Edición original: Shueisha Inc – 1987
Edición España: Planeta DeAgostini Comics – septiembre 2013
Guión: Masami Kurumada
Dibujo: Masami Kurumada
Entintado: Masami Kurumada
Portada: Masami Kurumada
Precio: 10 euros (historia corta contenida en el décimo tomo de la edición definitiva de Saint Seiya).
La publicación por parte de Planeta DeAgostini del décimo volumen de la edición definitiva de Saint Seiya ha supuesto la recuperación de una historia corta que, sin haber sido adaptada al anime, está relacionada con una parte muy importante dentro de la serie bendecida por el talento de Shingo Araki, Michi Himeno o Seiji Yokoyama.
Natasha del país del hielo (Tokubetu Yomikiri Koori no Kuni no Natasha) aparece reseñada en páginas y foros bajo diversas denominaciones (como “Hyôga en el país de los hielos”) es un relato protagonizado por el Caballero del Cisne en los días posteriores a la batalla del Santuario y previos al ataque de Poseidón. El nuevo señor del agua y el hielo es convocado a los límites entre la tundra siberiana y los territorios de los hielos eternos donde nada puede prosperar. Un trío de encapuchados le espera: son los legendarios guerreros azules de la ciudad de Bluegrad o Sinigrado. Desde tiempos mitológicos (coletilla “fetiche” de toda la franquicia) estos caballeros han representado a una urbe que controlaba esa región de Siberia. Alexei, hijo del mandamás local, quiero recuperar el vigor guerrero de la orden y lanzarse a la conquista de territorios más soleados. Cuando Hyôga rechaza su reclutamiento se entabla el inevitable duelo en el que el polvo de diamante es batido por el impulso azul, la técnica suprema de su oponente. El caído caballero es hecho prisionero y llevado a las mazmorras de Bluegrad, donde es atendido por Natasha, la hermana de Alexei, la cual relata al preso cuál es la verdadera situación en la ciudad. Su hermano está harto de la postura pacifista de su progenitor y ha decidido tomar el poder por la fuerza, instaurando una política más agresiva. Hyôga intentará salvar al gobernador de Sinigrado y batirse en duelo una vez más con Alexei.
La historia se desarrolla con la estructura narrativa habitual de una aventura corta de la franquicia: breve introducción, presentación de los antagonistas, primer duelo (saldado con la consabida paliza al héroe de turno), revelación de las implicaciones personales del asunto, segundo duelo (saldado con la consabida paliza al villano de turno) y epílogo cargado de cierta tristeza. La novedad principal viene dada por el protagonismo del Caballero del Cisne, que se convierte en el actor principal de una historia que, a su vez, encierra otra relacionada con los derroteros de la franquicia.
Quienes hayan disfrutado de la lectura del manga y del visionado de la serie de animación recordarán que son varias las divergencias entre el primero y la segunda. La cercanía entre las fechas de publicación y de emisión determinó que surgieran varios episodios “de relleno” en el anime que, cosas de la vida, son recordados en la mayoría de los casos como aquéllos que dieron a este último la trascendencia de la que el cómic carecía. Las adiciones llegaron a su punto culminante cuando la saga de las doce casas no se vio continuada por el conflicto con el dios de los mares, sino que éste se vio prologado por un enfrentamiento entre el quinteto de protectores de Atenea y la contrapartida nórdica de ésta, Hilda de Polaris, sostenida por siete paladines que guardaban las fronteras de otra región del norte del viejo continente, denominada como el reino de las deidades vikingas: Asgard. Sin embargo, no era la primera vez que que Seiya y compañía se daban un garbeo por la mitología nórdica. El concepto había sido tanteado en el OVA La ardiente batalla de los dioses (Kamigami no atsuki tataki), un filme de cuarenta y cinco minutos que fue estrenado en los cines nipones en 1988. En ella haría su aparición la espectacular estatua de Odín que presidiría la capital y veríamos unos diseños que no mucho después habrían de evolucionar a los de los guerreros divinos vestidos con las armaduras de los conquistadores. El argumento presenta también notorias similitudes con la saga de Asgard propiamente dicha, pero como en Natasha del país del hielo Hyôga tendrá un protagonismo destacado. Además, así como en el manga hay un triángulo que implica a Alexei (el guerrero rebelde) con Natasha (la hija abnegada) y el señor de Bluegrad (el pacifico gobernante de la ciudad helada) en el OVA sucede algo parecido con Dolbar (que ocupa el equivalente asgardiano del cargo de Patriarca del Santuario) y los hermanos Frey y Freiya. En la serie de animación el trío se verá reducido a un dúo que conformarán Hilda de Polaris, sacerdotisa de Odín y su hermana Flare. Pese a su ambientación siberiana, la historia corta narrada por don Masami se considera emparentada con la etapa nórdica de la franquicia. Para unos es la inspiradora y para otros una forma de promocionar el OVA, ya que las fechas entre publicación y estreno estaban demasiado próximas como para que el tebeo fuera la base de la película. Sea como fuere, y aunque la ambientación de una es más bien eslava y la otra tira hacia la mitología germánica, resulta evidente que los Alexei y Natasha del manga y los Frey y Freiya del anime podrían pasar por hermanos y hermanas, no siendo ésos los únicos puntos de conexión entre todas las obras.
En las tres historias es el Caballero del Cisne quien primero toma contacto con los nuevos adversarios, convirtiéndose en el encargado de presentar a la afición el nuevo escenario donde se desarrollará una nueva batalla épica. Bluegrad y los dos reinos de Asgard están habitados por pueblos que han forjado su leyenda entre los hielos eternos, cumpliendo una misión impuesta por divinidades mitológicas. Así, los guerreros azules de Sinigrado se presentan (fuera de viñeta, eso sí) como los herederos de un grupo de caballeros enviados por Atenea a custodiar el alma prisionera de Poseidón (encerrada en los hielos siberianos tras una de tantas guerras entre ambos) y que más tarde se independizaron del Santuario fundando una ciudad-estado. El congelado destino de los bluegradenses es compartido por los asgardianos, pueblo que reza a Odín para evitar que los hielos perpetuos se deshielen y conviertan el planeta en un mundo acuático. En los tres casos hay una facción deseosa de alterar esos vínculos con tan agrestes regiones y buscar destinos más acogedores climáticamente hablando (aunque sólo en dos estamos ante un deseo genuino, pues Hilda estaba bajo el influjo del anillo de los higos chumbos) y en los tres casos los caballeros de Atenea se convierten en la esperanza de quienes han conservado el sentido común. Por motivos de extensión, solamente la saga de Asgard del anime alcanzó el grado de desarrollo y complejidad que habrían de convertirla en una de las etapas más celebradas por parte de la afición, pero siempre queda la curiosidad de ver las semejanzas y diferencias entre los tres relatos. De los mismos es probablemente el OVA el que más cojea en todos los aspectos, sobre todo porque alberga los mismos defectos que el resto de las creaciones de ese formato que se han visto en la franquicia: desarrollo copiado con papel carbón de la serie, incapacidad para contener en tres cuartos de hora los puntos fuertes del invento, armaduras de cartón, personajes unidimensionales, momento “no maten a mi hermano” del Fénix y el puñetero Seiya vistiendo la armadura dorada de Sagitario para salvar los muebles. La historia del manga, pese a su brevedad y su falta de originalidad, se salva por el halo de nostalgia y tristeza inherente a un Caballero del Cisne que parece eternamente unido al fantasma de su madre muerta. Tiempo después, Shiori Teshirogi aprovecharía The lost canvas para desarrollar algo más la historia de Bluegrad y enlazar su decadencia en nuestros días con los efectos de la anterior guerra sagrada. Mucho debe el universo de los Caballeros del Zodíaco a la intervención de esta autora y, sobre todo, al trabajo de Araki, pero ésa es otra historia.
La saga de Asgard es una de mis favoritas y si, se que siempre repetían el mismo esquemita pero creo que repetir el esquema era precisamente parte de su encanto, al menos para mi, aunque no voy a negar que de vez en cuando deseaba que el protagonismo recayera en otros no solamente en Seiya, incluso en los otros caballeros de bronce como Unicornio que era el que tenia mas potencial, personaje desperdiciado de la saga.
Aunque mi favorita sigue siendo la batalla del Santuario, siempre me pareció que los 7 guerreros de Asgard de la serie fueron los adversarios más complejos en cuanto a variedad de trasfondo y dieron las batallas con mejor cálculo de tiempo. En general, Asgard está mejor guionizada que Santuario y Poseidon.
Es que cuando se salían del guión original los responsables del anime hacían cosas muy interesantes. Para mí los episodios que me convirtieron definitivamente a la causa fueron los del Caballero de Cristal. Aquí entre nosotros, Kurumada es un guionista bastante flojito.
Bueno asgard fue bastante buena sobe todo porque les dieron trasfondo a los enemigos, no eran simples malos de relleno, lo que en su momento no me gusto fue el bajon de nivel que tuvieron los caballeros de bronce y sobre todo el que los diseños cada ves parecian mas anorexicos.
De la pelicula pues poco que remarcar, la banda sonora, la idea de que el cisne fuese un enemigo (nunca entendi la mania de dragon de a la minima quitarse la armadura), athena que tomaba su rol como diosa un poco mas en serio aunque no le alcanzase para mucho y ver aunque sea solo al principio al seiya de los primeros episodios, que era impertinente y creido (como cuando se burla de shaina al romperle la mascara o de unicornio al recordarle que era un perro faldero).
De Kurumada como guionista pues que dire, me parece que por lo menos seguia su linea no como por ejemplo naruto que empezo como un manga de ninjas con tecnicas ninja (uff que mal queda pero no encuentro otra forma) y ahora mas parece un dragon ball con poderes capaces de destruir el mundo.
Alberto: estoy plenamente de acuerdo contigo en que había bastante desarrollo de personajes en Asgard. A mí tampoco me gustaron excesivamente los «nuevos / viejos» diseños de armadura, que les daban un aspecto anoréxico.
En cuando al OVA, el Dragón no se quitaba la armadura, sino que Hyôga se la rompía a golpes (de ahí lo de armaduras de cartón).