguna película o libro. Esos grabados contienen imágenes paisajísticas, de teatro de placeres humanos terrenales y carnales, y son llamados Ukiyo-e. También cubrían los ámbitos de historia y mitología. El parecido sube mucho enteros en las escenas sexuales de este manga, aunque se mantiene en todas las historias y es de por sí un elemento diferenciador y atrayente.


A veces la línea que separa el horror del humor es muy fina, quedando algo grotesco pero risible. Esto pasa un par de ocasiones aquí, siendo la más notoria un intento de suicidio que acaba en la taza de un váter, quedándose dormida hasta el día siguiente. Otro aspecto que se repite algunas veces es la idea de desconocimiento total en materia de sexo, un tabú que por un lado un cierto tipo de juventud se salta deforma libertina y por otra parte otro tipo de jóvenes lo ven como un impedimento. Sirvan como ejemplo las impresiones que se lleva el joven Maruo en ‘DDT’ cuando se esconde en el lavabo de las chicas, descubriendo un gran secreto: que las tazas de los váters son exactamente iguales que la de los chicos. Otra desdichada chica también se congratula de no haber muerto después de que la haya abrazado un ejemplar del sexo opuesto. Detalles que hacen pensar en la nula educación sexual que debieron recibir los jóvenes de la época.

En conjunto, estas historias nos chocarán por su crudeza y argumento. El autor recorre el camino oscuro de la vida, creando personajes atormentados, situaciones extremas y escenas perversas. No es provocar por provocar: una vez asumidas las historias, somos capaces de eliminar esas escenas y aún nos queda el reflejo de una sociedad conmovida por un pasado reciente dramático pero que lucha para volver al a normalidad. Una sociedad tosca y difícil, en años oscuros de posguerra. Como ocurría en La Sonrisa…., es obligatorio advertir que no son historias para todo el mundo, y en más de una ocasión el estómago se nos quedará pequeño, o los ojos querrán separar su visión de las páginas de este tomo auto conclusivo. Abusos sexuales a menores, asesinato a sangre fría, aparición de miles de gusanos, moscas y lombrices en todos los orificios de alguna chica, coprofagía o amputación de los órganos sexuales en chicos son algunas de las lindezas que nos podremos encontrar, avisado queda el personal. Ah! Y si cada vez que ves la escena del ojo de Un perro andaluz de Buñuel cambias de canal, no te compres este tomo: tiene una curiosa afición por los ojos salidos de sus órbitas. El volumen en sí no es muy largo, aunque la lectura es intensa (¿cómo no ha de serlo?), y algo caro, ya que es un producto minoritario aunque sea de un autor curiosamente reconocido en bastantes países.qs Se tiene que agradecer a Otakuland el esfuerzo por haber traído algo extremo pero con un remanente de calidad, con una edición correcta pero al que notamos en falta alguna explicación a pie de página de alguna canción alusiva al contexto de lo narrado (por lo que se pierde su significado). Pero por lo general cumple con creces.

Si con Enomoto decíamos que era necesario un espíritu destroyer, en el caso que nos ocupa tenemos que armarnos más. El listado de barbaridades descrito arriba creo que da una idea bastante exacta por donde van los tiros. Recomendaría este manga a todos aquellos que quieran leer algo distinto, fuera de los cánones ya no del manga shonen o comercial, sino de cualquier tipo de cómic que se venda de forma regular. Lo bueno es que este ejemplar puede estar al lado o al mismo nivel que una inocente historia de tríos amorosos de shojo. Preparaos anímicamente y entrad en el mundo de Maruo, entrad en vuestros propios vicios inconfesables…..


Ejemplo de Ukiyo-e, por Toshusai Sharaku en 1794

Subscribe
Notifícame
3 Comments
Antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
View all comments
Miguel Ortega Pereira
26 marzo, 2008 22:32

Je! Buen artículo, pero si viesen ustedes el último tomo de Maruo que acaba de salir en Japón (que me dieron en mano en las oficinas de Seirindo) es para salir corriendo ya no de España o Japón, sino del planeta. Brutal, no creo que nadie se atreva a editarlo.

Por mi parte lo tengo bajo llave por si cae en manos inocentes. En serio, es tremendo, no sé si me lo acabaré sin vomitar la primera papilla.

Dicker
Dicker
Lector
26 marzo, 2008 23:29

¿Como se llama, Miguel?

Catalina.Kelempan
Catalina.Kelempan
Lector
8 diciembre, 2016 7:27

Hace mucho había leído el artículo de Suehiro Maruo y este, pero recientemente este increíble autor ha tomado más importancia en lo que ha mangakas respecta. Es una excelente manera de describir el trabajo de Suehiro Maruo, que no es para nada fácil, sobretodo a la hora de explicar, narrar o incluso criticar dos obras tan importantes como lo son DDT Y La Sonrisa del vampiro.