Edición original: Heavy Metal magazine vol. 32 #6, vol. 33 #6 y vol. 34 #6 (septiemnbre de 2008, 2009 y 2010).
Edición nacional/ España: octubre de 2011, Norma Editorial.
Guión: M.F. Wilson.
Dibujo y entintado: Nathan Fox.
Color: Jeromy Cox.
Formato: tomo recopilatorio de 196 págs. encuadernado en cartoné.
Precio: 29,00 €.
Durante el mes de octubre del pasado año, Norma Editorial publicó Negro Fluorescente, según rezaba la rimbombante frase publicitaria «una espectacular obra de ciencia ficción con reminiscencias a Akira y el arte de Paul Pope«. Salvando las inevitables distancias, la comparación puede ofrecer una imagen bastante ajustada a lo que el lector se puede encontrar en las páginas de este lujoso tomo -fenomenalmente editado, con un diseño de diez-, que recopila la serie limitada homónima originalmente publicada por M.F. Wilson y Nathan Fox en las páginas de la revista Heavy Metal Nagazine. Es decir, el relato de una distopía en la que las corporaciones ostentan un poder que contribuye a la segregación de la población en función de su pureza genética… todo ello relatado gráficamente a través del trazo de Fox -de quien hemos podido leer diferentes entregas de DMZ o la miniserie Reinado Oscuro: Zodíaco– que, efectivamente, guarda un parentesco más que evidente con el de Pope.
Adscrita al emergente género biopunk, la obra nos traslada a la Singapur del año 2085, donde los avances genéticos han propiciado la separación de la raza humana en dos castas: los homo sapiens inferioris -residentes en la península malaya- y los homo sapiens superioris -habitantes de la Isla de Singapur-, dependiendo la pertenencia a una u otra raza de un test bioestadístico cuyos resultados condicionan la vida de una persona. Tráfico de órganos, desigualdad social, clonación, patentes tecnológicas, bio-arte… La trama de la obra presentaba elementos lo suficientemente interesantes como para provocar nuestra curiosidad acerca de las fuentes de inspiración, el proceso de desarrollo y la posibile continuación de esta historia, de forma que optamos por ponernos en contacto con ambos autores para abordar estas cuestiones en la entrevista que sigue a continuación. No sin antes agradecer a M.F. Wilson y Nathan Fox la amabilidad de los autores -y la traducción de la entrevista, cortesía de Alberto Morán-, entremos en materia… [English version].
Entrevista a M.F. Wilson y Nathan Fox
David Fernández (D.F.).- En primer lugar, nos gustaría que nos comentaseis los orígenes del proyecto: cómo y cuándo surgió la idea a partir del cual articulasteis la historia, y en qué momento se sumó Nathan Fox al proyecto.
M.F. Wilson.- Empezó con una llamada telefónica, así de sencillo. Vi el trabajo de Nathan en la revista Rolling Stone y sentí que tenía ese estilo oscuro y lúgubre que andaba buscando, de modo que empecé a seguirle la pista. Fui a su página web, en la que venía su número de teléfono, y le llamé por las buenas. Empezamos a hablar sobre el proyecto, pero Nathan estaba muy ocupado con encargos de ilustración… así que no sabíamos si tendría tiempo. Él quería leer el guión de todos modos, así que se lo envié por correo electrónico. Hablamos de nuevo después de que lo leyese y en aquella ocasión sonaba muy emocionado; había conectado con el material y le gustaba la idea de trabajar en Heavy Metal Magazine.
D.F.- Teniendo en cuenta que ostentas experiencia y formación cinematográfica: ¿la historia de Negro Fluorescente nació con la intención de convertirse en un guión para una hipotética película, o pensaste desde un primer momento que el medio ideal para desarrollarla era el cómic? ¿Qué ventajas y desventajas apreciar en un medio y otro, a la hora de narrar esta historia en concreto?
M.F. Wilson.- Negro Fluorescente nació como un guión de película, uno muy denso. Había muchísimas cosas que detallarle al lector para que se hiciese una idea del mundo que había elaborado en mi cabeza, porque imaginaba cosas con las que el lector no está familiarizado. Los bichos gigantes, la vegetación exuberante, las personas monstruosas… no son cosas que suelan aparecer con frecuencia; no podía comparar mi mundo con ningún otro de ciencia ficción. Al ser director de cine, me inclino más hacia las imágenes que hacia las palabras. El caso es que sentí que la historia tenía que plasmarse en una novela gráfica para mostrarle a la gente cómo era con todo detalle. Hay algunas diferencias naturales entre ambos medios. Creo que el cine es el medio más amplio de todos: tiene imagen, sonido, música, actores… todo en uno. Dicho eso, tiene sus limitaciones. Hacer una película es caro y necesita un elevado número de colaboradores, lo que se traduce en la pérdida de ciertos elementos durante el proceso. En el cómic hay más libertad para experimentar y asumir riesgos.
D.F.- ¿Existe algún plan de futuro para adaptar esta historia al cine?
M.F. Wilson.- Sí, hay un proyecto, pero es complicado. He dedicado mucho tiempo a desarrollar la película de Negro Fluorescente con varios miembros de la industria cinematográfica. Hemos planteado un montón de ideas sobre cómo llevarla a cabo correctamente. Siempre he mantenido que tiene que conservar esa atmósfera extraña, es la característica principal de lo que hicimos (y de buena parte de la literatura biopunk de calidad). He escrito esquemas para dos libros o películas más. La idea original se ha convertido en una trilogía, de la que el primer libro es en realidad la segunda parte. También me gustaría ver un videojuego de Negro Fluorescente: he sido un jugador asiduo durante mucho tiempo y tengo algunas ideas únicas para este medio.
D.F.- Pese a que en España hemos conocido esta obra a través de un tomo integral, originalmente se publicó en las páginas de Heavy Metal. ¿Cómo afectó a vuestros planes el hecho de que Negro Fluorescente se serializara inicialmente en tres partes (entre 2008 y 2010)? ¿Tenías clara desde un primer momento la intención de recopilar las entregas en un único volumen?
MF. Wilson.- Hacerlo parte a parte hizo que el proceso fuese más abierto. Nos dio tiempo para volver a pensar la historia mientras seguíamos creándola. Al principio iba a constar de dos partes, pero la primera parte nos transmitía la impresión de estar demasiado comprimida. Después de concluir el primer comic, decidimos expandir la segunda parte en dos partes. Eso nos proporcionó mucho más tiempo para explorar el mundo y sus personajes.
Nathan Fox.- Exacto, llevamos a cabo las primeras 48 páginas y caímos en la cuenta de que el formato de Heavy Metal nos permitiría expandir los personajes y el mundo. La inclusión de un tercer ejemplar permitió que la historia se desarrollase a su propio ritmo. La presión de comprimir la historia en dos ejemplares de 48 páginas hubiese cambiado la narrativa por completo. Los tres ejemplares encajan mejor con el objetivo que andábamos buscando.
D.F.- ¿Qué papel desempeñó en el proyecto Kevin Eastman, Editor Jefe de la revista? Aparantemente, os ha proporcionado mucho apoyo durante la realización y promoción de la obra…
M.F.Wilson.- Kevin fue la primera persona con la que nos pusimos en contacto porque sabíamos que nos daría una libertad plena. Ese punto era el más importante para nosotros y el motivo por el que optamos por publicar con Heavy Metal. Podíamos elaborar todas las chorradas que tanto nos gustaban. Kevin también se mostró de acuerdo con publicar el cómic en un formato ampliado, lo cual era todo un detalle para Nathan, cuyo trabajo es muy detallado y luce mejor cuanto mayor es el tamaño. Heavy Metal ha hecho muchas cosas buenas por este cómic.
Nathan Fox.- Kevin nos dio una libertad increíble. Quería conservar la ultraviolencia y el sexo en la historia. Kevin dejó la puerta abierta para que pudiésemos mantenernos fieles a la visión original de Matt. Esa libertad nos permitió mostrar la horrible existencia de Max y Los Carniceros. La supervivencia en su mundo NO es bonita, y no era algo que pudiese suavizarse. Heavy Metal fue la única editorial que nos permitía mostrar todo ello de forma explícita.
D.F.- Entre los referentes ficcionales que se pueden llegar a intuir, no parece descabellada la mención a la obra de Aldous Huxley, Katsuhiro Otomo, William Gibson o Philip K. Dick, especialmente a determinados ingredientes en común, como el retrato de un futuro distópico, una segregación muy acusada en base a la definición de clases sociales, y la presencia de la tecnología gestionada por corporaciones, como agentes potenciadores de esas desigualdades sociales. ¿Estamos en lo cierto? ¿Qué otras influencias señalaríais como determinantes en vuestro proceso creativo?
M.F. Wilson.- Me encantan todos esos autores, así que estoy seguro de que algunos de ellos me ha influido. Sin embargo, creo que mi mayor influencia fue el libro Ribofunk, de Paul DiFillipo y todas las películas de terror venéreo de David Cronenberg. Ribofunk fue el primer libro que leí de género Biopunk. Y cuando digo Biopunk, a eso precisamente me refiero: es un género relativamente nuevo que está empezando a extender sus raíces por la literatura y el cine. Está lleno de sexo, sangre, tripas y fluidos corporales, como las primeras películas slasher. Y siempre tiene un elemento extraño. Es muy diferente a las obras de Gibson, Otomo y Dick, que generalmente se centraban en ordenadores de alta tecnología, robótica y realidad virtual. Nosotros no tenemos nada de eso: en Negro Fluorescente no hay un solo ordenador. Lo que tenemos en común con esos autores es el «punk». El movimiento punk siempre está inclinado hacia «mata a los ricos», «acaba con las corporaciones» y «destruye el sistema». Así que sí, diría que lo que más me influyó fue el componente «punk».
Nathan Fox.- Sí, Otomo siempre ha sido una gran influencia para mí a la hora de narrar y dibujar personajes. No hasta el punto de ser una influencia directa, sino más bien como una inspiración para la yuxtaposición de dos sociedades, la utópica y la distópica, que queríamos describir en el libro. Lo último que pretendía era rebajar la épica de Otomo, pues soy un gran fan de su trabajo. De hecho, hay un montón de homenajes a este autor ocultos en las viñetas. Sin embarco, la piedra angular de Negro Fluorescente era el elemento «punk». Matt me presentó muchas de sus influencias cinematográficas y musicales, ya que son una gran influencia a la hora de llevar a cabo la personalidad y diseño de los personajes. La mayoría de mis influencias artísticas vienen de los grabados, los cómics, las películas y la pintura. Yoshitoshi, Samura, Bernet, Caniff, Kubrik, Freud y Schiele se cuentan entre las influencias más importantes en cuanto a historia y dibujo. Los discos With Lasers de Bonde Do Rolê y Arular y Kala de M.I.A. han sido la banda sonora de la serie. Pero sí, ha sido ese elemento antisistema el que ha resultado más determinante en nuestra dirección e influencias. Añádele un montón de «punk» y el contexto biocientífico que está teniendo lugar en Malasia mientras hablamos y, ¡bum! Negro Fluorescente.
D.F.- Negro Fluorescente se adscribe vocacionalmente dentro del género “Biopunk”. ¿Hay alguna obra encuadrable dentro de este movimiento que os haya inspirado de forma especial?
M.F. Wilson.- Deja que te describa el Biopunk en imágenes. Una madre hurgando en un resbaladizo montón de tripas para encontrar el riñón que va a implantarle a su hijo. Un hombre inyectándose hormonas de rana y pez globo para detener el avance de un virus artificial que está infectando su cuerpo. Un transexual desarrollando nuevos genitales. Un roquero que ha personalizado su genoma para acabar cubierto en escamas de pez de la cabeza a los pies. Es raro. Es asqueroso. Es biológico. Es antinatural y natural al mismo tiempo.
Nathan Fox.- Hay un montón de arte relacionado con la ciencia ficción que podría indicar como referencia, pero nada específico o directo. El mejor ejemplo acerca de lo que imaginábamos o de nuestras aspiraciones puede resumirse en una pizca de tecnología del futuro que está desarrollándose ahora mismo, como los kits de secuenciación de ADN (1, 2 y 3).
D.F.- Pese a apreciarse la huella de los referentes comentados con anterioridad, en este caso se hace buena aquella frase según la cual “la realidad siempre supera a la ficción”, de forma que aunque estemos ante una obra de ciencia ficción que nos traslada al año 2085, esa “ficción” no es tan remota como puede parecer… ¿Cómo valoráis los avances en ciencia y tecnología, puestos en relación con las relaciones y los estatus sociales?
M.F. Wilson.- Creo que la ciencia siempre va a evolucionar. No puedes detener el progreso. Personalmente, creo que el ritmo acelerado del mundo está cambiando. Me encanta pensar sobre cómo será en 50 años. Al contrario que muchas otras personas, no me da miedo experimentar con los genes, las células madre y la clonación. Yo propongo que acabemos con las vacas sagradas. Quiero empezar a ver clonaciones, bio-arte y cepas artificiales. Quiero decir, es cuestión de tiempo que ocurra. Si no lo hacen los buenos, lo harán los malos. Creo que siempre será mejor que se lleve a cabo de forma regulada y legal a que tenga lugar en la sombra.
Nathan Fox.- Yo no las tengo todas conmigo con respecto a la dirección de la ciencia genética; este mundo no es perfecto y los errores humanos son de lo más habituales. Dicho esto, estoy a favor de los avances en genética y biología. Mi única esperanza es que algunas vacas sagradas sobrevivan, al menos en cuanto a su impacto social en el modo de vida de futuras generaciones: que dispongan de una biología y comida sanas, de salud y medicinas, que los desarrollos medioambientales sigan su curso, etc. Me gustaría que cayesen algunas barreras y que la ciencia alcanzase nuevas cotas de desarrollo… no hay forma de evitar el creciente papel de la tecnología en la sociedad. Ya lo estamos viviendo. Ordenadores del tamaño de teléfonos, kits genéticos, etc. No hay modo de saber hasta dónde va a llegar, así que con un poco de civismo y precaución y mucho apoyo, la genética y la ciencia seguirán evolucionando y acelerando su desarrollo. Alguien guiará al resto, espero que con transparencia y humanidad…
D.F.- Uno de los elementos que destaca de forma decisiva es la elección de Singapur como emplazamiento, hasta el punto de que, por sus peculiaridades, se convierte en un personaje más de la historia: es uno de los principales centros financieros del mundo, tiene un clima tropical, se trata del segundo país con mayor densidad de población, tiene una gran diversidad étnica y lingüística, y ha dado lugar a la construcción de Biopolis, toda una ciudad dedicada por entero a la investigación de ciencias biomédicas… ¿Cómo elegisteis Singapur como escenario de esta historia y de qué forma vivisteis el proceso de documentación, teniendo en cuenta los sorprendentes que contrastes de este país?
M.F. Wilson.- Tienes toda la razón. Singapur es un personaje del cómic. En muchos casos, diría que es el personaje principal. Tuve suerte y caí en la cuenta de que quería que fuese el escenario de la historia en una etapa muy temprana del desarrollo conceptual. Quería un entorno cálido para la historia. No quería el mundo oscuro y lluvioso que tanto abunda en las películas y libros de ciencia ficción. Buscaba un lugar en el Ecuador y, ¡toma! Ahí estaba, justo en la línea. Mientras investigaba, descubrí acerca de la Biopolis y sus políticas sociales y concluí que sería un escenario excepcional para lo que quería contar.
Nathan Fox.- Estoy completamente de acuerdo… era y sigue siendo la ambientación perfecta. Encaja con el biopunk como un guante. Jeromy Cox acertó de pleno con el tono, el color y la intensidad de lo que andábamos buscando con su colaboración. Investigué a fondo para mantenerme fiel a las ciudades y la cultura que hubiese existido cuando la Biopolis puso su utopía en marcha y Anga empezó su carrera como joven científico. El papel de Singapur como personaje y referencia directa es clave. Como turista e investigador de sofá que soy, me informé sobre la ciudad hasta convertirla en un personaje que llegó a Negro Fluorescente a nuevas cotas. El hecho de que este lugar exista es lo que hace que la serie tenga un componente de terror al mismo tiempo que de ciencia ficción. Ojalá hubiese podido visitarla e investigarla en persona. Quién sabe si uno de estos días… Estoy seguro de que me motivará a redibujar y editarlo todo. No hay nada peor que no experimentar en persona un lugar real que quieres ilustrar. Solo espero haberles hecho justicia a la ciudad y la cultura que acoge en la serie.
D.F.- Además de su vertiente puramente lúdica y de las dosis de acción, violencia e intriga que atesora, Negro Fluorescente pone sobre la mesa un buen montón de interesantes temas sobre los cuales reflexionar: disputas territoriales, salud pública, tráfico de órganos, clonación, patentes tecnológicas, modificaciones corporales, bio-arte… ¿Surgió primero la trama principal (la figura de Max, Nina y el resto de protagonistas), y posteriormente la enriquecisteis con todas estas reflexiones, o el proceso se produjo de forma inversa?
M.F. Wilson.- La verdad es que fue justo lo contrario. Quería explorar estos temas y lo primero que hice fue elaborar el entorno y después, el guión. Una vez supe que tendría lugar en Singapur, un montón de temas empezaron a tomar forma y empecé a arrojar ideas sobre posibles guiones que tendrían lugar en ese escenario. Me parecía apropiado escribir una historia de amor en un mundo dividido por clases y a nivel genético. Nunca había leído algo así, de modo que me resultó muy fresco. Luego, a medida que el guión se desarrollaba, los personajes empezaron a cobrar vida.
D.F.- En cuanto al aspecto gráfico, resulta particularmente impactante por su densidad, suciedad y luminosidad… en una aproximación que quizás es más continuista con el estilo empleado en DMZ que en otros proyectos en los que has participado… ¿Cómo determinaste la línea artística a emplear para aproximarte a esta Singapur hipotética de 2085?
Nathan Fox.- El guión de Matt determinó en buena parte el tono y los detalles de las escenas, así como los diseños de personajes. Sus guiones y esbozos eran increíbles y las ubicaciones y barrios eran de gran ayuda a la hora de perfilar la imagen que transmitiría este mundo. Jeromy y yo queríamos mantener aquel color ácido y saturado que vimos en la paleta de color cuando investigamos sobre Singapur y Johor Bahru. Tras zambullirnos en aquella investigación y en nuestra propia imaginación, acabamos desarrollando colores y texturas extremos para el cómic. Matt quería que el lector se sintiese atrapado en cada viñeta, que no tuviese modo de escapar de aquel mundo futurista imaginario y sus horrores. A nivel artístico, dado que el personaje no tiene modo de escapar del mundo que habita, quería que la historia causase un impacto y se quedase grabada en el lector a cada página, a cada viñeta. De modo que Matt y yo trabajamos para garantizar esa mecánica, ese atrapar al lector en cada viñeta, del mismo modo que los personajes se sienten atrapados en la lucha diaria que es su existencia. ¡No hay escapatoria!
D.F.- Imaginamos que te habrás documentado con fotografías del país en la actualidad, pero ¿qué referentes tomaste a la hora de definir los aspectos más futuristas de ese emplazamiento?
Nathan Fox.- Un montón de referencias fotográficas de la Biópolis, la auténtica ciudad de la ciencia que existe en Singapur. Me fijé en la arquitectura asiática, imaginé e investigué sobre su tecnología para luego retocar lo que ya había diseñado. Utilizo muchas referencias e intenté investigar todo lo posible antes de ponerme manos a la obra con un proyecto. La arquitectura conceptual y los diseños futuristas y experimentales jugaron un papel muy importante en mi visión de Singapur en 2085.
D.F.- Se intuye que la colaboración con el colorista Jeromy Cox habrá resultado muy estrecha. ¿Qué tipo de indicaciones hiciste y qué factores tuvisteis en cuenta a la hora de determinar la paleta de colores?
Nathan Fox.- Colaborar con Jeromy siempre es increíble y fue nuestra primera opción de cada al cómic, de cabeza. En cuanto empezamos a investigar de cara a la serie y a hablar del color, la investigación y nuestras propias paletas experimentales de color se sincronizaron en el cómic y en el enfoque que queríamos darle. Jeromy es un colorista experimentado en el medio, pero también es un artista talentoso y visionario. No había normas: era todo ensayo y experimentación. La visión de Matt era extrema. Mi imaginación de lo que podíamos llevar a cabo era demencial y Jeromy consiguió que todo aquello cobrase vida. Fue una experiencia alucinante, un proceso en el que me gustaría volver a colaborar. Insufló vida al cómic, le hizo respirar. No podría estar más orgulloso de este proyecto.
D.F.- La presentación del tomo recopilatorio resulta realmente atractiva, con la inclusión de una interesante introducción, extras en forma de mapas y pin-ups, y un diseño muy cuidado por cuenta del estudio 1Trick Pony. ¿Dejasteis este diseño totalmente en manos de Patrick Macomber, Isaac Klein y Ron Batchelor o tenías una idea clara que les trasladasteis? ¿Cómo surgió la participación de autores como Becky Cloonan, Tim Bradstreet o Guy Davis en la galería de ilustraciones?
M.F. Wilson.- Nathan y yo especulamos sobre qué aspecto tendrían los diferentes personajes y ubicaciones a través de los ojos de otro dibujante. Nos pusimos en contacto con nuestros amigos dibujantes y les preguntamos si querrían hacer una pin-up. Fue un experimento divertido para todos comprobar las distintas perspectivas con respecto a los personajes, sobre todo si tenemos en cuenta lo específica que era nuestra visión de estos. Pedimos a cada dibujante que escogiese a su personaje favorito y lo dibujase a su manera.
Nathan Fox.- El resultado de ver la nocela gráfica concluida supuso una inyección de humildad y asombro. 1TrickPony acertó de pleno con el diseño del cómic y dirigió el modo en el que se recopiló una vez terminada. Recibimos algunos comentarios y propusimos nuestra propia lista de deseos en cuanto a qué buscábamos en una novela gráfica terminada: ellos diseñaron el resto e insisto, dieron en el clavo. En cuanto al contenido adicional, estábamos muy contentos de disponer de espacio adicional en la edición recopilada para así incluir páginas adicionales a la historia y así expandir el mundo un poco más, añadir pin-ups, un glosario, un mapa… como si estuviésemos creando un documental. De este modo, el lector no solo conecta con la historia sino que comprende el lenguaje, la cultura y la topografía del mundo que estamos ilustrando. Los chicos de 1TrickPony dieron lo mejor de sí mismos y eso se nota en el resultado.
D.F.- Ya para finalizar, nos gustaría preguntaros acerca de los proyectos presentes y de futuro en los que estáis involucrados, y también por si existe la posibilidad de que algún día regreséis a la Singapur de 2085…
M.F.Wilson.- Quiero hacer otro cómic. Ya hemos hablado de ello. Está parcialmente escrito. Pero tenemos que encontrar el modo de sacar algo de tiempo. En cuanto a mí, estoy concluyendo un corto de ciencia ficción llamado The Final Momentsof Karl Brandt, con Paul Reubens y Janina Gavankar. También tengo una nueva serie de televisión que estoy llevando a cabo llamado Capital, que describiría como una historia mitológica y moderna totalmente retorcida. Por lo demás, sigo yendo a conciertos de música punk y a convenciones de ciencia ficción y terror, intento divertirme.
Nathan Fox.- En lo que respecta a Negro Fluorescente, creo que salta a la vista que solo hemos empezado a arañar la superficie de este mundo y que nos encantaría continuar con la serie. Matt tiene otros proyectos y guiones en los que mataría por trabajar en un futuro. Desde que se publicó el cómic ambos hemos estado ocupados con otros proyectos. Ahora mismo estoy trabajando en una novela gráfica adolescente para Scholastic y trabajo como dibujante regular en Haunt, escrita por Joe Casey y Todd McFarlane para Image. En cuanto tengamos la oportunidad de rascar algo de tiempo en un futuro próximo, apuesto a que Anja, Nina y Max regresarán por todo lo alto y nos pondremos a trabajar en nuevos cómics. Los guiones de Matt son demasiado buenos como para permanecer quietos mucho tiempo… ¡así que al loro!
D.F.- Nada más por nuestra parte; tan solo desearos la mejor de las suertes y agradeceros el tiempo que nos habéis dedicado.
M.F. Wilson.- Solo quiero decir que me encanta España y que todos nuestros amigos españoles están como locos por leer el cómic en su lengua natal. Quizá nuestro próximo mundo de ciencia ficción tenga lugar en Barcelona. ¡Gracias!
Nathan Fox.- Muchas gracias para ti también. Me muero de ganas por visitar España de una vez y estoy ansioso por ver la edición española de Negro Fluorescente. Muchas gracias a los lectores y todos los que nos apoyan desde España, tanto aficionados como editoriales. Buena suerte con todo, seguimos en contacto.
Pues como comentaba esta mañana en el post sobre las novedades del mes, las disopías son unas de mis debilidades, y me encantaría leer este tomo… Pero es que a 30€, por muy buena que sea la edición que no lo dudo, es difícil arriesgarse, más en estos momentos. Por lo que con mucha pena, es otra más de mi wishlist que se queda en la estantería de la tienda. 🙁
Muy buena entrevista chicos. 😉
Coincido con el comentario anterior. Me encanta la temática cyberpunk desde que leí a tierna edad Neuromante y Conde Cero y hojeé el tomo en FNAC y tiene una pintaza. Pero a ese precio no hay manera de arriesgarse (por lo menos, cuando uno ya no es soltero y tiene gata y perro y una hipoteca)…