Edición original: Seirinkogeisha.
Edición nacional/ España: Otakuland.
Guión: Suehiro Maruo.
Dibujo: Suehiro Maruo.
Formato:Tomo B6, rústica (tapa blanda), 350 páginas en B/N.
Precio: 9 €.
Todas las obras de Suehiro Maruo oscilan entre dos grandes temas: el sobrenatural inexplicable, donde aprovecha el uso de todo su catálogo simbólico, desde su heredada influencia del budismo y sintoísmo, donde explota su lado más místico; hasta su influencia cultural de autores tan destacados como David Lynch, Magritte o Dalí, para desarrollar elementos fantásticos; y el terror visual, representado por las más estéticas y grotescas imágenes de mutilaciones, asesinatos, violaciones y demás actos, que podríamos decir que pertenecen al territorio de la locura misma. Esto, unido a una ambientación anclada a un periodo muy concreto de la historia de Japón (podría ser en la era Taishō o en la era Shōwa), hace que se le considere por muchos el Marqués de Sade japonés. Pero este apelativo se queda corto si le comparamos con su homónimo occidental, o con otro escritor que generó polémica al presentar unos personajes de sexualidad desbordada como los de Leopold von Sacher-Masoch. Desde luego, los tres trabajaron el erotismo y la sexualidad como eje central de sus obras, pero Maruo va más allá, no solo ofrece al lector saciar su morbo, sino que les muestra una visión estética del vicio y la violencia, haciendo dudar a quien mira. ¿Algo tan bello, no puede ser malo, no?
Esta recopilación de historias cortas empieza con Hasta la vista, Showa, una metáfora donde Maruo personifica tres eras de Japón (Meiji, Taishō y Shōwa) en tres hermanos que esperan que nazca su nuevo pariente del vientre de su madre que lleva más de 40 años gestándolo. La espera, generará que cada uno de los hermanos, muestre realmente lo que es. El siguiente relato es Hormigas eléctricas, donde un hikikomori hipersensible a los sonidos tratará de evadirse, pero en su esfuerzo por evitarlos, no hará otra cosa que despertar a un fantasma que no parará de atormentarle. ¡Banzai a la muerte!, cuenta la historia de un desertor que abandona el campo de batalla cuando es sorprendido por su superior, y aunque los dos tengan distintos conceptos del honor, a los dos les llegará el mismo final. Le sigue N-Rin-Ichig-, una historia de fetichismo, bondage, violaciones y traición sentimental, que acabará con una inesperada y conceptual asfixia vaginal. Después encontramos la historia de El chico serpiente, que mezcla canibalismo y amor al estilo Issei Sagawa: “El beso, es el primer acto de canibalismo”. Pécora, es una trilogía donde Maruo cambia de registro y se pasa al humor. Cuenta las andanzas de una adolescente que se dedica a hacer el mal y evade sus consecuencias al aparentar una personalidad dulce y frágil. Carcajada tras carcajada y burrada tras burrada, de las historias menos maruistas pero de las más entretenidas. El relato que le continúa es Estudiantes de tercero de bachillerato, una historia en la línea cómica de la anterior, donde se nos plantea las dudas y miedos que tiene un adolescente de contarle a la chica que le gusta que tiene doble pene (difalia). Shonen Gaho es una historia homenaje a la editorial Shonen Gahosha sobre un niño traumado, que relacionará el sabor de la leche en polvo con los abusos de sus compañeros, el sexo entre sus padres y las películas de terror. Le continua Bad, donde un Michael Jackson speedico se dedicará a pegar a la gente y bailar hasta explotar, literalmente. Le continúan varias historias muy cortas, algunas sobre leprosos, otras sobre pedófilos sádicos, sobre intentos frustrados de asesinato, sobre pornografía nazi, hasta una historia vanguardísta sobre androides con tintes de ciencia ficción apocalíptica. Como broche final, Maruo nos sorprende con una historia encuadrada en el género de la metaficción historiográfica, sobre qué hubiera pasado si Japón hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial. Aunque destila frustración y rencor por todos lados, es la historia más larga y mejor construida de toda la recopilación, y se llama El planeta de los japos.
Estas historias son Maruo concentrado, los temas siguen siendo extremadamente explícitos y violentos, llenos de personajes grotescos y situaciones desagradables y morbosas. El dibujo es menos trabajado y estético que en otras obras, y contiene unos argumentos menos elaborados que tienden más al puro morbo que a la estética de lo grotesco y a la profundidad de la locura. No decepcionará a los amantes de la sangre, pero cansará a quien busque una idea más elaborada y trabajada. Aún así, es Suehiro Maruo, y siempre merece la pena acercarse para saber qué tiene que decir este guía de los avernos mentales, que confirma, que la ficción siempre supera a la realidad.
Guión - 7
Dibujo - 9
Interés - 7.5
7.8
No decepcionará a los amantes de la sangre, pero cansará a quien busque una idea más elaborada y trabajada.
ufff,este tio tiene una obsesion malsana por los ojos,da mal royo