Un slice of life sobre los sueños, la vejez y el paso del tiempo
“El ballet no es un deporte”
En los últimos años, las editoriales españolas, las de nuevo cuño y también las más veteranas y tradicionalmente con más músculo, no solo han incrementado exponencialmente el número de novedades de manga en nuestro mercado, también han puesto su mirada fuera de Japón. Así, en una época marcada por las realidades paralelas y multiversos en la ficción, a nuestras librerías han empezado a llegar cada vez con más fuerza publicaciones asiáticas procedentes de China (manhua) y Corea del Sur (manhwa). Hasta hace muy poco el cómic procedente desde estas latitudes era puramente testimonial en el panorama patrio, pero en su afán de diversificar y abrir el abanico a otro tipo de públicos, las editores han creado un hueco para él entre las ya asentadas publicaciones japonesas.
¡El cómic coreano al asalto!
Para hacernos una idea, las primeras publicaciones manhwa que cruzaron nuestras fronteras no lo hicieron hasta un momento tan tardío como fue principios de este siglo. La primera de ellas fue la interesante Tarot Café de Park Sang-Sun, publicada en el ya lejano 2004 por Ediciones La Cúpula. Es esta editorial e Ivrea las que más manhwa habían editado hasta hace unos años en España, aunque con un impacto muy relativo ya que en términos generales se trataba de series poco llamativas de acción y romance como Angel Shop de Sook Ji Hwang, DVD de Kye Young Chon, Archlord de Park Jin-Hwan, Bal Jak de Sang-young Jeon y Kim Young-oh y Café Occult de Orebalgum y Noh-eun Ahn, entre otras pocas. Tanto a nivel gráfico como temático eran publicaciones de su época y no acabaron de llamar la atención de los aficionados. Nada que ver con la actualidad del cómic coreano moderno.
Es el fenómeno del cómic digital y el webtoon el que cambia la situación del manhwa y nuestra relación con él. Y es que las nuevas tecnologías han aportado muchas ventajas y alicientes al mercado coreano y a sus autores en términos de libertad creativa y gestión de ingresos y derechos. Y si bien, una autora como Keum Suk Gendry-Kim, con obras reconocidas a nivel internacional como El árbol desnudo, Hierba y La espera, y la calidad de títulos concretos como El club de los libros prohibidos de Kim Hyun-Sook, Ryan Estrada y Ko Hyung-Ju, han puesto sobre el mapa el talento procedente del territorio surcorano, no es menos cierto que han sido pelotazos de corte juvenil como Solo Leveling, Killing Stalking, Crush of Lifetime y Tower of God, los que han atraído la atención del gran público por el manhwa.
La mayoría de estas propuestas se siguen vehiculando a través de la acción y el romance, pero son más ágiles y dinámicas que sus predecesoras y ya cuentan de base con un nicho de fieles seguidores en Internat. Por otro lado, la prueba de la penetración cada vez más profunda en nuestro mercado del manhwa es la publicación de otro tipo de historias que no tienen nada que ver, por un lado, con estas “superproducciones”, ni por otro lado, con el manga autobiográfico que consume el público más adulto y que ensalza la crítica occidental por su comprometido posicionamiento sociopolítico. Estamos hablando de propuestas más “mundanas” como Navillera, Like a Butterfly, editada por estos lares por Norma Editorial. Una historia del grupo creativo formado por el guionista HUN y la dibujante Jimmy que tuvo en 2021 una adaptación a serie de televisión que podéis encontrar dentro del catálogo de Netflix.
Un manhwa con mucho corazón
Navillera tiene sus orígenes en el formato webtoon, se empezó a publicar en el año 2016 en la plataforma digital Daum llegando a un total de 56 episodios. También se puede encontrar publicada en el portal KakaoPage. Posteriormente, como en muchos otros casos, su éxito la llevó a ser adaptada al formato físico en un total de cinco volúmenes a todo color y en sentido de lectura occidental por parte de SuperComixStudio Corp. Esto último no es una excepción en el cómic coreano, para los que no estén familiarizados con el manhwa cabe decir que al contrario que el manga este se lee de izquierda a derecha y suele ser a color. Es algo que podréis contrastar echando un ojo a otros manhwas recientes publicados en España, como The Boxer de Jihun Jung, The Horizon de Jung Ji Hun Here u Are de DJun, BJ Alex de Mingwa y Wet Sand de DOYAK, entre otras publicaciones.
El argumento de Navillera se centra en la historia de Shim Deokchul, un cartero recién jubilado de 70 años, padre de familia y heredero de la austera época que sucedió a la guerra civil de Corea. En su nueva situación, y después de años haciendo sacrificios y postergando sus propios sueños, Shim quiere ahora cumplir una ilusión que siempre había mantenido en secreto: aprender ballet. Su decisión creará todo un cisma dentro de su núcleo familiar que no ve con buenos ojos el repentino interés de su progenitor por esta disciplina tan inapropiada -según ellos- para su edad y condición. Pero Shim logra ser aceptado en una academia de baile donde conoce al joven Lee Chaerok, un aspirante a bailarín de éxito que no acaba de creer en sus posibilidades. La amistad que entre ellos surgirá ayudará a ambos a vencer sus miedos e inseguridades y lidiar con los prejuicios de sus familias y allegados.
Estamos pues ante una historia de autosuperación, pero que no se articula en ningún caso en los parámetros de épica vacía que el manga suele establecer para este tipo de obras ligadas habitualmente a al concepto de spokon. En ese sentido, sus matices e intenciones la hacen una lectura mucho más interesante, profunda y satisfactoria que muchas propuestas con elementos similares que hemos podido leer en los últimos años. También es un cómic que nos remite a otras publicaciones recientes editadas en España en las que sus principales protagonistas son personas de la tercera edad “que hacen cosas”. En ese saco podrían entrar títulos como Metamorfosis BL de TSURUTANI Kaori, Ocean Endroll de TARACHINE John y Matagi Gunner de FUJIMOTO Shôji y el español Juan Albarrán. Todas ellas, como ocurre con Navillera, intentan poner en valor las historias de nuestros mayores y reivindicar su capacidad para reinventarse y perseguir sus sueños.
La propuesta de HUN y Jimmy está por encima de los meritorios títulos mencionados del cómic japonés por la empatía que nos genera. Y es que en los anteriores casos estamos hablando de obras que cuentan con unos evidentes atenuantes culturales que hacen que sus historias se interpreten siempre desde del coercitivo concepto del respeto y deferencia a la gente mayor, perdiendo gran parte de la cercanía y poso emocional que podrían tener las situaciones en las que nos embarcan. Esto no sucede en Navillera, donde conectamos muy rápidamente con sus personajes y, en concreto, con un Shim Deokchul en el que no pocos lectores verán el reflejo de sus padres y abuelos como Paco Roca lograba en La Casa o Alison Bechdel en Fun Home. Una familia tragicómica. La austeridad y parquedad a la hora de afrontar sus sentimientos, su entrega silenciosa por la familia y esa sabiduría que da la experiencia y que los más jóvenes no siempre sabemos valorar.
Así, el fuerte de Navillera son sus personajes, especialmente su pareja protagonista, pero también sus secundarios que crean un ecosistema familiar y de relaciones de todo tipo que invitan a la reflexión y al cuestionamiento y/o asimilación a nuestras propias realidades. El planteamiento de la obra se torna más dramático a medida que avanza y nos va dejando escenas de gran sensibilidad y fuerza en las que la psicología y el arte del ballet se entrelazan de forma muy natural. HUN y Jimmy construyen en apariencia una obra de corte costumbrista sencilla y directa, pero llena de giros inesperados y un calado sentimental que acaba haciendo mella en el lector. El peso del ballet en la historia está planteado desde ese punto de vista y en ningún caso se convierte en una guía ni -como apuntábamos más arriba- un ejercicio de autosuperación vacío. El ballet es una excusa, pero no una finalidad en sí misma.
Navillera funciona a la perfección como drama familiar, aunque también nos deja mucho espacio para respirar gracias a un humor que hace de válvula de escape. El equilibrio entre ambas facetas de la obra da como resultado una de esas lecturas de confort por la humanidad y calidez que desprenden. En ese sentido, no hay ejercicios narrativos que lleven gráficamente la obra a otro nivel y, en ocasiones, se puede intuir -principalmente en la distribución de viñetas- las particularidades y dificultades de intentar adaptar una historia concebida en origen para formato webtoon al físico. Pero ni lo primero es una necesidad de esta historia, ni lo segundo es una carencia real que nos impida disfrutar del conjunto. Es una historia sencilla, narrada de forma sencilla y asombrosamente fluida que siente más que se lee.
No obstante, el apartado gráfico puede ser un hándicap para que algunos aficionados se acerquen a esta historia. La obra no puede disimular su herencia webtoon, especialmente por un color digital que carece de sutilezas y matices. El dibujo de Jimmy no es profuso en detalle y, a lo largo de su trayectoria, funciona porque se adapta a la atmósfera que requiere el relato, pero no por sus propias virtudes que traspasadas al formato físico pasan algo más desapercibidas que en la pantalla del ordenador. Aún así, estamos ante una obra dotada de una enorme fluidez y una notable caracterización de personajes. Un par de elementos que por sí solos consiguen meternos en la propuesta y, lo más importante, comprender sus intenciones y engancharnos por la mencionada sensibilidad que nos traslada en cada una de sus páginas.
Si sois unos enamorados de las historias que laten con fuerza, Navillera es una obra que no os defraudará y de la que no os podréis desprender con felicidad una vez entréis en contacto con sus personajes. Una obra que comienza poniéndonos una sonrisa en los labios para ir atando y apretando disimuladamente un nudo en nuestro estómago. En no pocas ocasiones logrará emocionarnos hasta el borde de lágrimas con un mensaje que nos habla con melancolía pero también optimismo del futuro, de la crueldad de la memoria y de la belleza del paso del tiempo, de nuestra obstinación en malgastar nuestro ánimo en conflictos generacionales y familiares estériles y en la manera en la que a veces menospreciamos la fuerza y la voluntad de nuestros seres queridos. En definitiva, para disfrutar de Navillera solo hace falta un requisito en apariencia al alcance de todos: tener corazón. ¿Será ese tu caso…?
Lo mejor
• El drama familiar que articula toda la obra.
• La capacidad de sorprendernos desde la cotidianidad y las relaciones de sus personajes.
• La emotividad que desprende la historia.
• La compacta y cuidada edición de Norma Editorial.
Lo peor
• Lo desapercibida que puede pasar esta propuesta para el gran público.
• El color digital aplicado a la obra.
• Las huellas de la siempre complicada adaptación del formato webtoon al físico.
Guión - 8.5
Dibujo - 7
Interés - 8.5
8
Emotiva
Un manhwa que deja a un lado la acción y el romance más superficiales de otras publicaciones del cómic coreano reciente para adentrarnos en una entrañable historia de corte costumbrista que nos habla de sueños, vejez y el paso del tiempo. Un drama familiar tremendamente emotivo al que solo le penaliza un dibujo cumplidor y un color digital carente de sutilezas.