Un digno final para una nada digna colección.
«Existe un mundo sumido en el caos».
Simon Spurrier (Crossed + 100, El Sueño, Coda, Los Pecados de Siniestro) y Ryan Sook (Los Siete Soldados de la Victoria. Zatanna, Legión de Superhéroes) se unen para contar la última historia de Mundos sin Liga de la Justica. Con esta entrega la colección cierra por todo lo alto.
Con frecuencia se dice de Batman que es un obseso. Pero, ¿con qué está obsesionado? Spurrier entiende (y a mi parecer entiende bien) que Bruce Wayne es un obseso del control. Lo que para él representa la muerte de sus padres es, ni más ni menos, que la destrucción de los cimientos racionales y seguros sobre los que se levantaba su vida.
Así pues, en el mundo creado exclusivamente para él, Bruce Wayne es un arquitecto. Pero no cualquier arquitecto. Es el demiurgo de Gotham, la última ciudad de la Tierra. Alrededor de la ciudad se extiende un páramo infernal infestado de zombis jokerizados. Gotham es una utopía. Por el día, al menos. Durante las horas de oscuridad, un vigilante llamado La Noche patrulla las calles.
Spurrier nos plantea una trama de identidades fragmentadas, un poco al estilo Philip K.Dick, salvando las distancias. El desenlace de la historia es un poco extravagante. Quizás el guionista habría necesitado más páginas para desarrollar una historia tan compleja. En cualquier caso, esto es una prueba de que Spurrier ha encontrado oro en el barrizal donde Howard y Phillips solo dieron con vil metal.
Moebius. Kevin Nowlan. Esas son las influencias que Sook, en frecuentes entrevistas, indica como indispensables a la hora de entender su trabajo. En este cómic podemos encontrar trazas del primero en algunos diseños (la Gotham fortificada o la máscara de El Arquitecto), y del segundo en el volumen con el que se construyen los personajes. Con semejantes referentes, no es de extrañar que Sook ofrezca un trabajo tan solvente.
Una solvencia que no está presente en la segunda historia del tomito, protagonizada por Zatanna. Meghan Fitzmartin (Estado Futuro: Futura Gotham) ofrece una historia insulsa a más no poder. Tan insulsa, de hecho, que he tenido que leerla tres veces porque mi cerebro no era capaz de retener ningún detalle de unas paginas concebidas con el propósito de engordar el cómic. O esa impresión ofrecen, al menos. Al dibujo, Dan Jurgens (La Muerte de Superman, Thor, Superman: Lois y Clark) nos demuestra que ha vivido tiempos mejores.
Es de agradecer que, al contrario que en números anteriores, ECC haya buscado al menos una excusa temática para incluir páginas de relleno. En la historia de DC’s Very Merry Multiverse metida con calzador en esta entrega, un Batman nocturno y vengativo recorre las calles.
John Layman (Chew, Eleanor & the Egret) y Dani (Ciudad Arkham: El Orden del Mundo) ofrecen un digno complemento (¿Continuación? Sería una delicia ver a Dani en una obra larga sobre este oscuro, neblinoso y sombrío mundo victoriano) a Gotham: Luz de Gas, el relato de Brian Augustyn y Mike Mignola.
Y hasta aquí llegamos. Los aficionados DC podemos estar contentos de que esta colección haya llegado a su fin. Una colección con pocas historias memorables, algunas de las cuales ni siquiera son parte del crossover Crisis Oscura.
Lo mejor
• El guion de Spurrier en la historia de Batman.
• La colección llega a su fin.
Lo peor
• La historia de Zatanna.
Mundos sin Liga de la Justicia: Batman
Guion - 6
Dibujo - 6
Interés - 4
5.3
Alivio.
Para fans de Simon Spurrier.
Pues bastante de acuerdo con tu reseña.
La historia de Batman tiene un guión no novedoso de Spurrier pero solvente (quizás con más páginas habría brillado un poco más) pero sobre todo por los diseños de Sook y el lenguaje corporal de los personajes.
Páginas que podrían haberse sacado de la incomprensible historia de Zatanna, donde no se cuenta nada en realidad, no es visualmente atractiva y no parece obedecer a ningún propósito más allá de «una historia para cada abducido por Paria» aunque no haya historia que contar. O ganas.
La historia de Layman… Pues bueno, ahí está. Y mete unos elementos fantásticos y una personalidad en ese Batman que chirrían un poco en ese mundo de entresiglos. Pero en fin…
¡Bonito resumen, Drury!
Gracias por comentar.