Angelino y Vinz contra los forasteros vestidos de negro
«¡Me dais lástima! Correr no os servirá de nada. Solo conseguiréis morir más cansados.»
Sin duda lo más interesante de la serie
En su obra, Guillaume Renard (1976) – nombre real de quien se esconde tras el pseudónimo de RUN – ha unido conceptos provenientes del pulp, del hip hop, el pressing catch, el manga más canónico, los cómics de ciencia ficción y terror norteamericanos de los cincuenta y de películas como The Warriors, Abierto hasta el amanecer o Death Proof.
En Mutafukaz la megalópolis llamada Dark Meat City se erige como la auténtica protagonista, su estructura caótica, mastodóntica y ruinosa engulle a casi todos sus habitantes y sus destrozadas calles se asemejan poderosamente a las de ciudades actuales como Los Ángeles, Ciudad de México o Caracas.
En este ambiente mestizo, precario y dañino sobreviven dos seres marginales, Angelino y Vinz, que comparten piso en un edificio semiderruido. El primero encadena trabajos precarios y en el momento de iniciarse la serie es repartidor de pizzas, el segundo vegeta delante de la tele sin oficio ni beneficio conocido sin embargo tiene una peculiaridad física muy destacable; su rostro es una calavera en llamas ¿Les suena?
A resultas de un accidente en moto a Angelino le torturan terribles dolores de cabeza pero también tiene visiones extrañas que parecen desenmascarar a unos seres extraños, ocultos bajo una apariencia de ciudadanos corrientes. Cuando ciertos organismos estatales descubren esta facultad activan sus protocolos de alarma y empiezan a perseguir de manera violenta al pobre repartidor y a su amigo por toda la ciudad. Ha empezado una terrible persecución…
Quince años después de su creación llega al mercado español el primer volumen de esta serie que en Francia – su país de origen – está compuesta por cinco álbumes y un prólogo. Mutafukaz fue un concepto extraño en el ámbito del cómic franco-belga de principios del siglo XXI. Con los años y la ampliación de su universo a otros autores y a otras obras, se ha convertido en una corriente que está marcando una tendencia muy poderosa, que nos ha permitido además conocer a autores jóvenes llenos de imaginación y talento.
Mutafukaz se publica en la firma Ankama Éditions dentro del sello Label 619, creado por el propio RUN. De momento esta saga está compuesta por:
Mutafukaz 01. Dark Meat City (2006)
Mutafukaz 02. Troublants trous noirs (2007)
Mutafukaz 03. Révélations (2010)
Mutafukaz 04. De4d end (2013)
Mutafukaz 05. V (2015)
Todos estos álbumes están escritos, dibujados y coloreados por RUN.
Por su parte el prólogo se titula Mutafukaz 00. It came from the moon! (2008) y en este caso el autor cuenta con la ayuda de Bicargo al arte y de Niro en el coloreado. Además en 2018 se publicó el álbum recopilatorio con el título de Mutafukaz. Intégrale que consta de 596 páginas. Es una serie que ha alcanzado unas ventas de casi 150.000 ejemplares, que tiene una línea propia de juguetes en la cadena Toys2R y una película de animación dirigida por Shōjirō Nishimi y RUN estrenada en 2017.
Como hemos apuntado más arriba, la otra gran virtud de esta serie es que se trata de una obra fundacional que ha derivado en múltiples trabajos paralelos y colecciones relacionadas. La más conocida en castellano es Mutafukaz’ Puta madre; un spin-off que la editorial Dibbuks publicó el 2019 en un álbum recopilatorio en castellano, se trata de una miniserie escrita por el propio RUN ayudado decisivamente en el arte por Neyef, pero encontramos también la psicodélica Métamuta (2009) a cargo de Jérémie Labsolu. Aparte, en Label 619 se han producido series antológicas como DoggyBags, la más reciente Midnight Tales y álbumes como South Central Stories (2017), una magnífica obra de Neyef – con la colaboración puntual de Yuck – que Dibbuks también ha publicado aquí.
Alrededor del concepto Mutafukaz se han fogueado autores emergentes tan interesantes como Mathieu Bablet, Florent Maudoux, la sin par Céline Tran, Jérémie Gasparutto o Neyef, entre muchos otros.
En el apartado gráfico de Mutafukaz también podemos distinguir un potente cruce de culturas muy heterogéneas.
RUN divide sus páginas en una estructura variable de tres o cuatro tiras con un número inconstante de viñetas. Sus composiciones varían según las necesidades de la historia y a menudo puede optar por utilizar cuadros inclinados, sobre todo en los momentos más frenéticos de la acción. Sus personajes beben de la iconografía del manga, del underground norteamericano y de las series con funny animals. El autor francés domina la anatomía de manera convincente aunque sus personajes presentan a menudo rasgos caricaturescos o cuerpos hipermusculados.
Es en la descripción del paisaje urbano, en la definición de los ocupantes humanos y mecánicos de las grandes avenidas metropolitanas y en la ambientación de los interiores donde Renard echa el resto. Su recreación de Dark Meat City está plagada de calles polvorientas, edificios de inspiración californiana y aceras llenas de basura desperdigada por doquier. Sus avenidas están surcadas por potentes vehículos de modelos obsoletos propulsados por litros y litros de gasolina, en las fachadas de los edificios proliferan anuncios y carteles de con mensajes e iconografía hispana y los interiores de las casas son lúgubres, míseros, plagados de enormes ratas y peligrosas cucarachas… En el universo Mutafukaz no reina la belleza, el equilibrio, el bienestar. Todo es sucio, cutre y lleno de amenazas. Solo la noche en los parques parecen dar un pequeño respiro a los angustiados protagonistas y a los sufridos lectores.
Para completar este aspecto mestizo, RUN utiliza un diseño de títulos y una rotulación imaginativa, llena de referencias a la cultura pop y derivada del arte de las portadas de los discos de los años setenta que dan al conjunto un aspecto entre rockabilly y tex-mex muy apropiado.
El color es estridente; dominan los rojos violentos, los ocres saturados y los verdes nocturnos que contrastan con el negro que rellena el espacio entre viñetas y en algunos pasajes no le importa dejar algunas escenas en blanco y negro rematado por manchas poderosas, globos de diálogo y onomatopeyas en rojo y fondos saturados de tramas mecánicas algo psicodélicas.
Además de las ochenta y seis páginas de cómic, este álbum cuenta con abundante material complementario consistente en textos personales del propio RUN, fotos de viajes a Estados Unidos e ilustraciones, collages o bocetos preparatorios que nos sitúan mejor en la génesis de la serie.
La edición a cargo de la editorial Dibbuks es solamente correcta. El álbum es en rústica, tiene un papel satinado algo brillante y está bien impreso. La traducción es discutible, con algunos errores bastante groseros que derivan en diálogos sin sentido que acaban confundiendo al lector. El precio es muy razonable.
Este primer tomo de Mutafukaz de RUN es el origen de una corriente historietística que ha protagonizado una parte importante del cómic franco-belga del siglo XXI. Esperemos que Dibbuks pueda completar la edición de toda la serie.
Si te has sentido atraído por el talento de Mathieu Bablet o de Florent Madoux, si has disfrutado de Mutafukaz’ Puta madre o si lo tuyo era la colección DoggyBags, no lo dudes y sumérgete en de cabeza en Mutafukaz. En cambio, si todo esto te viene de nuevo, si hasta este momento no conoces nada de la editorial Ankama o del sello Label 619, date una oportunidad de conocer a Angelino y Vinz y visita Dark Meat City. Es posible que en sus barrios cerrados, en sus peligrosas avenidas, en sus calles destartaladas o en sus mugrientas aceras encuentres un auténtico filón. Estás advertido…
Salut!
Lo mejor
• Es el origen de un universo muy interesante.
• La singularidad del arte de RUN.
Lo peor
• Una traducción deficiente.
Guion - 7
Dibujo - 8
Interés - 8
7.7
Euromutante
El primer volumen de una serie francesa mestiza, eléctrica y llena de referencias a la cultura popular californiana e hispana