Navegando entre el cine y el cómic
Las relaciones entre el cine y el cómic son muy estrechas desde hace mucho tiempo. Sobran ejemplos e historias, y aquí estamos ante otra muestra de ello con este nuevo libro publicado por Norma con dibujos del catalán Jordi Armengol.
Navigator es una obra escrita principalmente por John Bruno, realizador audiovisual y artista de efectos especiales que ha trabajado con directores del calibre de James Cameron o Steven Spielberg, por ejemplo. Decimos “principalmente” porque en los créditos del libro hay otros dos nombres como autores de la historia: Steve Burg, ilustrador y artista conceptual para cine también, y Ron Thrornton de la misma profesión de Bruno realizando esa tarea para Babylon 5, Buffy y otras series. Y se suma un cuarto nombre en el trabajo de guión junto al primero y principal, quien igualmente ha trabajado en cine pero en ese otro rol: William Wisher
Está claro que se trata de una idea que viene desde lo audiovisual y muy probablemente su intención inicial haya sido realizarlo en ese medio. Un dato más que evidencia que es un proyecto que cuenta varios años, es que el acreditado Thornton ha fallecido en el año 2016. Seguramente se trate de una historia creada por Bruno junto a éste y Burg que no consiguió convertirse en una película y sólo llegó a la fase de guión, para convertirse en un cómic que publicó Dark Horse originalmente en este año y ahora lo edita Norma en castellano. En efecto, el artista catalán reconoció en una declaración que recibió un guión “muy cinematográfico” para realizar su trabajo.
Seguramente la tarea para Jordi Armengol fue todo un desafío en cuanto a plasmar en este medio su trabajo y no quedarse a mitad de camino, entregando un “storyboard de lujo”. A mi parecer logra salir airoso de ello y en algunos aspectos cumple con creces, luciéndose en particular en los diseños y escenarios de ciencia ficción, en lo cual se nota que disfrutó. Es también destacable su tarea como colorista debiendo manejar varias paletas y tonos diferentes en el curso de la narración, variando en gran medida los entornos en los cuales se desarrolla.
En efecto, hablando un poco de la trama, Navigator se inscribe en el subgénero de invasiones extraterrestres apocalípticas contando varios parentescos; en lo personal, le encuentro cosas de Robotech, Independence Day y hasta de El Eternauta, por mencionar algunas pero hay elementos comparables con muchas más. El relato inicia en una colonia humana en Europa (la luna de Júpiter) que tiene la misión de encontrar pruebas de vida y la cumple pero no de la manera esperada: se topan con un ser de un planeta desaparecido, controlado a través de un parásito por una entidad con intenciones de dominio universal. Por supuesto, como es habitual, esto se extenderá hacia la Tierra y específicamente a terrenos cercanos a los Estados Unidos en donde se halla lo que precisa esa entidad para cumplir su objetivo.
El argumento principal se combina con una historia de amor y separaciones, comenzando con el narrador que a poco de contraer matrimonio (y su esposa quedar embarazada) se embarca en la misión a la luna joviana y cuenta años sin verla y no conocer a su hija. Por su lado, ella es arqueóloga y en una de sus expediciones encuentra sin saberlo un artefacto vinculado directamente a lo que está enfrentado su marido. Ambas tramas se cruzarán y se reencontrarán, siendo su hija una clave en la conexión y en el curso del relato. Esto escalará en un enfrentamiento de dimensiones cósmicas y batallas espaciales, y es entonces que se luce y disfruta Armengol con una serie de páginas espectaculares.
Luego de la lectura se puede intuir que esta idea nunca se convirtió en un filme porque significaría un proyecto muy costoso en su realización. Y esa es una de las virtudes del medio del cómic que todos sabemos: con herramientas accesibles se puede hacer cualquier cosa que se imaginen sus autores. Así pueden ver la luz entonces las ideas puestas en Navigator, gracias al trabajo del dibujante y a la apuesta editorial de Dark Horse originalmente y de Norma para nuestro idioma.
Antes de embarcarme en esta historia debo reconocer con sinceridad que entré con cierto prejuicio por conocer el trasfondo, dado que son experiencias que no suelen ofrecer buenos resultados. Pero la verdad es que se trata de un cómic (primero y principal, es un cómic y no un storyboard) entretenido, con muchas aristas interesantes en la concepción, y bien logrado en lo visual.
Lo mejor
• El trabajo de Armengol, haciendo un buen cómic desde un guión de cine.
Lo peor
• Algunos pasajes que se siente mucho que estamos leyendo lo que intentó ser una película.