MundoManga: Mil años de manga, de B. Koyama-Richard (segunda parte)

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Autor: Brigitte Koyama-Richard
Fecha de edición: Octubre 2008
Formato: 256 págs. 39,90€
Electa/Random House Mondadori (8,5)

Decíamos ayer que el manga tenía unas raíces mucho más profundas de lo que normalmente creemos. Solemos remontarnos hasta Tezuka, pero ahí nos paramos, como si fuese una barrera infranqueable. Como si lo que hubiese pasado los años pasados o los siglos anteriores fuese inaccesible, inabarcable, insondable. Pues la periodista Brigitte Koyama-Richard ha ido donde nadie había estado hasta ahora, y ha vuelto para contárnoslo. Con todos vosotros, la segunda parte del artículo que, claro está, se detendrá en la magnífica labor del «Dios del Manga» y un repaso a la situación actual.

Esperemos disfruten del viaje.

El desarrollo de la historieta hasta la Segunda Guerra Mundial

La autora se detiene ahora en otro nombre: Kitazawa Yasuji, conocido como Rakuten. Aficionado al dibujo, estudió ukiyo-e, pintura occidental, le gustó la tira cómica USA y quiso adaptarla al gusto nipón. Se alió con un intelectual de la época que quería equiparar la caricatura japonesa a la occidental, es decir tenían objetivos comunes. Es en este momento que el autor recuperó el término manga para definir a una historieta. Fue un pionero al atreverse a escribir tiras cómicas de 6 viñetas, como en Occidente. Su éxito propició varias revistas dedicadas a públicos concretos. Viajó por Europa y expuso sus obras en París. También llegó a Londres, pero realmente se le consideraba más un pintor tradicional que no un observador del Japón moderno y pionero del manga. Rakuten solía mostrar en sus ilustraciones los debates que se producían en su país entre la modernización y la conservación de las tradiciones, y en su propio estilo de dibujo se debatía entre las dos corrientes, saldando con éxito ambos frentes. A su vuelta de los viajes creó la Asociación de Mangas de Japón, y no dejó de dibujar hasta el fin de sus días.


El padre de Shin Chan no es el primer quemado en el trabajo…..Aquí los bocadillos aún los ocupan dibujos


A partir de 1912, una corriente de nuevos mangakas quiso mezclar su pasión por el dibujo con la de periodista. La figura más representativa de este movimiento fue Okamoto Ippei, con unas caricaturas políticas muy valoradas, y fue el introductor de tiras cómicas estadounidenses como Bringing up father. Está al mismo nivel que Rakuten en el listado de pioneros del manga.

Hacia los años 30 el mercado se decantó hacia el público joven, publicando recopilatorios de lo que anteriormente se había publicado, para que las madres pudieran leer los cuentos a sus hijos más cómodamente. Una de estas historias, “Las aventuras de Soochan”, de 1923, inauguraba los mangas con bocadillos, a semejanza del Yellow Kid.

Después del paréntesis obligado de la Guerra, volvieron los periódicos satíricos y tiras cómicas. La ocupación americana vigiló a mediados de siglo que esos dibujos no exaltaran al pueblo llano, pero una vez la tensión bajó, el manga para chicos se llenó de viajes, aventuras, robots, batallas y vaqueros. La superación de uno mismo, la madurez y las ganas de superar cualquier prueba eran constantes en estas historias. Por su parte, el shojo repescó el pasado de Japón para presentar sus historias. Otros géneros son los de samuráis, la magia o la recuperación fidedigna de autores clásicos occidentales, con buenas traducciones. Estaba todo dispuesto para la eclosión de un gran maestro.


¿No os recuerda a una niña de Suehiro Maruo? Que miedo…….

Osamu Tezuka: El hombre y su obra

Todos conocemos la importancia de Tezuka en el manga actual. Es una figura incontestable en Japón protagonista de inacabables artículos, reportajes y mangas de su vida. Si se tuviese que definir con una palabra, esa sería la de humilde. La autora repasa su vida desde su niñez. Humillado en la escuela por sus compañeros, en casa recuperaba esa paz que necesitaba. Su madre le educó en la paciencia y la perseverancia, y le introdujo a la lectura. Se decantó por las ciencias y la naturaleza. La observaba y dibujaba minuciosamente, hasta el punto de que durante toda su vida firmó con una variación de su nombre que viene a leerse como “insecto”. Al recopilar muchos mangas, los niños del barrio iban los domingos a su casa a leerlos con él; esto le ayudó a superar su timidez. Su padre, por su parte, era gran aficionado al cine y le influyó. Dibujó y dibujó, hasta que su padre le hizo doctorarse en medicina, aunque tampoco dejaba de dibujar en aquél entonces. Nunca recriminó a su padre el hecho de obligarle a estudiar medicina, al contrario: consideraba que esos estudios le habían aportado bagaje y reflexión sobre la vida y la muerte.


La carátula original para Crimen Y Castigo, y la versión española de Otakuland. Comparen…

Su primer trabajo importante fue La nueva isla del tesoro (Glénat, 1 tomo). Su primer éxito, El Rey Leo. El primer bombazo, Astroboy (Glenat, 21 tomos), no sin polémica al principio. Estas primeras obras están influenciadas enormemente por Walt Disney, sin ir más lejos Astroboy tiene algo de Mickey y sus orejas. Podemos comprobar esta influencia en Next World y Future World, ambos publicados por Glenat en dos tomos unitarios. También inauguró el shojo con La Princesa Caballero (3 tomos ,Glenat). El cenit de las historias humanistas llegó con Hi no tori (PdA, tres miniseries aún encontrables al menos en tiendas virtuales y un gran fracaso de ventas, pese a su indudable calidad, bajo el nombre de Fénix, el pájaro de fuego).


Algo más que similitudes ……aún es hora de que digan que está basado en Rey Leo…

Tezuka no solo fue un revolucionario del manga, sino también del anime. Quería trasladar el éxito de Disney a su tierra. Ese procedimiento era muy costoso, y lo redujo eliminando imágenes y reutilizando fondos o pequeñas secciones. Muchas series animadas japonesas de los 80 y 90 abusaron de estas técnicas, aparte de esa otra técnica de repetir (en este caso para llegar a un clímax dramático) una escena 3 veces antes de continuar, como el anime de Campeones o muchísimos otros.



Ya en vida se le apodó “el dios del manga”, incluso poco tiempo después de criticarlo ferozmente. Ciertos mangakas modernos como Sanpei Shirato le consideraban cursi por esos dibujos, mientras que ellos dibujaban violencia y sangre, algo real, el gekija. El respondió con su triunvirato final: Black Jack, Buda y Adolf, que es el que aquí conocemos como el “Tezuka adulto”. Pero los autores de gekiga consiguieron, sin eso afectar al autor, atraer a los intelectuales, que una vez se dieron cuenta de la validez moral del producto lo valoraron muy positivamente. Estos gekiga experimentaron el inicio de la “era moderna” en la edición de mangas: el paso de frecuencia mensual a semanal o quincenal, muchas nuevas revistas, trabajo a destajo, etc La autora hace un repaso a las revistas más representativas, algunas de las cuales aún están en circulación. El shojo también tuvo sus revistas a partir de los 60. Curiosamente, cuando las mujeres entraron en el mercado de los mangakas los shojos se volvieron mas realistas dando una visión menos idealizada de la mujer que la quedaban los mangakas masculinos (sensata, buena mujer y buena esposa). Los mangas deportivos no se quedaron atrás a partir de las Olimpiadas de Tokio de 1964, y no han parado hasta ahora con títulos como Captain Tsubasa, Ashita no Joe, o los más recientes Slam Dunk, Prince of Tennis o la aclamada por todos actualmente Eyeshield 21.

El Manga Hoy

Los años 70 vieron nacer el mercado de manga actual, con las tres grandes editoriales Shogakukan, Koodansha y Shueisha, mucho más grandes que cualquier editorial occidental. Tras un apogeo de ventas en los 90, algunos factores incidieron en su declive, entre ellos los videojuegos y la distribución de manga por otras vías, las electrónicas (móviles por ejemplo). Para contrarrestar esta situación, el normalmente cerrado mercado nipón se abrió a Occidente, licenciando obras a Europa y otros países orientales. Como prueba de que el libro está muy actualizado, la autora nos comenta que en 2007 nació el primer manga gratuito, Gumbo, una revista de mangas más pequeña que los grandes tochos de las editoriales dirigida sobretodo a hombres entre 20 y 40 años.

A continuación la autora desarrolla la importancia del manga en la vida diaria de los japoneses. El manga es muy habitual en el país. Mucha gente lo lee o lo ha leído, no se esconde nadie y lo puedes comprobar en un simple viaje de Metro. Abarca todas las capas de la sociedad y todos los oficios (pero si hay mangas de repartidores de leche!). A semejanza de lo que se está haciendo en las grandes ciudades españolas que ven publicados periódicos gratuitos, los japoneses dejan esos grandes tochos en autobuses, metros, etc, para que otro viajero pueda aprovecharlo. Normalmente estos tochos de 400 o 500 páginas no se conservan, ya que están publicados en papel de mala calidad y el espacio en las casas japonesas es escaso (y en la de los coleccionistas de cómics alrededor del mundo, también, proclamo).


Los pasos por los que pasa un manga editado son los siguientes: en primer lugar, revista semanal/quincenal/mensual “tocha”. Si en las encuestas de la propia editorial tiene éxito, se publica una edición bunko, pequeñita, similar a la edición de La Rosa de Versalles española. También en formato bolsillo, como la reciente Kimagure Orange Road. Ambas ediciones superan las 200 páginas. Después de las ediciones en tankoubon normal, el tomo que conocemos aquí en la mayoría de las ediciones nacionales, se publica una edición de lujo a todo color y tapa dura, que será el que se conservará. Personalmente no he tenido la ocasión de pisar suelo japonés pero los que hayáis ido y sobretodo invitados a casas de gente de clase media podréis decir si también se guardan las ediciones de tankubones más estandard en España.



Al haber tanta oferta, si el manga no tiene un mínimo de éxito se cancela por parte del editor. El mangaka principal está rodeado de ayudantes, que darán vida a los bocetos presentados previamente al editor. Éste aprueba un guión básico, y el mangaka principal se ciñe a él, pero con libertad gráfica total. En el dibujo y la composición de página es donde se puede lucir. Se completa con los bocadillos, onomatopeyas, etc. ¿Qué dictamina que una serie tendrá éxito? Ni los propios profesionales lo saben. Parece que una buena historia, que tenga una continuidad y un dibujo atrayente tendrá muchas papeletas para tener algo de éxito. Aunque llegar a esta conclusión no es muy meritoria, la verdad. Lo que sí es una constante tanto en el manga como en la sociedad japonesa es la competitividad: se tiene que ser competitivo en el trabajo (al padre de Shin Chan lo crucifican sus superiores y su equipo de trabajo), la escuela (Kazama, el amigo listo de ShinChan tiene claro que quiere llegar a una universidad cara y de reconocido prestigio), o en el amor. Un aspecto heredado de los mangas de la época Edo es la superación personal, la ayuda para que gane un equipo, derrotar a un enemigo, etc está presente en todos los géneros. Temas de moda como los samuráis (Lone Wolf & Cub), humor, shonen (cosas tan disparatadas como Amasando Japan-Ivrea, 20 números- son objeto de estudio por parte de la autora del libro), viajes (One Piece, PdA, 44 numeros por ahora), detectives (Detective Conan, PdA, 100 tomos repartidos en tres series y sin intención de acabar a corto plazo) o médicos (Team Medical Dragon, recientemente licenciada por Planeta). Los trasvases de influencias Europa-Japón siguen vigentes, cuando un grupo de mangakas actuales se nutren del art nouveau del París que acogió las estampas y ukiyo-e que provenían de tierras niponas en el sXIX. Concretamente, el pintor checo Mucha los sintetizó muy bien en los grabados parisinos de la época, y ahora es él el que influye en las nuevas generaciones de mangakas nipones. CLAMP, el grupo de autoras de éxito, usa esta influencia en mangas como XXX Holic o RG Veda.

Más de un siglo separan estas dos imágenes, bastante parecidas por otro lado…

Semblanza de artistas del manga

La autora nos ofrece ahora pormenorizados estudios de varios artistas manga, desde Ikeda Ryoko hasta Matsumoto Leiji, al cual entrevista junto con su mujer Maki Miyako. Esta leyenda del cómic nipón habló sobre su infancia, su precocidad en el dibujo, el origen de sus féminas alargadas y estilizadas, su pasión por la maquinaria (visto en el manga de Capitán Harlock) y de su museo de manga y cómic, del cual se han extraído muchas estampas y material maravilloso.

Seguidamente nos encontramos con mucho material gráfico de Taniguchi Jiroo y una entrevista con él. Habla de su éxito en Europa (se habla de Francia pero en España también ha conseguido un reconocimiento), de su afición a dibujar paisajes y animales, etc.
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Del Manga a los dibujos animados: Encuentro con Takahata Isao de los estudios Ghibli

En la actualidad cualquier serie en papel que obtrenga un éxito moderado se convierte en anime, ya sea serie de TV, OVA o película para el circuito comercial de cines. La relación entre manga y anime es muy estrecha, y ya no se entienden el uno sin el otro. Una de las personas que ha contribuido de forma más importante al crecimiento de la industria del anime es el cofundador del estudio Ghibli Takahata Isao, junto con su compañero y amigo Miyazaki Hayao. La autora le entrevistó a finales de 2006, y en ella podemos leer sus declaraciones sobre el éxito que han cosechado sus productos fuera de Japón (se comenta Francia pero España también ha recibido muy bien las ediciones de sus películas, después de años de ignorarlas o editarlas lo peor que supieron, con cambios de nombres estúpidos entre otros), la vinculación entre estampas, pinturas y el manganime actual, las características del dibujo japonés, sobre su película Pompoko y los tanukis y los yookai que en ella aparecen.

Logo Ghibli
El Logo de Estudios Ghibli, la Excelencia en la animación…


El apartado de texto del libro se cierra con un pequeño apartado de influencias recíprocas entre la cultura occidental y la oriental. Si siempre se ha dicho que Tezuka copió a Disney, también es bueno recordar que a caballo entre los sXIX y XX, Japón exportó mucho arte ilustrado a Europa y los EEUU, e influenció mucho en los artistas del momento y posteriores (japonismo), como el propio Walt Disney. Quizá esta “fuga” de artistas y su obra hacia los continentes europeos en el sXIX se debió a que los japioneses no apreciaban lo suficiente ese arte, permitiendo dejar escapar estampas de gran valor. Una vez en el sXX, y probablemente debido a la IIGM, Japón tardó mucho en colocar este arte ilustrativo en el sitio que le corresponde dentro de la cultura popular. El éxito mundial del manga, la última representación de toda esta cultura milenaria, ha hecho que miren puertas hacia dentro y se den cuenta de la riqueza en todos los niveles que ostentan a través de miles de tomos. Quizá no difieran tanto de nosotros en estas cosas…….

El libro se cierra con un glosario de términos muy variado, integrando entre otros la definición de géneros de manga (shonen y shojo y derivaos, hentai, seinen/josei, jidai geki,etc), nombres históricos, de mitología, actuales (el significado de otaku en Japón es totalmente distinto al de España), musicales, y de muchos otros estilos. Hay de todo y es válido para todo tipo de lectores, ya seas experto en Japón o novato total, encontrarás algo que no sabías y que es de tu nivel. Le siguen pequeñas biografías de más de 30 personajes reales, entre artistas manga, shoguns, extranjeros llegados a Japón o escritores. Ocupan pocas líneas pero lo suficiente para aclarar dudas mientras se lee el libro, y de tamaño justo para una consulta rápida en el futuro. Un orden cronológico de sucesos abarca desde el sVII hasta el 3 de Julio de 2007. Las cifras de ventas arrojadas antes de la bibliografía denotan una bajada en las ventas, aunque continúan vendiendo casi 60 millones de ejemplares. Casi ná.

Conclusiones

Se ha intentado sintentizar los más importante del libro, aportando en momentos puntuales la visión o humilde experiencia del redactor del artículo, ya que el libro hace mucha referencia a las influencias mutuas entre Japón y Francia (origen del libro), mientras que en España algunas cosas serían algo distintas. Esto no es ningún impedimento para la lectura del libro, ni se puede decir que el contenido no sea válido para nuestro país. En absoluto. Solo en los momentos en que se relatan los contactos Europa-Japón, se da mucha importancia a Francia por el hecho de ser el país de origen del libro, aparte de que en esos momentos España no tenía relevancia a nivel Europeo. Y aunque parezca un resumen exhaustivo, quedan aún muchos detalles por contar en este libro, debido al profundo estudio que ha llevado la autora. O sea que no os contentéis con este resumen, ¡pasad por caja!

El principal punto fuerte de este libro es el de arrojar luz sobre los orígenes del manga antes de lo que se vivió después de la IIGM. Por comodidad o porque hasta ahora nadie había indagado, la historia del manga siempre se relata a partir de Tezuka Osamu. Y sin querer desmerecer un ápice del “Dios del manga”, la autora indaga en el pasado remoto de las islas, encontrando un hilo del que va tirando hasta llegar a nuestros días. Muy bien relatado y traducido, mezclando hechos históricos importantes tanto de Japón como de Europa con la información concreta de la evolución de la ilustración en el país nipón.

Profusamente ilustrado, encontramos información valiosa tanto en el texto principal como en los múltiples pies de foto que pueblan el libro. En efecto, hay tanta imagen que por momentos tienes que trasladarte varias páginas hacia delante para ver, disfrutar y leer los pies de foto correspondientes al trozo de texto que estás leyendo, para después volver atrás para seguir leyendo. Esto, que al principio puede parecer caótico, te demuestra que los capítulos están muy bien estructurados, y que la maquetación del libro va intercalando páginas enteras de fotografías (repito: con múltiples pies y explicaciones) con columnas de texto, para así conservar una diferencia no muy alta de páginas entre el texto y las figuras correspondientes. Es más, aunque es de cajón, no hay figuras fuera de los límites del capítulo en el que se citan (con alguna excepción al pasado o futuro, totalmente justificadas). Así pues, cuando llegas al inicio de cada uno de los 7 grandes capítulos (enmarcados con una gran columna roja con el título en vertical a imagen y semejanza de los carteles japoneses), sabes que has visto y leído todo lo que tenías que aprender y disfrutar. Cada figura especifica lo que es, con nombre, autor, año si se conoce, y el sitio de donde se ha sacado (museo, colección particular, etc), aparte del texto adicional.

Me gustaría destacar el trabajo de traducción, fabuloso hasta el punto que pensé que había sido escrito directamente en castellano. Después de ver los créditos del libro ya vi que no era así, pero eso no hacía más que dar más brillo al trabajo de traducción, que consigue una lectura amena, fluida como un arroyo en primavera y nada chirriante en las ocasiones en que Francés y Español pueden chocar en algún malentendido gramatical. Sólo hay un par de pequeños deslices totalmente comprensibles (y de los cuales se ha escrito mucho), en el sentido de que la traducción asigna nombres franceses a series que también se han emitido en España con otro nombre. En el caso de Juliette je t’aime (Maison Ikkoku en el original) no hay problema, porque así se llamo también en España en las doradas tardes de anime de T5. Pero el caso más vistoso es el de Captain Harlock, que en la traducción se queda como Albator, que fue el nombre francés. En España (con un éxito fulgurante sobretodo en casa de un chaval que con los años llegaría a escribir -aún no se sabe como- para la mejor web de cómics del país) se llamó tal como el original. Y las malas de la película, las Mazoni, en el libro siguen llamándose Sylvidres. La autora y por tanto su traducción hacen mención al famoso Club Dorothée, un programa contenedor de finales de los 80 y casi todos los 90 en el que emitían series (como Los Caballeros del Zodíaco), publicaban revistas juveniles horteras, etc El pequeño fallo aquí es llamarle «Club Dorotea» al mencionar que emitían Ranma 1/2. Son pequeños fallos, comprensibles si no se domina el campo (se ha escrito mucha tinta sobre el tema) y no tiene ni de lejos ninguna importancia como para bajar puntos a una estupenda traducción.

Otro pequeño detalle que me habría gustado encontrar es una explicación a fondo de los muchos géneros y subgéneros que posee el manga, yendo más allá del típico shonen, shojo o hentai. En vez de enumerar artistas únicos, se podría haber construido un árbol con las distintas ramificaciones y los muchos nombres que a veces reciben las obras en Europa (que si es un «bishojo con pizcas de boys love enmarcado en un josei»). Habría ido de perlas tanto para los que nos movemos habitualmente con esta jerga como a los neófitos (personalmente soy de los primeros pero con mucho de los segundos). Por suerte, el glosario despeja dudas e incluye bastante de este «árbol» de géneros y subgéneros aunque evidentemente no es exhaustivo.

En definitiva, es un muy buen libro. Se atreve a sacara a la luz información que no había sido recopilada hasta ahora (a no ser que algún gurú del cómic hubiese hecho algún otro estudio y no me haya enterado), y te la sirve de forma fácil, entendedora y eminentmente gráfica pero con una base de texto muy importante. Como ya hemos dicho, está muy actualizado (solo año y medio de diferencia en este inicio de 2009), con completos complementos como una biografía de autores, cronología de sucesos y cifras de ventas. Aventurándome al futuro, al sacar nuevas ediciones o revisiones se podrían corregir esos pequeños fallos de localización (que no de traducción), y sustituir algún manga de última hornada por otros más reconocibles de ese momento. Mientras que el contenido es muy notable, el precio puede hacer dudar a algunos. Aseguro que se aprovecha cada euro gastado en este libro, ya sea en la magnífica reproducción de las planchas y figuras hasta el excelente papel, pasando por los variados detalles explicados o los jugosos complementos finales, amén del texto principal, claro. Es de agradecer también la labor de la editorial de traernos este volumen, que viene a apoyar un poco más la imagen del manga y del cómic en general, que nunca viene mal. Más en la situación actual de crisis. Si queréis indagar en cómo se crearon los mangas, viajando a la noche de la historia de Japón, éste es vuestro libro.

No quiero acabar sin enseñaros uno de los dibujos que más me han gustado de todo el libro (y hay unos cuantos):


Holy no shuki, de Ohse Kohime, 2003. Se me enamora el alma, se me enamoraaaaa!!!

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servobot
1 enero, 2009 14:29

Quiero ser el primero en felicitarte por tu excelente artículo como dije ayer. Claro, ameno y muy interesante. Me has convencido para comprarlo, ya que tenía dudas.
De verdad, enhorabuena.
Servobot (Frank Guerra)

Mila
Mila
Lector
1 enero, 2009 17:55

Acostumbrada como estoy a leerme todas las reseñas y articulos relacionados con la industria del comic americano, ya era hora de que me permitiera este pequeño carpicho y leyera algo novedoso para mi…

Y, sinceramente, he encontrado el artículo mas que impresionante y he recordado viejos comics y series ya leidas.

Voy a volver que reengancharme a una serie manga y observarla mas profundamente ahora que se todos estos datos.

Muchisimas gracias y un trabajo bien hecho richard!!

Alberto Benavente
1 enero, 2009 18:08

Richard es la autora del libro. El artículo es del bueno de Querol. Al cesar lo que es del Cesar. 

Y si, acabo de recordar series como Kamui (aaaaaaay…que mayores estamos algunos) cuando las compraba en el quiosco cuando iba a primero de FP. Joooder. 

Bravo, Jordi. Menudo curro para el final y el inicio del año que te has pegao. Cla, clap. 

Mila
Mila
Lector
1 enero, 2009 20:55

De acuerdo.
Gracias Alberto por la aclaración. Como tu has dicho: «al Cesar lo que es del Cesar´´.
Querol, ha sido fabuloso. Bien hecho tio.
Muy currado.
Me quito el sombrero.