Murena. Ciclo I

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Edición original: Murena 1-La Porpre et l’or; Murena 2-De sable et de sang: Murena 3-La meilleure des mères; Murena 4-Ceux qui vont mourir… (Dargaud, 1997-2002).
Edición nacional/ España: Murena. Ciclo I (Planeta, 2011).
Guión: Jean Dufaux.
Dibujo: Philippe Delaby.
Color: Dina Kathelyn.
Formato: Tomo cartoné 224 págs.
Precio: 30€.

 

En mi abrazado papel de Indiana Jones de catálogo de cómics me paso el día buscando las obras que han pasado más bien desapercibidas, por las razones que sean, y que, sin embargo, merecen una oportunidad ante el lector. Entiéndase “desapercibidas” como “alejadas de un público mayoritario” o, al menos, el público mayoritario de esta página. Tiene gracia. A veces me pongo a explorar rincones de mi biblioteca a los que ni siquiera yo oso acercarme sin el debido entrenamiento y mentalización, y resulta que la cosa puede ser mucho más fácil. Tan fácil como echar un vistazo a lo que se publica ahora mismo.

Murena, por ejemplo. Un magistral fresco que recupera el Imperio Romano para el público de hoy, obra del escritor Jean Dufaux y el ilustrador Philippe Delaby. Dufaux (Bélgica, 1949) es un prolífico guionista a quien debemos títulos populares como Jessica Blandy, Giacomo C, Dixie Road, Beatifica Blues, Rapaces, La Emperatriz Roja o Djinn (con Ana Miralles) . Por su parte, Delaby (Belgica, 1961- 2014), fallecido el pasado 28 de enero, brilló en series como Bran, L’Étoile Polaire o La balada de las landas perdidas. Murena es, sin lugar a dudas, la obra más emblemática de ambos.

El ambicioso proyecto está dividido en ciclos. El primero comprende los álbumes El púrpura y el oro, Arena y sangre, La mejor de las madres y Los que van a morir. Para quienes conozcan la Historia de Roma, podríamos resumirlo en la ascensión y caída de Agripina, madre de Nerón. Nerón, el último emperador de la dinastía Julio-Claudia, será coronado con sólo 17 años. Pronto se convertirá en uno de los Césares más queridos y respetados del Imperio, aun cuando ahora pueda sorprendernos, influidos como estamos por el retrato de Henryk Sienkiewicz en su novela Quo Vadis? y, todavía más, por la encarnación que consagró Peter Ustinov (y que le valió una candidatura al Oscar en 1951) en la adaptación cinematográfica de Mervyn LeRoy (una de las indispensables de la Semana Santa televisiva). Dufaux y Delaby no se dejan atrapar por el histrionismo del monstruo, por la cosificación con que apartamos de nosotros la misma crueldad que nos fascina (en la ficción, digo), exacerbando nuestros apetitos hasta que exijamos la destrucción del villano por el héroe justo, que siempre es un poco nosotros. Por el contrario, los autores indagan en los contrasentidos, las luces y las sombras, la podredumbre y el deseo detrás de todo ser humano, revelando a Nerón como un ángel caído, un utópico seducido por el reverso tenebroso del poder (¿pero acaso hay otro?), víctima en definitiva de su propia elección que, como a Michael Corleone (El Padrino, 1972), le aísla de todo lo que ama y le rodea de lacayos insinceros y ardides mortales. En contraposición, Murena, teórico protagonista de la obra (en términos de Ben-Hur/ Messala), con un fondo similar al de su amigo de la infancia, está llamado por muy otros caminos, sin que ello presuponga, necesariamente, tendencias más virtuosas.

El Imperio Romano recupera el esplendor de las superproducciones de Hollywood en los lápices de Delaby

Quienes sí fintan continuamente con el más deslumbrante virtuosismo son los autores. Dufaux escribe -pero, sobre todo, describe- con una autoridad inusitada: como en un drama de ecos shakespearianos, el diálogo ladino, la sombra de una corrupción, el ribete de una mirada perversa tiene más intensidad que la propia explosión violenta, que la muerte descarnada en la arena o en una callejuela en penumbra. Si el lector abriera al azar las páginas podría pensar que poco pasa en ellas, cuando pasa todo. Y digo “podría” cuando en verdad el talento de Delaby conjura ese peligro con su precisión facial, la naturaleza expresiva de sus encuadres, el rigor de sus paisajes naturales y urbanos, hábilmente secundado por las fascinantes atmósferas que Dina Kathelyn arranca de su paleta de colores, principalmente en los ambientes tenebrosos donde una tímida fuente de luz afila los rasgos. Su trazo, además, mejora plancha a plancha, erradicando por completo la sospecha de rigidez que puede amenazar a este estilo de dibujo. Técnicamente, su concepción es muy clásica, tanto en figuras como en narrativa. Me permito destacar el potente efecto que logra con apretadas rejillas de paneles verticales (por ejemplo: págs. 125 o 179), un mecanismo de tensión apropiadísimo para enfrentamientos dialécticos donde el combate se libra por igual entre palabras y gestos.

La Roma de Dufaux y Delaby es magnífica y brutal, capaz de destruir a sus mejores con la inconstancia de sus afectos y la persecución insaciable del poder. La seriedad de la propuesta brinda un producto a medio camino entre el clásico teatral y las aproximaciones más sexuales y violentas, más iconoclastas, del resurgir televisivo, con Roma o Spartacus a la cabeza. Pocas veces se ha mostrado la indiferencia de los poderosos ante el destino de sus siervos como en la secuencia del baño en que Agripina castiga a una de sus criadas (págs. 30-31). Estas dosis de realidad se equilibran con detalles de una mística que hoy puede resultar ajena, con Nerón creyéndose elegido de los dioses o Agripina confiando en brujerías venenosas (y eficaces). Cada capítulo de los cuatro se cierra con notas bibliográficas y explicaciones concisas sobre los acontecimientos históricos, a veces sutilmente modificados, siempre ficcionados para que guarden la lógica de la narración sin subvertir los hechos documentados. Ni que decir tiene que la historia sigue. El crimen atroz de las últimas páginas es sólo una piedra más en el camino de la ignominia.

Viñetas que soportan como columnas la tensión del relato

Planeta publicó originalmente el primer ciclo de Murena en cuatro álbumes independientes, con los títulos ya referidos. En 2012 los reunió en un integral que es la pieza que he empleado para el análisis. El segundo ciclo, que comprende los tomos La diosa negra, La sangre de las bestias, Vidas de los fuegos y La venganza de las cenizas, ya está completo y la editorial ha anunciado para abril el comienzo del tercero, cuya primera entrega se titulará Las espinas. Queda por ver cómo afectará al devenir de la serie el repentino fallecimiento de Delaby.

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Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
11 febrero, 2014 12:18

Ehhh… Bueno, vale, aún no he leído el artículo, pero…

¡Murena es un tebeo cojonudo!

Ya volveré a comentar más tarde, cuándo haya leído el artículo.

Arturo Porras
11 febrero, 2014 12:28

Reconstruir la grandeza y la crudeza de la más importante urbe de la antigüedad.Además, de hacer una historia interesante para el lector actual. Todo una tarea titánica para estos dos autores que supieron resolver de manera solvente en este primer ciclo.
Como digo, no es fácil cuando hablamos de Roma antigua. Queramos o no, el sexo y la violencia va unidas en el imaginario popular al Imperio Romano. Y de esto hay bastante en este Murena. Pero, tocando a personajes como Nerón ya puede resultar un imposible. Las interpretaciones recientes del personaje suelen ya dejar aparte las simplistas visiones que nos han legado historiadores como Suetonio o Dion Casio ( incendio de Roma, locura homicida..)
En resumen, lectura entretenida y muy recomendable. Una pena de la muerte de Delaby.
Pd: una pregunta personal para el Sr. Agrafojo. No tendrá por ahí algún ejemplar de la dupla Leo Malet y Jacques Tardi. He leido algunas novelas del inspector Burma y se que hay en formato comic, publicado por Norma. No he encontrado reseñas en la ZN. Vamos, por si le hace alguna reseña actualizada…

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
11 febrero, 2014 15:07

Muy de acuerdo con lo que expones en la reseña, Agrafojo.

La meticulosidad de la ambientación de este tebeo es extraordinaria. Y sin embargo, ni se hace pesada ni es lo más importante del relato. El guión es profuso en detalles históricos sin resultar enciclopédico (entendiendo esto como aburrido) y el dibujo es detallista sin caer en la rígidez. Este es uno de los mayores valores de Murena; que a pesar de la asombrosa reconstrucción histórica, lo importante son los personajes y el drama que se teje entre ellos. Por jugar al símil cinematográfico: es como una película de gran presupuesto en la que decorados y efectos están al servicio de la historia y no al revés.

Respecto a lo que comenta Porras acerca del sexo y la violencia… pues añadir que sí, que en Murena hay sexo (y profusión de desnudos, tanto masculinos como femeninos), pero en modo alguno es algo gratuito. No sólo muestran una moral diferente a la nuestra sino que, además, muchas veces sirven como motor de las acciones de los personajes. A este respecto sí me parecen más gratuitas las escenas de sexo de Las Aguilas de Roma, por ejemplo (al menos, en el primer álbum que es el único que he leído hasta el momento).

Resumiendo; que Murena me parece un tebeo grandioso (aunque el segundo ciclo me resultó un pelín inferior), y es una auténtica lástima el fallecimiento de Delaby. No sé si continuarán la historia, pero es imposible que no se note la falta del dibujante.

Por cierto, no sé por qué, pero tenía en mente que el color no era de Delaby…

guolberin
guolberin
Lector
11 febrero, 2014 16:58

Yo tengo Niebla sobre el Puente de Tolbiac, versión cómic, de Mallet y Tardi, historia del inspector Burma, tal y como dice sr porras, y es cojonudo. Y no tengo más, pero tengo entendido que suelen serlo todos (no sé cuántos hay).
También tengo de Tardi Balada de la Costa Oeste pero ese no es de Leo Mallet.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
11 febrero, 2014 18:48

 «Un placer tener lectores tan atentos y documentados.»

Gracias por tus palabras, pero no tiene mérito alguno, la verdad. De hecho, ni recordaba el nombre de la colorista. Pero sé que en BD es frecuente, cuando no se trata de color directo, que del color se encargue otra persona. Pero recuerdo que en el caso de Murena me llamó la atención que se tratara de dos personas diferentes por lo bien que se complementan dibujo y color en esta obra.

Mathieu
Mathieu
Lector
11 febrero, 2014 19:42

Uno de mis grandes pendientes de Bd. Me extraña que no se haya publicado el segundo integral ya puesto que el segundo ciclo ya hace bastante que se completó.

Omar Little
Omar Little
Lector
11 febrero, 2014 22:24

Si el integral tarda tanto en publicarse como cada álbum en su día…

sibaix
sibaix
Lector
12 febrero, 2014 9:48

Para mi una Obra maestra, el guión es bueno pero el dibujo es magistral, la pena es que nos ha dejado Delaby y ya no podrá completar el tercer ciclo.
Yo también espero el Tomo 2 Integral haber si Planeta se anima este año, es una edición muy bonita y mejor que los tomos sueltos.

Arturo Porras
12 febrero, 2014 10:20

Javier Agrafojo ha comentado
«Sr. Porras, soy seguidor esporádico del Sr. Tardi, lo que más me gusta de su obra es Adele Blanc-Sec y los relatos sobre la Gran Guerra, pero sí que es posible que tenga algo de lo que dice. Buscaré a ver qué se puede hacer.»
Un honor que tome en consideración esta petición. Esto es lo que hace grande a esta página. Si así ocurriera no dude que un servidor (y creo interpretar que el Sr. Guolberin también) estaría muy agradecido.
Respecto al sexo y la violencia me gustaría matizar mi comentario anterior. En un momento dado yo hablo del imaginario popular, de como tenemos interiorizada una visión del mundo romano donde sexo y violencia son parte fundamental. Esto es debido a películas, novelas o series ( en la reseña se cita Spartacus o Roma). Y Murena también incorpora tales elementos. Lo que no quiere decir que, como bien apunta el Sr. Retranqueiro, sean gratuitos.
Es decir, que Roma no era exclusivamente orgías, gladiadores y senadores corruptos. Hay mucho más. Y para mí, Murena consigue atrapar ese ambiente, sin abrumar al lector con detalles históricos que entorpezcan la lectura.
Para sexo gratuito y sin control ya tenemos Los Borgia de Manara y Jodorowski. Una maravilla gráfica de don Milo, pero un guión donde solo se toma en consideración la leyenda más negra de la familia del papa Borgia. Supongo que no se buscaba el rigor histórico

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
12 febrero, 2014 12:31

Si lo del sexo gratuito fuese lo peor de Los Borgia de Jodorowski y Manara, Sr. Porras…

Ya había renunciado a todo atisbo de veracidad a las pocas páginas; me quedó bastante claro que Jodorowski iba a tomar lo más sórdido de la historia de Los Borgia y lo iba a exagerar todo lo posible (ya me dirás para qué; como si hubiese necesidad de ello). De hecho, es todo tan exagerado que, al menos a mí, ni me emocionó, ni me mantuvo en vilo, ni me interesó más allá del dibujo (estupendo, como bien dices). Bueno; en estas estaba (decía…) cuando llego a la página de la conversación entre César Borgia y Leonardo Da Vinci… No me lo podía creer. ¿Pero esto va en serio? Bué, me dije, esto ya no puede ir a peor. Paso la página

Aviso de Spoiler

y me encuentro a los ejércitos del Borgia equipados con los diseños militares de Da Vinci. Soldados del Renacimiento conduciendo tanquetas, volando y efectuando bombardeos gracias a unas máquinas voladoras…

P’a mear y no echar gota.

Mathieu
Mathieu
Lector
12 febrero, 2014 17:22

A tenor de lo comentado en el «spoiler» por Retran diría que el pesado de Jodo ha estado jugando al Assassins Creed. Lo que le faltaba al hombre. Como le dejan hacer cómics todavía a este hombre(:/