Narraciones Negativas presenta… Emma Frost

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Narraciones Negativas: Capítulo 01

Llego bastante tarde a mi cita en el café. El sol acude raudo hacia el ocaso y tiñe de rosas, naranjas y rojos la terraza del bar. Apenas unos cuántos edificios bajos rodean la zona, con sus sombras alargándose peligrosamente, marcando el final del día para el común de los mortales.

Es entonces cuando la veo aparecer, toda ella vestida de blanco, bamboleando sus curvas de impresión, que ya lograron enloquecerme en nuestro primer encuentro.

Sabe caminar, con ese aire femenino y, al mismo tiempo, esa capacidad asombrosa para transmitir un ambiente gélido a su alrededor. Bajo el sol de la tarde, se asemeja a un pedazo de hielo que nunca hubiera conocido el amable candor de una caricia. Sin embargo, sé que esto no es así. Ya no.

– Un placer volver a verte, Emma.

– Igualmente…

– No sé cómo agradecer el detalle que has tenido al concederme esta entrevista para Zona Negativa. No resulta nada fácil contactar con vosotros en estos tiempos.

– ¿Con “nosotros”? – recalca la pregunta señalando mi error. Juro que no lo hice a propósito, pero de alguna manera, mi lengua traicionó mis pensamientos. Sin quererlo, marqué una separación entre nuestras especies. – ¿Con “nosotros” te refieres a los mutantes, querido? – añade. El aire se me antoja aún más frío.

– No vayas por ese camino, Emma. Sabes que no soy precisamente un xeno-racista.

– Apasionante término – toma asiento con la elegancia de una princesa (¿o sería mejor decir de una reina?) de nuestra vieja Europa. Cada gesto parece estudiado, exquisito y, al mismo tiempo, absolutamente desafiante.

– Gracias – trato de disimular la estulticia que invade mis dos neuronas sanas al tiempo que le concedo mi más apaciguadora sonrisa -. ¿Qué tomarás? – prefiero desviar el rumbo de la conversación. Sus penetrantes ojos azules se me clavan, parecen capaces de perforar mi mismo ser… de hecho, sé que pueden hacerlo, escudriñar en mi alma y revelar todos sus secretos. De repente, me siento aún más incómodo.

– Imagino que no podrá ser Dom Pérignon – señala ella divertida -. Te recomiendo la añada de 1921… fue excelente – agrega. Tengo la sensación de que disfruta con esto como una tigresa lo haría jugando con su presa. Quizá no haya sido tan buena idea – Claro, hay que tener en cuenta que fue la primera cosecha – sonríe y su gesto se me antoja siniestro.

– Me temo que no. Estás en San Francisco, Srta. Frost, no en La Rue Faubourg Saint Honoré de París – le devuelvo la sonrisa anotándome un tanto. Seguro que no esperaba toparse con mi culturilla general. Su gesto, en cambio, no se inmuta.

– Que sea una ginebra con limón entonces… sin gas, por favor – el camarero aún no se había acercado, pero en unos minutos, está sirviéndole la bebida a esta mujer extrañamente atractiva que se sienta frente a mí. Ella, con gesto natural, echa su rubia melena a un lado y procede a tomar el vaso.

Comentario

– ¿Cuánto hace que no nos veíamos? – pregunta, auque estoy seguro de que conoce bien la respuesta.

– ¿No fue aquella vez, en la Meseta de Giza… cerca de la necrópolis? – titubeo. Aunque resulta francamente complicado olvidarla, hace mucho tiempo de aquello. Quizá demasiado.

– Ciertamente. Había llevado a mis alumnos de visita histórico-artística por Egipto – parece recordar con más facilidad que yo -. No se puede encarar el futuro sin conocer el pasado, ¿no te parece? – vuelve a clavarme esa mirada que me hace sentir desnudo mientras juguetea con la pajita de su bebida.

– Estoy completamente de acuerdo – concedo -. Allí fue donde nos conocimos, si es que puede llamarse así.

– Yo no diría tanto – apunta ella.

– Desde luego, sólo te faltó escupirme a la cara cuando intenté hacerte unas preguntas – nota mental: no es buena táctica cabrear a una de las telépatas más poderosas del mundo. No intentéis hacer esto en casa, niños.

– Exageras. Me limité a ignorarte, querido – resuelve Emma, que aún mantiene la insidiosa costumbre de decir la última palabra en todas las conversaciones.

– Y, ¿podrías decirme qué ha cambiado a día de hoy para que me concedas la entrevista que entonces me negaste? – pregunto curioso.

Parece quedar pensativa un momento.

– Todo – resuelve -. Todo ha cambiado desde entonces.

Un momento de silencio se apodera de la terraza del café, solamente precedido por una brisa aún más gélida que el aura que se desprende de Emma Frost.

– Entonces, ¿puedo empezar con el cuestionario? – pregunto, realizando un esfuerzo titánico para romper el silencio.

– ¡Tonterías! – exclama ella, cogiéndome desprevenido – Puedo responder todas las preguntas que rondan en tu mente en cuestión de segundos y almacenar las respuestas en tu cerebro sin mayor dificultad.

– Pero… entonces, ¿qué objeto tiene haber viajado hasta aquí para entrevistarte? – trato de interrogarla asombrado.

– La verdad… – parece dudar un instante -… tan sólo quería hablar – en este momento sus pupilas se ensombrecen con el peso de todas las responsabilidades de los últimos años. Casi parecen volverse cristalinas, como si estuviera a punto de… ¿llorar? – Hablar con alguien que no lleve una equis en el cinturón – agrega con la mirada perdida en el vacío.

Comentario

No debe tener muchos amigos en ese gigantesco complejo que Warren les ha construido, si ha terminado por recurrir a mí. Entonces me doy cuenta del día que es: el aniversario de la muerte de sus alumnos originales, los Infernales. Por alguna razón que no alcanzo a dilucidar, siento una honda compasión por ella. Temo que, tras desahogarse, borre mis recuerdos sobre esta tarde en particular, pero estoy dispuesto a correr el riesgo. Lo necesita y para mí, sólo serían unos momentos en blanco. Nada más.

Como en respuesta a lo que pienso, me mira y se limita a sonreír levemente.

Así nos pasamos las siguientes horas, charlando sobre lo humano y lo divino como si de dos antiguos colegas se tratara… aunque jamás llegamos a serlo, en realidad.

Por una vez, pude ver a Emma Frost, la mujer, el ser humano, por encima de la fachada de mutante, líder de una raza, mujer-x. Por una vez, aparqué mis preguntas y, por una vez también, Emma pareció sentirse realmente libre.

¿Qué fue de la entrevista? Está transcrita, íntegramente, y reposa en el primer cajón de mi escritorio, esperando el día en que pueda ver la luz en Zona Negativa. De momento, me parece carente de todo sentido porque fui buscando respuestas sobre una especie y, a pesar de la apariencia de diamante de mi interlocutora, sólo encontré un ser humano, tan vulnerable y frágil como cualquiera de nosotros.

Ahora, si me disculpáis, iré a tomarme un analgésico. Me duele terriblemente la cabeza.

Iván.

Emma Frost

En cumplimiento de la legalidad: Emma Frost y todos los personajes que aparecen en el presente escrito son propiedad de Marvel Entertainment. Todos los derechos reservados.

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I´m with a Skrull!
Lector
17 noviembre, 2009 8:52

Pero haz un trazado en condiciones de esa imagen mamón, no un recorte con el paint!

staender
staender
Lector
17 noviembre, 2009 9:47

tu si que eres un mamón, tio. 
Muy intersante la historia. espero que siguas asi y publiques más.

John Space
John Space
17 noviembre, 2009 10:19

?Fanfics? ?Vais a publicar fanfics? En fin, espero que al menos sean porno.

YOGUR
17 noviembre, 2009 10:35

Está muy bien (De hecho me he quedado con ganas de más, me ha parecido apenas un aperitivo ;P) pero hay un detalle que no me encaja con el personaje: ¿Emma bebiendo con pajita como si estuviera en un botellón? o_Ô No sé yo, no sé yo…

jorgenexo
jorgenexo
17 noviembre, 2009 13:07

¿A qué botelllones vas tú que bebéis con pajita, por todo lo sagrado? o_Ô No sé yo, no sé yo…

Fideu
Fideu
17 noviembre, 2009 15:24

Me encanta la iniciativa…
Sigue así…
A ver si algún día aparece por aquí Meteoro… Me harás muy feliz.
Un abrazo y ánimo.

luis r
luis r
17 noviembre, 2009 18:56

Me ha gustado tu relato, me encanta Emma. Ojala hagas uno de Jean Grey. Saludos

Goku_Junior
Goku_Junior
Lector
19 noviembre, 2009 16:08

Por fin he podido leerlo y tengo que decir que me ha gustado bastante. No dejan de ser un poco cutrecillas las imagenes cortadas del paint pero no le resta importancia a la historia que trata de contar, para nada. Espero que haya una segunda entrega no muy tarde.

Grijaldo
Grijaldo
Lector
22 noviembre, 2009 12:17

Para cuando la historia en la que Ms Marvel y Spiderwoman quedan atrapadas en una dimension paralela en la que solo quedan ellas vivas y tras meses deeambulando solas por ese mundo descubren que se aman y protagonizan toda una serie de torridas escenas lesbicas?
Y Ms Marvel sin quitarse las botas claro.
Añadir que esta historia puede ser perfectamente protagonizada por Hulka Y Thundra o Power Girl y Wonder Woman…